Con el sabor de otros lugares del mundo pavoniano, una invitación a la sostenibilidad

Queridos hermanos, religiosos y laicos de la Familia pavoniana:

Escribo esta carta después de haber visitado algunas de nuestras comunidades. Querría compartir con vosotros tres experiencias vividas durante estas visitas y que me han hecho mucho bien. Cuando visité la comunidad de Trento, el p. Pier Luigi me invitó a participar a unas horas de oración que el Obispo, Don Lauro, tenía con los jóvenes en la capilla del seminario. Quedé sorprendido por la sencillez de la oración, por la sencillez del lenguaje con que el Obispo explicó la Palabra de Dios, y especialmente por la gran participación de jóvenes a este encuentro. No pude por menos de alegrarme al ver que los jóvenes están ansiosos de profundidad, de reflexión, de oración, y de que nosotros compartamos con ellos, de manera sencilla, la fe que da sentido a nuestras vidas. Quedé maravillado, también, por la participación de seminaristas, consagrados y sacerdotes jóvenes en este encuentro, dando así un testimonio de comunión y unión basada en la fe en un único Señor, que es el que convoca y reúne. Creo que es un hecho que nos debe animar a abrirnos a la participación, como pavonianos, en los actos que programan las Iglesias locales; es una manera de sentirnos parte de una Iglesia en camino y de darnos a conocer como religiosos y laicos pavonianos. No es suficiente hacer cosas nosotros para que los jóvenes vengan; es necesario salir a encontrarlos donde ellos se reúnen y viven.

Cuando estuve en Roma, un jueves por la noche, fui invitado a ayudar a repartir la cena para los pobres junto al limosnero del Papa y otras personas. Allí había religiosos y religiosas, sacerdotes diocesanos, voluntarios, y también miembros de la casa familia Ludovico Pavoni de nuestra parroquia de San Bernabé. Fue una experiencia muy positiva. Allí nadie quería ser el centro; en todo caso, el centro eran los pobres, puesto que cada uno estaba para servir. Había quien no repartía nada y, simplemente con la escoba y el recogedor en mano, limpiaban el suelo de lo que iba cayendo. ¡Qué gran lección de servicio desinteresado, escondido y sin afán de protagonismo! Esta experiencia me ha hecho alegrarme por una Iglesia que sigue preocupándose por los pobres, que no vive de apariencias, ni de afán de poder, ni de deseo de prestigio, sino de servicio y donación. Me ha hecho preguntarme sobre nuestra realidad como Familia pavoniana. Seguramente en nuestro entorno existen grupos que actúan a favor de los más necesitados. ¿Hasta dónde nos dejamos interpelar como religiosos y laicos pavonianos por las necesidades de nuestro entorno? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar, religiosos y laicos pavonianos, para colaborar con estos grupos en estas tareas? ¿Estamos dispuestos a dar alguna hora de nuestra semana, a salir de nuestras casas, de nuestros ritmos para ser voluntarios en el servicio a los más pobres? Creo que salir y colaborar es un modo de dar a conocer nuestro carisma y nuestra familia. Quizá estamos acostumbrados a trabajar dentro, esperando que los otros vengan; quizá nos hemos acostumbrado a reservarnos demasiado tiempo para nosotros mismos y no nos damos cuenta de que, lo que pasa a nuestro alrededor, también es responsabilidad de los pavonianos.

El día 26 regresé de Burkina Fasó, regresé henchido de alegría y esperanza. La alegría me la han contagiado los niños y niñas del centro “Effata S. Ludovic Pavoni”, es una alegría que me han transmitido con su sonrisa, con sus juegos, viéndoles progresar como personas y como creyentes año tras año. Son necesitados, pero están contentos y alegres. Esto me hace entender que no se necesitan tantas cosas para ser feliz, basta sentir que alguien te quiere y se preocupa por ti. A veces nosotros estamos tristes y desanimados por problemas que creamos nosotros mismos. He sentido la alegría de los religiosos, profesores, educadores y personal de servicio, es una alegría que nace de la disponibilidad y la generosidad con las cuales entregan su tiempo a estos muchachos. Esto me hace entender, que encontramos la alegría cuando nos damos sin condiciones a los demás en la misión encomendada. La esperanza me la han transmitido los seminaristas que, guiados por el hermano Jean Pierre, están haciendo un camino de discernimiento vocacional. Ellos son la esperanza y el futuro de nuestra familia. Recemos por ellos y seamos solidarios con sus necesidades. Pienso que donde hay niños y jóvenes hay vida, y donde hay entrega y generosidad se genera vida. No puedo por menos que agradecer, desde aquí, a todas las personas que forman esa realidad, su testimonio de pavonianidad que es un bien para la Iglesia y la sociedad de Burkina.

