Sobre la Consulta de los jóvenes y una invitación a vivir la Pascua de Jesús

Queridos hermanos, religiosos y laicos de la familia pavoniana:

Escribo esta carta durante mi visita a las comunidades de México y Colombia. Doy gracias a Dios junto a todos vosotros, religiosos y laicos, por la vida y la misión pavoniana en estas tierras. Los recursos humanos, sobre todo de religiosos, son escasos y las nuevas vocaciones pocas, pero la labor de asistencia y formación de muchachos y jóvenes es importante. Con esta misión nuestro carisma, a través de la entrega de religiosos y laicos pavonianos, está poniendo su granito de arena para el crecimiento humano y espiritual de estas sociedades y de estas Iglesias. Al final, se trata de compartir gratis lo que hemos recibido gratis. Se trata de contribuir al progreso de estas naciones. Lo nuestro es seguir sembrando: los frutos vendrán, aquí o donde el Espíritu de Dios quiera. La misión de la Congregación es la formación humana y cristiana de los muchachos y jóvenes; no podemos desanimarnos si los frutos a nivel vocacional son escasos, lo importante es seguir con la misión encomendada. Estas realidades de México y Colombia son responsabilidad de toda la Congregación, no son sólo asunto de los que están allí. Desde esta carta, pues, animo a que, los religiosos que quieran hacer una experiencia pavoniana en estas tierras durante unos años, lo expresen.

Antes de venir aquí, visité la comunidad de Brescia. Es una comunidad muy rica en miembros y en actividades. Quisiera resaltar la experiencia que están haciendo jóvenes de diversas nacionalidades, sea como postulantes o como hermanos de votos temporales. Tenemos jóvenes de Nigeria, de Filipinas, Líbano, Camerún, México e Italia. La experiencia no está exenta de las dificultades lógicas de ensamblar diversas mentalidades, culturas y espiritualidades, pero está siendo muy rica en cuanto al intercambio de experiencias, modos de ver la realidad y sensibilidades diversas. Creo que esta experiencia nos puede ayudar como familia en la constitución de comunidades interculturales e internacionales; por aquí va el camino de la vida religiosa hoy en día. Esta experiencia, junto a la experiencia del noviciado internacional en Filipinas, es un desafío para los formadores,  pero también para las comunidades que los acogen y para toda la Familia pavoniana. Que estas realidades nos ayuden a todos a seguir “depositando en los jóvenes las más bellas esperanzas”.

Los días 15 y 16 de marzo se ha celebrado en Lonigo (Italia) la Consulta de los jóvenes de la Provincia Italiana. Esta consulta es la expresión de un trabajo que se ha hecho durante más de un año con muchachos y jóvenes que frecuentan nuestros ambientes. A través de un cuestionario, al que respondieron más de 1000 personas, a través de encuentros periódicos de reflexión entre jóvenes y adultos, se ha llegado a unas conclusiones sobre las que se ha trabajado en la Consulta y que nos pueden servir a todos. Han sido dos días de convivencia, reflexión y condivisión que nos han hecho conscientes de la riqueza que supone caminar juntos y escucharnos recíprocamente, sabiendo que todos podemos enriquecernos con la aportación de los otros. Hemos visto que es una gran oportunidad para ayudarnos mutuamente a seguir creciendo, humana y cristianamente, bajo un carisma común, el pavoniano. Junto a esta carta publico también el mensaje que los religiosos que han participado en la Consulta lanzan a toda la familia pavoniana (religiosos, laicos, muchachos y jóvenes). Sé que en otras provincias y circunscripciones de la Congregación se están llevando a cabo iniciativas de pastoral juvenil y vocacional: sigamos adelante en este empeño común. Los jóvenes nos pueden ayudar a los adultos a seguir soñando, a no acomodarnos, a abrir la mente y el corazón a los nuevos retos de la realidad juvenil; y los adultos podemos ayudar a los jóvenes, siendo trasparentes y auténticos, ejemplares y significativos, generosos y alegres, a descubrir la belleza de seguir a Cristo, según la vocación que cada uno reciba, y  a ser constructores de un mundo mejor y más digno, con el corazón de Ludovico Pavoni. Los adultos debemos ser compañeros de camino de los jóvenes ayudándoles a descubrir lo que Dios quiere de ellos y la misión que les tiene encomendada, a ser generosos y no tener miedo y a no dejarse llevar por modas o hábitos que les separen del mensaje del evangelio, yendo contracorriente . Debemos ayudarles a descubrir que la felicidad está en la donación y el servicio a los demás, está en contribuir a que los hombres y mujeres de hoy vivan con dignidad, y reconocidos sus derechos. En fin, debemos ayudarles a volar alto y a soñar con grandes ideales.

