Nuestros hermanos de Villavicencio se suman a esta hermosa iniciativa de felicitar la Pascua

Queridos amigos: ¡Feliz Pascua de Resurrección!

Ha terminado la Semana Santa llena de celebraciones y emociones y ahora nos queda una pregunta ¿Será que sentimos a Cristo Resucitado en nuestros corazones o todo esto solo ha sido una simple llamarada pasajera?

La Semana Santa en Villavicencio ha sido preciosa. El Domingo de Ramos, después de la tradicional procesión nos fuimos al colegio de la Salle a celebrar con los jóvenes de la Arquidiócesis la Jornada Mundial de la Juventud, nos emocionó ver a tantos jóvenes que comparten nuestra misma fe, cantamos, bailamos y recochamos, todo lo que quisimos.

Del Lunes al Miércoles Santo realizamos las Pascuas Infantil y Juvenil. Un grupo de jóvenes organizaron la pascua infantil por las mañanas a la que asistieron unos 60 niños y por la tarde celebrábamos la Pascua los jóvenes, un grupo de 30, con dinámicas muy bonitas.

En esos días aprovechamos también para preparar distintas dinámicas y dramatizaciones que nos iban a servir para animar el Triduo Pascual en la parroquia.

El Jueves Santo estuvimos desde las 6 a las 12 p.m. en la Hora Santa y los jóvenes nos sorprendieron con una dramatización con sombras chinescas.

El Viernes Santo recorrimos las calles de la parroquia celebrando el Viacrucis  en medio de un severo aguacero que nos recordó las dificultades que tuvo que pasar Jesús en su pasión y las cruces que cargan tantas personas de nuestra parroquia. Por la noche hicimos otra procesión en la que recordamos las Siete Palabras de Jesús en la cruz y estuvimos hasta las 11 de la noche velando el Santo Sepulcro en la casa pavoniana.

El sábado madrugamos a las 5,30 a.m. para hacer el Rosario de la Soledad y estuvimos todo el día preparando la Vigilia Pascual. Fue muy bonita y significativa la representación del fuego que realizaron los jóvenes y el coro infantil parroquial pudo estrenar sus ponchos.

Para reconocer el buen trabajo y colaboración de todos, el domingo por la noche nos reunimos en la casa pavoniana todos los que habíamos colaborado en la Pascua, cantamos, recochamos  y tomamos un rico salpicón con jugo de mango natural. ¡Uhmm, que envidia!

Como chisme les contamos que el padrecito Vittorio terminó muy contento aunque bastante afónico por la emoción y el aguacero, pero ya casi está recuperado. Les manda un saludo en el lenguaje de los sordomudos (felipacua).