 

Seguimos reflexionando sobre el proceso de reconversión-reorganización y redimensionamiento de nuestras actividades, como nos pide el Documento capitular. Uno de los criterios para llevarlo a cabo es la sostenibilidad de recursos humanos. Como he resaltado en la programación general de la Congregación, nuestra realidad está marcada por una pobreza y precariedad de recursos humanos. Somos pocos y la misión es mucha. A esto se añade una precariedad de recursos económicos, sobre la cual reflexionaremos en otras cartas. Ante esta realidad, debemos profundizar en algunas opciones que no pueden dilatarse en el tiempo:

a)      Colaboración y sinergia

Colaboración y sinergia entre los religiosos: no es posible seguir actuando individualmente, cada uno sin tener en cuenta la aportación de los otros o dejando las actividades en manos de unos pocos. No podemos seguir adelante, dedicando cada uno pocas o muchas horas estrictamente a la actividad encomendada; debemos trabajar en colaboración haciendo efectiva la idea de que toda la comunidad es responsable de la misión. Estamos corriendo el riesgo de que los religiosos implicados directamente en la misión sean percibidos como profesionales en la dirección y gestión; que seamos percibidos como una ONG más que como una comunidad religiosa, que es testigo de una donación, servicio y entrega, que tiene su fuente en Jesucristo. Debemos profundizar en una colaboración y sinergia con los laicos que trabajan con nosotros, y que han recibido la vocación pavoniana y están entusiasmados con nuestro carisma. Sin esta colaboración efectiva con los laicos, nuestra acción se quedará en mero asistencialismo o en una ayuda genérica que no hace crecer a los jóvenes ni como buenos cristianos, ni como buenos ciudadanos.

b)     Crear proyectos pequeños según el carisma y a la medida de nuestras posibilidades

Es una realidad que, en muchas de nuestras actividades y grandes estructuras, hay implicados efectivamente pocos religiosos, unas veces debido a la escasez de los mismos, otras a la edad, a la falta de preparación, o a otros motivos. El Papa sigue pidiendo a los religiosos aligerar el peso de las grandes estructuras y estar en medio de la gente más necesitada, tocando con mano las llagas de Cristo en los más pobres, salir a las periferias geográficas y existenciales… Por otra parte, algunas de las cosas que nosotros hacemos, las cubre el Estado u otras organizaciones. ¿No habrá llegado la hora de que, con las fuerzas que tenemos, nos dediquemos a caminar con los más necesitados en estructuras y proyectos más pequeños, o a colaborar con otros religiosos u otras instituciones? Creo sinceramente que debemos llevar a cabo acciones donde nuestros religiosos, jóvenes y menos jóvenes, tengan la posibilidad real de una presencia activa, y muestren así la incidencia de nuestro carisma.

c)      Nuevas fundaciones y nuevas presencias

Nuestra familia es pequeña pero esta muy extendida; esto hace que nuestras comunidades y actividades cuenten con pocos religiosos. Exhorto vivamente a que las actividades que se empiecen tengan en cuenta esta realidad, y no hagamos grandes proyectos ni grandes estructuras, a que se colabore con otros y se piense en el futuro. Exhorto a que se trabaje en colaboración y a que las actividades sean expresión visible de nuestro carisma, que va dirigido principalmente a los muchachos y jóvenes más necesitados.

 

Agenda del mes de marzo

 

-          Desde el 3 al 6 visitaré las comunidades de Brescia;

-          del 8 al 26 visitaré nuestras comunidades de Méjico y Colombia;

-          18: encuentro de los exalumnos de Trento;

-          El 28 iré a España a celebrar la Semana Santa y visitaré nuestras comunidades, regresaré a Tradate el 24 de abril;

-          Del 29 al 1 de abril, se celebrará la pascua juvenil en la Capuchina (Italia) y en la Cistérniga (España).

Deseo a todos un buen camino cuaresmal, una intensa celebración de la Semana Santa y una feliz pascua de resurrección. Pido sobre nuestra familia la protección de la Virgen Inmaculada, nuestra querida Madre y  de San Ludovico Pavoni.

Un abrazo fraterno y siempre agradecido.

 

Tradate, 1 marzo de 2018

 

                                                                       Ricardo Pinilla Collantes