Sobre el capítulo general y nuestra pertenencia a la Iglesia

Queridos hermanos, religiosos y laicos de la Familia pavoniana:

Estamos viviendo el tiempo de preparación al Capítulo general. Espero que religiosos y laicos estéis reflexionando sobre los temas que ocuparán nuestras sesiones capitulares y que fueron enviados y compartidos en las comunidades en su día. Espero, asimismo, que todos estemos rezando por el Capítulo con las oraciones que fueron enviadas en su día.

Sigo compartiendo con vosotros algunas reflexiones sobre los temas capitulares: pienso que  pueden ayudar a sensibilizarnos y a vivir en este clima precapitular. Por otra parte, el Capítulo, como ya hemos repetido otras veces, se celebrará durante el año del bicentenario del nacimiento del Instituto de San Bernabé. En San Bernabé descubrimos a San Ludovico Pavoni en misión con los laicos; ellos son también artífices de ese proyecto que él sintió “como dictado por el cielo”. Los laicos (maestros de taller) eran parte fundamental de la familia de S. Bernabé. A través de ellos también nos ha llegado el carisma a nosotros, religiosos y laicos fraternalmente unidos.

Sabemos también que, como rector de la Iglesia de S. Bernabé, puso mucho esmero y recursos económicos para restaurarla, puso mucho celo en cuidar la liturgia, la catequesis, la confesión, etc. Era una Iglesia abierta a la gente de fuera; esto, según escribe el p. Giuliano Bertoldi en el libro: “Experiencia apostólica de Ludovico Pavoni”, ayudaba a que la formación religiosa ofrecida en S. Bernabé no fuese “una dimensión exclusiva de la vida interna del Instituto, sino que asumía una fisonomía más abierta: es una dimensión de la vida humana, porque es vivida con los muchachos del Oratorio y con la gente que frecuentaba la Iglesia pública; es una experiencia de inserción en la realidad viva de la Iglesia” (E.A.L.P 106)

 

Camino con los laicos

La idea de la Familia pavoniana, religiosos y laicos fraternalmente unidos, no es una realidad cerrada, reductiva ni selectiva; es una realidad abierta: a ella pertenecen los religiosos y todos los laicos que conocen al Fundador, o por cualquier motivo entran en contacto con la espiritualidad y el carisma pavoniano.

Es un hecho que, en la actualidad, nuestra misión la realizamos religiosos y laicos. Todas nuestras actividades cuentan con la presencia de laicos, con mayor o menor implicación. Muchas de nuestras actividades son coordinadas por laicos, en muchos casos son los laicos los que están en contacto directo con nuestros muchachos y jóvenes, y tenemos actividades que se llevan a cabo impregnadas del carisma pavoniano, incluso sin la presencia física de los religiosos. Es evidente que de alguna forma estamos haciendo “misión compartida”. Necesitamos entender y profundizar esta realidad: ni los religiosos ni los laicos somos simples colaboradores, tampoco simple mano de obra. Todos, religiosos y laicos, somos responsables de la misión que debe ser realizada con el corazón de Pavoni. En S. Bernabé, los más importantes eran los muchachos; así es en nuestras actividades, donde juntos, religiosos y laicos, tenemos la misma meta: ayudar a los muchachos y jóvenes a mirar su futuro con esperanza, a vivir con dignidad. Nosotros somos las manos y el corazón de Pavoni, que también hoy sigue diciéndoles: “levántate”, vive, tienes futuro, tú eres el futuro. Todo esto lo hacemos a través de la educación, de una presencia en medio de ellos, que será significativa si la hacemos juntos, unidos por el carisma pavoniano, si somos capaces de asumir el estilo y el método educativo de Pavoni, si somos capaces de proyectar y evaluar juntos, movidos por el bien de los muchachos y no por intereses personales o afán de protagonismo inútil. Es necesario que todos juntos profundicemos en el carisma, que hagamos un camino carismático juntos, que adquiramos las actitudes y sentimientos de nuestro Fundador; sólo así nuestras actividades encarnarán en el hoy el carisma recibido. Nos debe animar, no la supervivencia de la Congregación, sino la certeza de que nuestro carisma sigue siendo necesario para los muchachos y jóvenes de nuestro tiempo. Nosotros, religiosos y laicos, damos futuro a nuestro carisma para el bien de nuestra sociedad. Todos los cristianos, sean religiosos o no, estamos llamados a poner en práctica el evangelio. Nosotros pavonianos, religiosos y laicos, lo hacemos a través de nuestro carisma, ésta es nuestra aportación en la construcción del Reino de Dios.

