Sobre la Pastoral Juvenil Vocacional, los laicos y la reestructuración

Queridos Hermanos, religiosos y laicos de la familia pavoniana:

Escribo esta carta desde Brasil donde me encuentro haciendo la visita fraterna a las comunidades, proyectos y actividades de esta provincia pavoniana. Esta es una realidad muy bonita y la misión pavoniana, que realizan religiosos y laicos, es expresión genuina de nuestro carisma. Destaco algunos puntos que, a mi manera de ver, son fundamentales aquí y que pueden darnos luz a todos:

- El trabajo por las vocaciones y la formación como “prioridad de las prioridades” es semilla de esperanza y confianza en el futuro. Pedimos por el camino de discernimiento vocacional que un buen número de jóvenes están haciendo, y pedimos por la perseverancia y la fidelidad de nuestros religiosos y laicos.

- La implicación de laicos vocacionados en nuestras actividades es muy grande e importante. El laicado, lo sabemos, es una fuerza muy importante en la Iglesia para la evangelización, aquí esto se hace palpable día a día en la gran generosidad y disponibilidad de los laicos, que sienten su tarea como una vocación al carisma pavoniano.

- Aquí se hace realidad la frase evangélica: “la mies es mucha y los obreros son pocos…” Son muchas las necesidades de los niños, adolescentes y jóvenes en estas tierras, y el número de religiosos es reducido. A pesar de nuestra pequeñez, nosotros tenemos que seguir aportando nuestro granito de arena a la evangelización y a la construcción del Reino de Dios desde nuestro carisma.

Poner en marcha inmediatamente, y con una amplia implicación de los religiosos y de los laicos colaboradores, un proceso de discernimiento en vista de una reconversión-reorganización de las actividades, en base a los siguientes criterios: (DC 41.4.1)

Densidad carismática

Sabemos que el carisma es un don del Espíritu Santo transmitido a San Ludovico Pavoni para el enriquecimiento de toda la Iglesia, lo transmitió a los primeros religiosos que con él dieron inicio a nuestra Congregación.

La intuición de nuestro Fundador es clara: “comprendió que el Señor lo llamaba a la tarea específica de consagrarse a la fundación de un Instituto donde, al menos los desamparados y los más desatendidos por los propios padres, encontrasen un refugio gratuito y crecie­ran con seguridad edu­cados incluso en las artes honrosas” (RV 181).

San Ludovico Pavoni descubrió La voluntad de Dios en el grito de estos muchachos necesitados y, dejándolo todo, dedicó toda su vida a ellos.

A lo largo de nuestra historia, los religiosos y laicos pavonianos, manteniéndose fieles a la inspiración originaria, no guardaron el don para sí mismos, sino que, a través de distintas iniciativas, respondieron pavonianamente a los desafíos y necesidades de los jóvenes de su tiempo. De esta manera el carisma no fue algo estático, sino dinámico. “La fidelidad al Fundador y la constante tradición pavoniana nos impulsan a di­rigir nuestra acción educativa y apostólica con absoluta prioridad hacia los muchachos y jóvenes pobres. En primer lugar, reconocemos una situa­ción de pobreza en el estado de necesidad económica o en las condiciones de abandono más o menos totales, pero también en aquellas formas de carencia afectiva, moral o de otro género que les dificul­tan un éxito razonable en la vida” (RV 185). Hoy nos seguimos preguntando: ¿Cuáles son los niños, adolescentes y jóvenes que necesitan de nuestra presencia? ¿Cómo llevar a cabo nuestra misión hoy siendo fieles al carisma recibido? ¿Estamos dispuestos a dejarlo todo para dedicar nuestra vida a los muchachos más necesitados? ¿Por qué a veces seguimos mirándonos a nosotros mismos, a nuestras necesidades y planes personales, desoyendo el grito de los necesitados? ¿Por qué a veces seguimos enfrascados en nuestros problemas domésticos, desoyendo la voz de Dios que sigue clamando en estos muchachos, perdiendo un precioso tiempo y muchas energías? Para garantizar la densidad carismática, a mi manera de ver, necesitamos potenciar varias cosas:

-          Presencia efectiva de religiosos y laicos pavonianos en nuestras actividades.

