¡¡¡Una final no se juega todos los días!!!!

LA GRAN FINAL

 

A final de temporada, cuando el balón deje de rodar por los campos de la vida, vendrá el Hijo del hombre con todo su equipo directivo. Entonces, todos nosotros, eso sí, cada uno enfundado con los colores de su equipo, nos reuniremos en torno a él. Será cuando de sus botas salga un excelente balón. Para unos será una hermosa asistencia que convertirán en el gol de sus vidas, mientras que para otros no será más que “una patata caliente” que pasará ante sus ojos sin poder hacer absolutamente nada

 

Será entonces cuando dirá a los primeros:

 

Entrad a por el gran trofeo de los campeones. Porque me visteis en el banquillo de los reservas con ganas de saltar al campo y “comerme el mundo,” y vosotros, sin informes, sin recomendaciones, sin apenas conocerme, me distéis una, dos, ciento de oportunidades; estaba fatigado, incapaz de aguantar los noventa minutos, y vosotros, en lugar de solicitar el cambio, duplicasteis el esfuerzo para cubrir mi zona, mientras yo reponía las fuerzas; venía de lejos, con pasaporte extracomunitario, y vosotros me hicisteis jurar ante vuestros corazones que no me preocupara, que de ahora en adelante sería uno más; estaba sin equipación, pululando sin sentido de un sitio para otro, y vosotros, con vuestro ejemplo y compañía, conseguisteis que sintiera vuestros colores; no pasé el reconocimiento médico, pues la vida me había lesionado en más de una ocasión, y vosotros esperasteis pacientemente a que me recuperara; descendí a segunda, porque mi vida y mi juego habían dejado de interesar, y vosotros bajasteis conmigo para, entre todos, intentar de nuevo el ascenso.

 

Después dirá a los otros:

 

Apartaos de mi equipo. Porque, sin apenas conocerme, me sentasteis en el banquillo y por mucho que me sacrifiqué en los entrenos de cada día, jamás me concedisteis una oportunidad; llevaba una temporada que no marcaba un gol ni al arco iris, y vosotros, con palmadita en el hombro incluida, me sacasteis de vuestro equipo y de vuestra vida; venía de muy lejos, y vosotros “hicisteis patria” dejándome una y otra vez en claro fuera de juego; no conocía a nadie y al intentar fichar por vuestro equipo os excusasteis alegando que el cupo estaba cerrado; me encontraba lesionado y rápidamente cubristeis mi ficha con otro compañero; descendí de categoría, y vosotros os olvidasteis de mi por completo.

 

Será entonces cuando unos y otros diremos: ¿ Y cuándo desplegamos ese juego del que nos estás hablando? Y él responderá: Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con alguno de vuestros compañeros más necesitados, conmigo lo hicisteis...

 

Y unos descenderán para siempre al infierno de la segunda, de la tercera o de la regional preferente, mientras que los otros jugarán eternamente en la élite del Reino de los Cielos.