Ante la debilidad, vivir de forma significativa

Queridos hermanos, religiosos y laicos de la Familia pavoniana:

Escribo esta carta desde Brasil, donde me encuentro visitando las realidades pavonianas de esta provincia.

Comenzamos el mes de noviembre con la celebración de la Solemnidad de todos los Santos. Esta celebración nos recuerda la vocación a la santidad a la que todos estamos llamados. Gaudete ed esultate” nos alienta a ser santos en la vida cotidiana, y a ayudarnos recíprocamente a ser santos y significativos para los hermanos y hermanas que encontramos en nuestro caminar.

Celebramos también el día de todos los difuntos, recordamos a todos los pavonianos, familiares y amigos que nos han precedido en el camino de la fe y que, a través de su ejemplo de vida, están cerca de Dios y son intercesores de toda nuestra familia. Recordamos también a todas las personas que mueren a causa del egoísmo y la avaricia de los hombres, a tantos que mueren de manera injusta y a tantas muertes inútiles que esta sociedad produce.

Esta carta va a ser breve, debido a que ya están en las comunidades los materiales de preparación del Capítulo general y, por tanto, tenemos muchos puntos sobre los que reflexionar y profundizar juntos. Pido a todos, religiosos y laicos, implicarse en este camino de preparación, de manera que el Capítulo pueda reflexionar y dar orientaciones concretas sobre los temas que nos interesan a todos.

Al final, se trata de aprender a vivir y ser significativos en este mundo actual, a través de nuestro testimonio de vida y de nuestro carisma. Debemos descubrir cómo ser significativos partiendo de la minoridad, de la debilidad y pequeñez de nuestros recursos.

Vivimos en un mundo marcado por una situación permanente de debilidad, de inseguridad, con una economía que no pone en el centro la persona sino el dinero, creando así más descartados, y haciendo que las diferencias entre ricos y pobres sean cada vez mayores. Un mundo muy plural, donde la propuesta Cristiana es una de tantas y no puede pretender tener la última palabra en todo. Estamos llamados a ser fermento en medio de la masa. Un  mundo donde el trabajo para los jóvenes es un bien escaso, y donde el futuro se les presenta, más que como oportunidad, como amenaza. Un mundo que tantas veces está sordo ante el grito de la madre tierra y de los pobres. Un mundo donde se está transformando y generalizando el fenómeno de la inmigración. Un mundo profundamente comunicado y, al mismo tiempo, distanciado. Es en este mundo donde debemos ser significativos e interpelantes. ¿Cómo?

-          Siendo hombres y mujeres de Dios. Siendo profundamente místicos, con una gran confianza en Dios y en sus designios;

-          Volviendo a los orígenes. Nuestro Padre Fundador era uno solo, con muy pocos recursos y muchas incomprensiones, pero, con fe y confianza en la Providencia y poniendo manos a la obra, puso en pie un proyecto que dura hasta nuestros días;

-          Testigos de la alegría de la propia vocación. Orgullosos de haber sido llamados a vivir como pavonianos nuestra misión en la Iglesia y en el mundo. No siendo personas que sobreviven, sino que viven gozosos;

-          Siendo coherentes y auténticos. El mundo ya no cree en bonitas palabras, en grandes teorías, en grandes discursos, cree en lo que ve. Las apariencias ya no engañan y una imagen vale más que mil palabras. Recordemos que un buen sermón lo estropea una mala acción.

-          Siendo comunidades más fraternas y más sobrias. ¡Cuánto tenemos que cambiar en nuestro modo de vivir la pobreza para que el mundo nos crea! Hablar de los pobres, de hacer una opción preferencial por ellos, viviendo como ricos, es una injusticia y una tomadura de pelo para ellos. Predicar el amor, el perdón, la misericordia, el diálogo para con los demás, no tiene ninguna credibilidad si no lo ven en nosotros.

-          Caminando como pueblo de Dios en medio de la gente, no apartados o aislados de las alegrías, los sufrimientos y miserias de los demás;

-          Dedicándonos con disponibilidad y generosidad a la misión que se nos ha encomendado, con una colaboración real y visible entre religiosos y laicos. No debemos ser espectadores, sino actores de la historia de los muchachos y jóvenes de nuestro tiempo.

Creo que tenemos que reflexionar sobre estos y otros puntos, para no perder la esperanza y convertirnos en profetas de pesimismo. Hoy más que nunca necesitamos coraje, valentía y generosidad.

Agenda del mes

10: Regreso de la visita a Brasil.

17: Profesión perpetua del h. Fabricio Pardo en Helo Horizonte.

20-26: visitaré las dos comunidades de Roma.

27-29: Encuentro de los Superiores generales (USG) en Roma

 

Pongo el camino de nuestra familia bajo la protección de María, nuestra querida Madre, y de nuestro Santo Fundador, San Ludovico Pavoni.

Un abrazo fraterno y siempre agradecido

 

                                                                                  Ricardo Pinilla Collantes

 

Pouso Alegre, 1de noviembre de 2019