-          Dirigir nuestra acción a los más necesitados; nuestra misión es ayudarles a ser buenos ciudadanos y buenos cristianos. No podemos conformarnos con un mero asistencialismo, a veces necesario; tenemos que ayudarles a progresar en su vida, a salir del “naufragio”. Tenemos que llevar a cabo, como dijo el Capítulo general del año 2002, una evangelización implícita y explícita, sabiendo que el bien más precioso que podemos dar a los jóvenes es Cristo. Entre estos muchachos están los sordomudos, a los que el Fundador “consideraba porción fa­vori­ta de su institución; nos empeñamos en su efectiva recuperación, llevándolos la eficacia del amor de Jesús que hacía oír a los sordos y hablar a los mu­dos” (RV 187).

-          Aplicar en nuestras actividades nuestro sistema educativo: La intención del Padre fundador fue hacer de sus jóvenes auténticos cristianos, ciudadanos honrados y competentes trabajadores. Con esta finalidad «supo elaborar… un método educativo que se basa en los medios típicos de la pedagogía preventiva, como son religión y razón, amor y dulzura, vigilancia y conocimiento». Estos criterios aparecen repetidamente en las indicaciones educativas de Ludovico Pavoni y constituyen su estilo personal – que para nosotros se convierte en modelo – de relacionarse con los muchachos y los jóvenes. Si el objetivo más esencial y principal de nuestro sistema educativo es la formación en los valores cristianos, no se puede descuidar la formación humana integral, propuesta con la enseñanza y el ejemplo de manera sólida y auténtica, convincente y cautivadora, con respeto y firmeza, y sobre todo a través del testimonio de una vida plenamente realizada y gozosamente entregada.” (RV 7). 

-          En nuestras actividades pastorales dar prioridad al mundo juvenil con una atención especial. 

-          Preservar la finalidad de nuestra actividad editorial y librera que es la “difusión del mensaje de Cristo y de una sana cultura” (RV 191). 

Las Congregaciones como la nuestra, que nacieron para dar respuesta a las necesidades concretas de una época y cuyas necesidades ahora son asumidas por los estados, corren el peligro de una homologación (DC 5). Nosotros debemos estar atentos a los signos de los tiempos, a las nuevas pobrezas y necesidades del mundo juvenil actual para dar respuestas adecuadas desde el carisma recibido.

Animo a todos, religiosos y laicos de todas nuestras realidades, a hacer presente a través de nuestras actividades la riqueza del carisma pavoniano, tan necesario todavía hoy para la Iglesia y para el mundo. No nos desanimemos ante las dificultades que encontramos, ante la pobreza de recursos humanos y económicos, y aportemos nuestro granito de arena para paliar las necesidades y dar respuesta a los muchachos necesitados. Es la hora de la valentía, del coraje, de arriesgar caminos nuevos, de seguir creyendo en la Providencia de Dios que escoge nuestra familia como mediación de la salvación para la humanidad más necesitada.

Agenda del mes de noviembre

3-5: convivencia de los grupos Saiano de la provincia Española;

15-19: diversas reuniones en la provincia de Brasil: de superiores y vice superiores, del Consejo provincial, de gestores y administradores de las obras, de la familia pavoniana…

16: comienzo del noviciado en Lonigo del joven camerunés Brice Honoré;

23: ordenación sacerdotal del p. Roberto Custodio en su pueblo natal;

25 nov.-10 diciembre: visitaré la comunidad pavoniana de Filipinas;

30: Ordenación sacerdotal del p. Marcos Dias de Sales en nuestra parroquia de Antipolo;

Pongo el camino de nuestra familia bajo la protección de la Virgen María, nuestra querida Madre, y de San Ludovico Pavoni.

Un abrazo fraterno y siempre agradecido,

                                                                                              Ricardo Pinilla Collantes

 

San Leopoldo, 31 octubre de 2017