Breve crónica de la celebración de la Fiesta de la Inmaculada en Albacete

La fiesta terminó ayer bastante tarde, aunque comenzó el 30 de noviembre con la novena de la Inmaculada. Han participado en ella, junto a los religiosos, un grupo de laicos todos los días, y en tres ocasiones, nos hemos reunido todo el núcleo, una vez con el grupo Saiano.

Han sido unos días intensos para renovar la propia vocación y el don que Dios hizo a nuestra familia en la persona del beato Ludovico Pavoni. Durante la novena hemos cantado, hemos compartido y hemos rezado por todas las comunidades y núcleos de la Provincia y de la Congregación, en torno al icono de Caná, que desde el 38º Capítulo general acompaña a todas nuestras comunidades.

El día 5 tuvimos el retiro, dirigido por Manolo de Diego, sacerdote burgalés de Hontangas, incardinado desde hace muchos años en la diócesis de Albacete. El nos recordó lo que significa nuestra consagración y la importancia de las familias laicales en la Iglesia. El día 7, después de la novena, fuimos todos a la parroquia Espíritu Santo para preparar la "cuerva", las mesas, el local... y todos los detalles de la celebración del día siguiente.

El día 8, después de la comida fraterna el domingo con algunos sacerdotes cercanos, vinieron varios amigos, religiosos, conocidos... a tomar café a  casa, y a las 19 h. estábamos todos celebrando la eucaristía en la parroquia Espíritu Santo. Especialmente emotivo fue el momento de la renovación de votos y  promesas bautismales, en torno al altar del templo, y también el momento del ofertorio, en el que llevamos al altar entre cuatro una gran tela que representaba el manto de la Virgen, tan querido para Pavoni, y los símbolos que nos acompañaron durante la novena: la tinaja, el vino nuevo, la frase "haced lo que Él os diga" y el icono de Ludovico Pavoni.

Un recuerdo entrañable tuvo en varios momentos de la Eucaristía José Luis Jover, nuestro animador que nos dejó precisamente en la fiesta de Ludovico Pavoni. Creemos que desde el cielo también celebró esta fiesta de la Inmaculada, tan querida para él y para los suyos. Siempre nos decía José Luis que curiosa o providencialmente, llegó con su familia a Albacete un día de la Inmaculada.

Después de la eucaristía, un gran grupo de amigos, simpatizantes y feligreses, se acercó a los salones parroquiales para felicitar a laicos y religiosos en su profesión de fe. Despedimos así la celebración de la Inmaculada, pidiéndole a María que nos acompañe durante todos los días del año, y que nos haga vivir el espíritu de Caná.