En el comienzo del año, una invitación a dejarnos sorprender

Queridos hermanos, religiosos y laicos de la familia pavoniana:

Escribo esta carta después de mi visita a la comunidad de Saaba, en Burkina Faso. Como siempre, debemos dar gracias a Dios por la misión pavoniana que los hermanos y laicos desarrollan allí con generosidad y disponibilidad. Es mucho el bien que nuestro carisma está haciendo a los niños y niñas sordos.

Creo que tenemos que estar contentos, especialmente por los jóvenes seminaristas que están haciendo un camino de discernimiento, guiados por el hermano Jean Pierre y por la comunidad. Dios sigue bendiciendo  nuestra familia, mandándonos obreros a trabajar con nosotros, a favor de esa porción predilecta del Señor, que son los muchachos y jóvenes necesitados. Debo decir que he regresado con el corazón henchido de alegría y esperanza.

  1. Hemos celebrado el misterio de la encarnación del Hijo de Dios, la Navidad. Una vez más hemos experimentado que es “una alegría para todo el pueblo” (Lc 2,11). También a nosotros el Señor nos repite: “ésta es la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lc 2,12). La señal no eran los Ángeles cantando: “Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres que Dios ama”. Esta señal nos indica que Dios nace en lo pequeño, en lo débil, en el necesitado, en el humilde y pobre; es allí donde tenemos que seguir descubriéndolo, no en los poderosos o los sabios de este mundo, no en los famosos y potentados.
  2. Comenzamos un año nuevo. Dice el refrán: “Año nuevo, vida nueva”. Nada cambiará si cada uno de nosotros no cambiamos. Este nuevo año es una nueva ocasión que el Señor nos brinda, para aumentar nuestra amistad con él y para caminar con los que más nos necesitan. No dejemos pasar el tiempo que se nos presenta como posibilidad, como oportunidad. Es tiempo para despertar nuestra capacidad de maravillarnos, para dejarnos sorprender e interpelar. Dicen que “el hombre es un animal de costumbres” y, a veces, se cierra a lo nuevo, a lo inesperado, no quiere sorpresas, y vive una vida rutinaria y tan organizada y estructurada, que no la vive con intensidad y pasión, sino que la vive de forma pasiva, y “mirando a la vida desde el balcón de la muerte”. No corramos el riesgo de que “la muerte nos encuentre muertos”. Repito: Dios nos pone delante un año más que, tenemos que mirar como oportunidad y llenos de esperanza. Debemos esforzarnos por ser más, por volar más alto, por soñar y despertar la utopía. Para esto es necesario tener una mente y un corazón abiertos a la novedad que Dios, los hombres y la vida nos regalan.

a)      Dejémonos sorprender por Dios. Tenemos muchos ejemplos de personas que se dejaron sorprender por Dios y su vida dio un vuelco: Juan Bautista, José, María, los apóstoles, nuestro Fundador… Tal vez nosotros nos hemos acostumbrado a ser profesionales de Dios, y nos hemos olvidado de ser hijos. Muy ocupados en estudiar a Dios, en hablar de Dios, en rezar a Dios, nos hemos olvidado de gozar de su paternidad, de su amor y misericordia, y preferimos tener la actitud de los dos hijos de la parábola lucana. Uno se va pensando encontrar por ahí lo que tiene en casa, y el otro se queda en casa, pero no se siente hijo sino siervo. Es un tiempo para experimentar que Dios nos sigue prefiriendo, que, como dice nuestro Fundador: “La Divina Providencia está siempre atenta a las necesidades de la pobre humanidad” (IG). “Tenemos que recuperar y nutrir la convicción de que la misericordia de Dios, no se limita a los favores de nuestra historia pasada, sino que hoy sigue ejerciendo su poder en nosotros y a través de nosotros” (DC 10).

b)      Dejémonos sorprender por nuestros hermanos y hermanas de la familia pavoniana. Caminamos juntos para ayudarnos los unos a los otros a ser santos, para colaborar a través de nuestro carisma en la construcción del Reino de Dios, siendo Iglesia. Tenemos que ser testimonio de comunión y fraternidad para la Iglesia y el mundo de hoy. Tal vez nos hemos acostumbrado a vivir juntos, a reunirnos, pero nos hemos olvidado de que somos hermanos, y a veces nos percibimos como extraños y rivales. A veces, nos dedicamos tanto a criticarnos, a mirar sólo nuestros defectos, que somos incapaces de gozar de los otros, de la fraternidad y la alegría de caminar juntos. Nos volvemos insensibles y somos incapaces de descubrir en el otro la semilla del Reino de Dios. Tenemos todos muchos defectos, pero también tanta santidad; es tiempo de enriquecernos con la santidad de los hermanos. Una santidad expresada a través de pequeños gestos, con la vida cotidiana, con gotas de servicio desinteresado. A veces esperamos ver cosas grandes en los hermanos para admirarlos, y no somos capaces de ver que lo extraordinario del hermano está en lo ordinario, en lo sencillo, en lo de todos los días.