En este mes de abril celebraremos la Semana Santa que culmina con la Resurrección de Jesucristo, centro del misterio de nuestra fe. Es la gran fiesta de los cristianos. Cristo vive y está presente y actuante en nuestra historia personal y comunitaria. Vivir esta gran fiesta, significa pasar del hombre viejo al hombre nuevo, significa desterrar de nosotros todo lo que nos hace esclavos y lo que nos hace estar apegados a viejas costumbres y hábitos, y ser hombres libres habitados por la fuerza del Espíritu de Dios. El evangelista Lucas, en 24,13-35, nos ayuda en esta purificación de la vida personal y comunitaria. Es un texto muy utilizado cuando se habla de vida religiosa y fue también utilizado en el documento conclusivo del Sínodo sobre los jóvenes. Invito a las comunidades, especialmente de España, donde reciben la revista Vida Religiosa, a leer y meditar un artículo de Josean Villalabeitia, que aparece el 22 de abril de 2014 y que aplica este texto a la vida religiosa.

a)      Los dos vuelven a casa tristes, alicaídos y desencantados

Es posible que también nosotros caminemos tristes y desencantados. ¿De qué hablamos, qué nos vamos transmitiendo unos a otros en nuestra vida cotidiana con nuestras palabras y actitudes?:

-          Se está perdiendo la fe. El hombre de hoy ha aprendido a vivir sin Dios. Las Iglesias están vacías. Los jóvenes no tienen valores profundos, asisten a las actividades hasta una cierta edad, luego abandonan por otros intereses. Muy pocos pisan por la Iglesia y muy pocos participan en los sacramentos…

-          El número de vocaciones decrece, nuestra edad va en aumento. No encontramos nuestra identidad dentro del mundo y de la Iglesia. No somos significativos ni interpelamos a nadie con nuestro estilo de vida. La sociedad no necesita de la vida consagrada. Tenemos que abandonar nuestras obras por falta de recursos humanos y económicos, y dejarlas en manos de laicos que, según estamos convencidos, no serán capaces de hacerlo como nosotros. Como familia pavoniana, no logramos pasar el entusiasmo por el carisma pavoniano a nuestros colaboradores y así sentir que esta familia crece entorno al ideal que el Fundador nos transmitió. ¿Para que esforzarse tanto si no se ven los frutos? A veces seguimos pensando que: “cualquier tiempo pasado fue mejor” y seguimos recordando “las cebollas y los ajos de Egipto”…

-          Donde hay vocaciones tenemos dificultades en el camino de formación y nos cuesta inculturarnos y tener confianza en las nuevas generaciones, abrir nuestra mente a las nuevas culturas y mentalidades. ¿Qué será de nuestra Congregación y de nuestra Familia pavoniana?...

-          Por si fuera poco, tenemos también problemas económicos a la hora de llevar adelante nuestras actividades…

 

b)      ¡Qué torpes y necios somos para entender lo que el Señor nos está pidiendo hoy!

Jesús, a nosotros, nos vuelve a decir hoy verdades como puños, las sabemos de memoria, pero nos cuesta aceptarlas y ponerlas en práctica:

-          Nos hemos olvidado de poner nuestra confianza en Dios, creyéndonos muy fuertes, y el éxito, la grandiosidad y la fama nos han llevado a pensar que somos los dueños de la viña. Creyendo que el futuro está exclusivamente en nuestras manos, nos hemos olvidado que sin él nuestra tarea es infecunda.