 

Juntos como Iglesia

A partir del Concilio Vaticano II hemos tomado conciencia, con mayor claridad, de que la vida religiosa y los diferentes carismas suscitados por el Espíritu son una riqueza para la Iglesia; a través de ellos, la Iglesia se hace presente en el mundo como comunidad de fe, que tiene como misión hacer visible el Reino ya presente, instaurado por Jesús de Nazaret. Nuestra familia, a través del carisma pavoniano, aporta su granito de arena en la misión de la Iglesia.  Creo que el Capítulo debe ayudar a toda la Familia pavoniana a concienciarse y profundizar en algunos aspectos importantes en este sentido:

  • El Capítulo no es un acontecimiento privado, que sólo nos compete a los miembros del Instituto. Es un acontecimiento eclesial que interesa a toda la comunidad eclesial;
  • Para nosotros el Capítulo es la ocasión propicia para hacernos conscientes de nuestras conexiones con la Iglesia, en cuya misión desempeñamos una parte, y también dentro del mundo al que fuimos enviados por Jesucristo;
  • Nuestra familia, y también el Capítulo, no pueden decir “somos la Iglesia”, pero sí “¡somos Iglesia!”;
  • El carisma no nos ha sido “dado”, sino “confiado”. Destinataria del carisma es la Madre Iglesia. No tenemos derecho de propiedad exclusiva sobre el don: pertenece a todo el pueblo de Dios. A nosotros, como Familia pavoniana, nos cabe la responsabilidad de ser los guardianes, pero no los propietarios del carisma;
  • El pueblo de Dios tiene el derecho y el deber de vigilar esta parte de su patrimonio, ejercidos a través de la jerarquía de la Iglesia;
  • Los miembros del pueblo de Dios tienen derecho a compartir el carisma, la misión, la espiritualidad, si se sienten llamados a ello;
  • Es verdad que a veces se nos tacha de estar realizando el proyecto de “una iglesia paralela”. No es verdad. La nueva eclesialidad nos habla de una globalización del carisma y de la espiritualidad.

Es muy importante que nos sintamos Iglesia, que caminemos como Iglesia, con y como pueblo de Dios peregrino en esta tierra. Animo a todos, religiosos y laicos, a sentirnos unidos a la Iglesia universal, atentos a sus indicaciones y magisterio, sensibilizados con su misión en el mundo, sintiéndonos siempre parte viva de esta Iglesia misionera y en salida. Animo a que participemos activamente en las iniciativas de la Iglesia diocesana, que estemos atentos a las indicaciones de sus pastores y a la misión que realiza en su territorio. Animo también a hacernos visibles en la Iglesia local, participando activamente en su vida y poniéndonos nosotros y nuestros espacios a disposición de la misma. Todo esto será expresión de una comunión que se hace misión a favor de los que nos rodean. En la actualidad estamos animando diversas parroquias, algunas son de nuestra propiedad y otras son propiedad de la diócesis: sea como fuere, forman parte de la Iglesia diocesana en misión. Todas ellas son encomendadas a la comunidad y, aunque tengan al frente unos responsables (párroco, vicario parroquial, etc.) que son nombrados por el Obispo diocesano, la titular es la comunidad religiosa, es una actividad más de la comunidad. Toda la comunidad debe hacerse visible en la comunidad parroquial, que debe sentir que detrás de cada responsable está siempre una comunidad. Todo esto contribuye a acrecentar en nosotros el sentido de pertenencia a la Iglesia local y, al mismo tiempo, la comunidad se convierte en un testimonio de comunión para todo el pueblo de Dios.

 

Me alegra comunicar a todos que, el p. José Rinaldi  superior de la comunidad pavoniana de Brasilia y director del CEALP, el día 23 de abril fue nombrado Caballero de la Orden de la Estrella de Italia por su trabajo a favor de los muchachos y jóvenes sordos. Es un reconocimiento a él, a todos los que con él trabajan en este centro y a toda la Familia pavoniana de Brasil.

Ha nacido en Monza la iniciativa: “insieme”, coordinada por el superior de la comunidad pavoniana, p. Dario. Es una iniciativa de solidaridad dedicada a dar alimentos a las personas que están atravesando dificultades económicas. Desde aquí agradecemos esta iniciativa y a las personas que con sus donativos la hacen posible.

 

Agenda del mes de mayo

  • 19: Comienzo de la novena a S. Ludovico Pavoni;
  • 22: 24 horas de adoración ininterrumpida (mando esquema de horario);
  • 28: Fiesta litúrgica de nuestro fundador, S. Ludovico Pavoni;
  • 28: En nuestra parroquia de Antipolo (Filipinas), será ordenado sacerdote nuestro hermano Ziad. Recemos por él y por su perseverancia y fidelidad;
  • Durante la segunda quincena de este mes, y si las condiciones de la pandemia lo permiten, visitaré las comunidades de Brasil.

 

El mes de mayo está dedicado a María. Pongamos el camino de nuestra familia bajo su manto y bajo la protección de San Ludovico Pavoni.

Un abrazo fraterno y siempre agradecido

                                                                                  Ricardo Pinilla Collantes

Tradate, 30 de abril de 2021