Folklore, danza, canción y banderas de todos los países en esta IIIª edición

El pasado 25 de mayo, celebramos el día del Corpus Christi, un día en el que la Iglesia celebra el Día de Caridad. Con motivo de esta celebración, en la parroquia Espíritu Santo de Albacete venimos organizando un festival intercultural cuyo objetivo es vivir la diversidad como riqueza y la interculturalidad como signo de los tiempos y don de Dios.

Por la mañana celebramos la eucaristía con exposición y danza de los niños bolivianos ante el Santísimo. Interpretaron un hermoso taquirari, descazos e inclinándose hacia el Señor. Como puede verse en las fotografías, fueron numerosos los fieles que llenaron nuestro templo en esa mañana.

Por la tarde, a las 17,30 h. (más bien a las 18 h.) comenzó el IIIº Festival Intercultural, y esta vez, como no cabíamos en el patio de la parroquia, nos lanzamos a la calle peatonal Doctor Fleming, con los permisos pertinentes, para celebrar este Día de Caridad. El Ayuntamiento nos cedió 400 sillas que se llenaron todas, las vallas, y también nos ha pagado la megafonía. Así entre cuecas, canciones, chacareras... danzas típicas de Perú, Bolivia, Paraguay... las manchegas y las sevillanas, pasamos la tarde. A eso de las 19,30 h. comenzó a llover y hubo que suspender el festival, quedando algunos números para otra ocasión. Fueron varios los grupos que decidieron bailar bajo la lluvia. Era una imagen hermosa. Toda la gente con paraguas y bajo los balcones de la calle, la lluvia cayendo y los danzantes sin parar, descalzos, empapados... pero siempre animando. No contentos con el fin de fiesta, un gran número de participantes se refugiaron en los locales de la parroquia, en la misma calle Dr. Fleming y continuaron la fiesta, disfrutando de la cuerva (¡unos 200 litros!), de la compañía y del cante. También se sumaron los africanos del grupo Diakitilla Loló, de Mali, Senegal y Camerún, que tocaron percusión hasta las 23,30 h.

Toda una experiencia de encuentro, de diversidad, que es riqueza para todos nosotros y para toda la parroquia Espíritu Santo en la que trabajamos. Al acabar la fiesta, me decía un senegalés, que en su país la lluvia es bendición, y significa que a Dios le gusta lo que estamos haciendo. Sin duda, pensé yo.