-          Nos hemos olvidado que, para resucitar, hay que morir.

-          Nos hemos convertido en buenos profesionales, siendo ponderados y teniendo instituciones alabadas por todos, pero nos hemos olvidado de nuestro signo de identidad más importante: ser hermanos y hermanas entre nosotros, y para cuantos se nos acercan.

-          Que muchas veces hemos caminado con los que nos podían favorecer y nos hemos olvidado de caminar con los que sufren y no nos pueden devolver nada a cambio.

-          Que debemos partir de nuestra pequeñez, de nuestra fragilidad, de nuestra insignificancia a los ojos del mundo, que “Dios ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte” (1Cor 1,27).

-          Que coger el arado y seguir mirando hacia atrás, añorando un pasado más glorioso, nos paraliza, nos convierte en estatuas de sal, como la mujer de Lot, y sobre todo mata nuestra alegría, entusiasmo y, lo que es peor, nuestra esperanza.

-          Que muchas veces hablamos y veneramos a San Ludovico Pavoni desde la esfera emocional y que con frecuencia olvidamos de ponerlo en práctica en el momento actual, en el mundo en que nos ha tocado vivir. Debemos reapropiarnos de su fe, de su pasión educativa, de su entusiasmo, de su alegría, de su generosidad, de su confianza en la Providencia, de su humildad, de su sencillez y de su constancia y perseverancia ante las adversidades. Debemos creer de verdad que éste sigue siendo un proyecto dictado por el cielo…

 

c)      Anochecía y se quedó con ellos para cenar

Jesús camina con nosotros, está con nosotros, sobre todo, en los momentos de oscuridad, cuando es noche cerrada y no se ve luz al final del túnel. Se nos hace Palabra explicada y desmenuzada y pan partido y compartido. Jesús nos sigue diciendo:

-          Poned de nuevo en el centro la Palabra; en mí, que soy la Palabra del Padre, descubriréis el camino por el que Dios os quiere conducir, la verdad que os hará libres y la vida en plenitud.

-          Compartid el Pan de la vida como hermanos. Esta será vuestra fuerza para el camino muchas veces tortuoso y difícil, esto os ayudará a comprender que debéis ser pan partido y compartido para vuestros hermanos y hermanas, esto os hará salir a saciar el hambre de una multitud hambrienta. Esto os hará comprender el mandato de Jesús: “Dadles vosotros de comer” (Mc 6,37)

-          Volved a Jerusalén, a la misión encomendada, a llevar a Cristo a los jóvenes de hoy caminando y compartiendo vuestra vida con ellos, dadles gratis lo que habéis recibido gratis. No importa si es poco (cinco panes y dos peces), lo que importa es darnos del todo sin reservarnos nada.

Agenda del mes de abril

-          1: Aniversario de la muerte del Fundador;

-          6:  20° Caminata Pavoniana desde Brescia a Saiano;

-          7: Regreso desde Colombia a Italia;

-          12-13: Consejo general en la comunidad de Génova;

-          14-20: 15 jóvenes de Lagos de Moreno van de “misiones” a un rancho para celebrar la Semana Santa;

-          18-20: Pascua para niños en el albergue de Lagos de Moreno;

-          18-21: Pascua juvenil en Lonigo;

-          18-21: Pascua juvenil en Valladolid;

-          16 abril al 15 de mayo: Visitaré las comunidades de la provincia Española;

-          27: 10° aniversario de la apertura del museo dedicado a Ludovico Pavoni en Artogne

Pongo el camino de nuestra familia en las manos de Dios, mientras pido para todos la protección de la Virgen Inmaculada, nuestra querida madre y de nuestro Santo fundador Ludovico Pavoni.

Un abrazo fraterno y siempre agradecido, y feliz Pascua a todos.

                                                                                  Ricardo Pinilla Collantes

Bogotá, 31 de marzo de 2019