La comunidad de Filipinas alquila nueva casa en Quezon City. Tomamos estas notas del diario de Odair

El día 1 de marzo, a las 7 de la mañana, dejamos la casa de los Rogacionistas. Una hora después nos adentramos en nuestra primera casa de alquiler. Acaba así un largo período de vida ‘nómada’.

¿Cómo describir la emoción de ese momento? El día 28 de mayo de 2007, dejé la comunidad religiosa que consideraba “mi casa”. Desde entonces vivo de la hospitalidad de los demás. Inicialmente mis familiares, después las comunidades pavonianas de Brasil, Italia y España. Por fin los Rogacionistas de Filipinas. Todos me han ofrecido ciertamente, lo mejor que tenían. Y muchas veces he sido muy perezoso. Con todo, es inherente a la condición de huésped, una cierta incomodidad. La situación ha durado 9 meses (¡el tiempo de una gestación!), y ha producido cierto desgaste. El camino ha sido hecho con panes ácimos. No ha habido tiempo para nada. Cuando finalmente hemos visto la posibilidad de un cambio a una casa independiente, hemos salido inmediatamente. Salimos sin desayunar, llevando nuestras cosas personales a una casa inmunda y sin agua. Había unas pocas bombillas. Como muebles, apenas unos armarios empotrados. No obstante brillaba en nosotros el entusiasmo y la esperanza. Estábamos dispuestos a dormir al raso, pero no llegamos a tanto. La Providencia respondió a nuestra búsqueda, y así, en ese día, tuvimos generosa comida, cama y los muebles necesarios para pasar la noche. Por la tarde el agua fue conectada, compramos algunas cosas y comenzamos con la limpieza y el orden.

No es precisamente la casa que deseábamos adquirir, pero es un lugar apropiado donde podemos comenzar una organización autónoma y tener un poco de comodidad. Finalmente pudimos deshacer las maletas, sacar del plástico a Santa Teresita y a Fray Galväo, colocar las camisas en perchas, y lo que es más importante: decretar pena de muerte a quien ponga azúcar en las comidas, cadena perpetua para quien ponga ajo en lo dulce, y declarar calamidad pública cuando nos falte leche, pan y café cada mañana. Ahora tenemos libertad para invitar a un amigo a tomar café.

Nuestro empeño por adaptar la casa a nuestras necesidades y por afrontar la realidad social y eclesial, va adelante, contando con el apoyo de personas muy queridas, religiosas y laicos, cuyos nombres no menciono, pero que ciertamente están escritos en el libro de la Vida.

Nuestros primeros pasos están marcados por el optimismo, por la esperanza y el entusiasmo. Todo está funcionando bien.

Os pido que invoquéis la bendición de Dios para esta nueva etapa de inserción en Filipinas. ¡Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor! ¡Qué alivio cuando concluimos: vamos a nuestra casa!

La nueva dirección es:

Sons of Mary Immaculate – Pavonians

7 Sarangaya Street, White Plains, 1110 Quezon City
Philippines
Tel: (63) 024375690