c)      Dejémonos sorprender e interpelar por los hombres y mujeres de hoy, por el mundo, por los creyentes y por los no creyentes, por los de cualquier raza, color y nacionalidad. Nunca como hoy en día se ha tenido la posibilidad de  conocer, de entrar en contacto con el mundo, con la sociedad. Vivimos en un mundo globalizado, donde las personas tienen una gran posibilidad de movilidad, donde tenemos la posibilidad de vivir experiencias fuera de nuestras fronteras, con medios de comunicación que facilitan la comunicación y el enriquecimiento cultural, social y religioso en reciprocidad. A pesar de esto, asistimos a una cerrazón a ultranza en lo nuestro. Cerrazón en los políticos, cerrazón en parte de la sociedad, de la Iglesia y de la vida religiosa. Nunca como hoy, se percibe al diferente como rival y posible enemigo, como alguien que puede acabar con nuestro bienestar, con nuestras costumbres y con nuestra cultura. Nunca como hoy, se ha percibido al otro como amenaza, como peligro, como rival, en lugar de como riqueza y como hermano. Debemos abrirnos y dejarnos sorprender por el extranjero, por el diferente, por el que piensa distinto a mí, por el no creyente… Cuánta riqueza nos perdemos por no confiar en el otro, por creer que lo nuestro es lo mejor, o lo único y verdadero. Animo a todos a abrirnos al mundo, a caminar con este mundo tan plural, a aportar, no a imponer, lo mejor de nosotros mismos, y a recibir lo mejor de los otros para ser una familia plural y rica de experiencias. Animo a salir, a escuchar, a abrirnos a la realidad, para experimentar que somos pueblo peregrino capaz de acoger a todos.

En este sentido, el p. Lorenzo ha pasado unos días en Nigeria, para conocer la realidad de algunos jóvenes que están pidiendo hacer una experiencia de discernimiento en nuestra familia. Ha tenido la oportunidad de conocerlos a ellos, a sus familias, al Obispo de aquella diócesis. Ha podido mostrar y dar a conocer nuestra familia, nuestro carisma en aquellas tierras. También el p. Javier ha pasado dos meses en Taiwán, viviendo en una comunidad de Dominicos, para explorar el terreno de una posible misión intercongregacional en aquellas tierras. Asimismo, los hermanos de Eritrea están estudiando una posible expansión en Etiopía, y los hermanos de Antipolo, a su vez, estudian la posibilidad de una nueva comunidad. Son todas experiencias posibles, aun en ciernes, pero que creo pueden ser muy enriquecedoras para nosotros y para los que se encuentren con nuestro carisma.

d)     Dejémonos sorprender por el Fundador y por el carisma transmitido. Sabemos mucho del Fundador o, por lo menos, tenemos la posibilidad de profundizar en su vida. Tenemos que reconocer que su figura y su obra han sido muy estudiadas: agradecemos a los hermanos que han trabajado en esto. Tenemos una riqueza enorme de materiales que nos pueden ayudar, tenemos tanto que, a veces, no lo aprovechamos. A veces nos conformamos con estudiarlo o hablar de él, pero no asumimos sus mismos sentimientos, su sensibilidad y capacidad de mirar, de escuchar a los muchachos y jóvenes necesitados y descubrir en ellos la voz de Dios, su disponibilidad y generosidad. Creo que la canonización del Fundador ha sido un don de Dios para nuestra generación. Hemos podido ver cómo Ludovico Pavoni y su carisma no están pasados de moda, sino que brillan y son importantes y necesarios para el mundo y la Iglesia actual. Dejémonos interpelar por su humildad, sencillez y obediencia a Dios, a la Iglesia, a los hermanos y a los pobres. Estamos celebrando el año de la misión pavoniana. Se nos llama a todos, religiosos y laicos, a  intensificar nuestra opción por los muchachos y jóvenes necesitados, a poner en práctica la pasión educativa que caracterizó al Fundador. Hemos de reconocer que, a veces, estamos tan preocupados de nosotros mismos, de nuestros problemas, de alimentar nuestras diferencias, que nos olvidamos de gozar y vivir con alegría nuestra vocación, el bien y la aportación que nuestro carisma, a través de religiosos y laicos, realiza en el momento actual. Nos miramos tanto a nosotros mismos que olvidamos mirar y sentirnos contentos y esperanzados de la semilla que seguimos sembrando para el bien de los que nos son confiados.

e)      Dejémonos sorprender por los jóvenes. Acaba de celebrarse el Sínodo y se va a celebrar en Italia la consulta de los jóvenes. Ellos han hablado y nos piden:

-          Humanidad y no estructuras y organización férreas y cerradas a los sentimientos;

-          Más Evangelio, y carisma como expresión del mismo, que institucionalidad, autorreferencialidad y preocupación por la autoconservación;

-          Acogida y espacios de vida y acción;

-          Escucha y diálogo. No ser tratados como niños;

-          Profundidad espiritual y autenticidad. No quieren maestros, sino testigos;

-          Desprendimiento, vida pobre y austera y opción preferencial por los pobres;

-          Libres con la libertad de Dios y coherentes….

Abrámosles nuestras comunidades, abrámosles espacios, dejémosles compartir nuestros sentimientos, nuestra vida. Ellos nos ayudarán a purificar la vida y a quitar manías, hábitos, rutina y mediocridad.

 

  1. Agenda del mes

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-          2-4: Experiencia navideña en “la Capuchina” de Lonigo. “Esercizi di connessione con Dio, con gli altri, con se stessi”;

-          11-13: Consejo general alargado en Tradate;

-          Formación de superiores y vice superiores de la provincia Italiana, sobre cómo gestionar los conflictos;

-          27: jornada de la misión pavoniana en la Provincia Italiana;

-          En Eritrea, formación para los hermanos sobre: “Humanum And Spiritual Maturity.

 

Pongo el camino de nuestra familia bajo la protección de la Virgen Inmaculada, nuestra querida Madre, y de San Ludovico Pavoni.

Un abrazo fraterno y siempre agradecido,

 

 

                                                                       Ricardo Pinilla Collantes

Munguía, 31 de diciembre de 2018