Sobre el Adviento y la fiesta de la Inmaculada

Queridos hermanos, religiosos y laicos de la familia pavoniana:

Estamos aun disfrutando de los ecos de la canonización de nuestro padre fundador. En todos los lugares se están celebrando liturgias de acción de gracias por este don de Dios, unidos a las Iglesias locales. El día 28 de este mes de noviembre en Brescia, el alcalde ha descubierto una placa en la que se dedica el auditorio, donde en su día San Ludovico comenzó su instituto, a los santos Bernabé y Ludovico Pavoni. Ese mismo día en el salón Vanvitelliano del palacio de la Logia, el Alcalde ha entregado el “grosso d’oro” a la Congregación religiosa de los Hijos de María Inmaculada- Pavonianos – concedido por su presencia y labor a favor de la ciudad y provincia de Brescia. Ha sido un acto muy entrañable y emotivo que nos debe animar para seguir trabajando a favor de los niños, adolescentes y jóvenes más necesitados según el carisma recibido de nuestro Santo fundador. El día 8 de diciembre, que celebramos a nuestra patrona, tendrá lugar una Eucaristía de acción de gracias por la canonización, presidida por el Cardenal Dionisio Tetamanzi, en la parroquia de Santa María Inmaculada, que es el santuario de toda la familia pavoniana donde se veneran los restos de S. Ludovico Pavoni. Lo bonito sería que hubiese presencia de todos los lugares donde la familia pavoniana está extendida, pero por motivos obvios, participarán hermanos y laicos de la provincia Italiana. En esta Eucaristía recordaremos a todos los hermanos de votos temporales que renuevan sus votos, a todos los hermanos perpetuos que también haremos la renovación devocional y a todos los laicos asociados y agregados que renuevan o hacen por primera vez sus promesas.

Con el tiempo de adviento nos preparamos para celebrar la navidad

Hemos comenzado el tiempo litúrgico del adviento. Es un tiempo que nos remite a una espera esperanzada y activa, tiempo de preparación para celebrar la navidad. Tiempo para purificar nuestra vida, limpiar nuestro corazón para que el Señor pueda nacer en nosotros y a través nuestro en las personas que hacen camino con nosotros. Este tiempo nos prepara para celebrar la encarnación del Hijo de Dios. Dios que por amor a la humanidad viene a compartir nuestra vida, a compartir nuestra condición humana y así salvarnos definitivamente y abrirnos el camino a una vida sin fin.

Adviento y navidad son tiempos propicios para purificar nuestra experiencia de Dios, pasar de un Dios teórico y aprendido, a un Dios que interpela nuestra vida. Son tiempos para descubrir un Dios que nos ama, un Dios que siempre nos puede sorprender, que se escapa a nuestro control. Un Dios que nos saca de nuestros terrenos, de nuestras seguridades, que nos insta a estar abiertos a la novedad, que nos desafía y nos incomoda. Para descubrir este rostro de Dios, debemos mirar al que es diferente de nosotros, es decir al pobre, al extranjero, al forastero, al refugiado, al emigrante, al desplazado, al enfermo de sida, al buscador de fe, al no creyente, al no cristiano... La navidad nos invita a encontrar a Dios en los que son diferentes a nosotros, en los barrios pobres, en las plazas y lugares de trabajo, en las escuelas y hospitales y en los orfanatos... De esta manera comenzaremos también nosotros a mirar al mundo con los ojos y el corazón de Dios. Cuando lo hacemos así, empezamos a mirar al mundo de un modo nuevo y los enemigos se convierten en amigos, los muros que nos separan se convierten en puertas abiertas, los extranjeros se convierten en hermanos, los confines se convierten en puentes, la diversidad no nos conduce a las diferencias y al conflicto, sino a la armonía y a la unidad. ¡Cuánto bien nos hará hacer esta experiencia de Dios en nuestras relaciones interpersonales y en la misión encomendada!.

Creo que es un tiempo propicio para descubrir, como decía en mi carta anterior, la dimensión mística de los consejos evangélicos, es decir para experimentar a Dios como único tesoro (pobreza), como único amor (castidad) y como única libertad (obediencia).

Celebrar la navidad significa, celebrar la solidaridad de Dios con:

-          los pobres, para quienes la pobreza no es una virtud sino una condición;

-          los marginados, para quienes el celibato no es una virtud sino un destino social;

-          los oprimidos, para quienes la obediencia no es una virtud, sino un signo de opresión.

Dios se hace presente en el mundo no en los centros de poder, de riqueza y de oportunidades, sino entre los pobres y marginados. Dios se revela a los sencillos, a los de abajo, entra en el mundo por los márgenes. Papa Francisco expresa esto muy bien  en una entrevista titulada “¡Despierten al mundo! Conversaciones con Papa Francisco sobre la vida religiosa”,  concedida al p. Antonio Spadaro, en la Civiltá Catolica 2014, 13-17. “Yo estoy convencido de una cosa: los grandes cambios de la historia se realizan cuando la realidad fue vista no desde el centro, sino desde la periferia. Es una cuestión hermenéutica: se comprende la realidad solamente si se la mira desde la periferia, y no si nuestra mirada es desde un centro equidistante de todo”

Celebrar la navidad, es reconocer que Dios opta por los pobres, así lo expresa Papa Francisco: “ (EG 197)

¿Acaso no fue esto lo que hizo nuestro fundador?, ¿Acaso él no miro la realidad desde la periferia donde encontró el rostro necesitado de Cristo en los niños, adolescentes y jóvenes más necesitados?, ¿Acaso nuestro fundador no fue buena noticia para estas personas?. Ahì tenemos un ejmplo pràctico.

Siguiendo el ejemplo de María, la Inmaculada concepción

En este tiempo de adviento y navidad cobra una gran relevancia María. El 8 de diciembre, como todos los años, celebraremos nuestra fiesta, la Inmaculada concepción, a la cual entregó nuestro fundador su familia. El quiso dejarnos bajo su manto. María es para nosotros, modelo de escucha, de reflexión, de disponibilidad, de entrega, de seguimiento del maestro, es para nosotros el puente que conduce a Cristo. No podía habernos dado mejor modelo. El lo sabía bien, teniendo como guía a María, sus hijos no se desviarían del camino de entrega y donación a los más necesitados, también ellos cuidarían y amarían a los más pequeños con entrañas de misericordia, con amor maternal y paternal.

Dejemos a Dios engendrar en nosotros a su Hijo y así podremos darlo al mundo. Salgamos de nosotros mismos para ofrecer al mundo la vida de Jesucristo (EG 49). Hagamos que nuestra familia sea Belén de manera que los que nos vean puedan descubrir al Salvador.

 

Recomiendo a todos, pero especialmente a los que trabajan en pastoral juvenil vocacional y en la formación, leer una ponencia que el ex rector mayor de los Salesianos D. Pascual Chávez, hizo en la última asamblea de Superiores generales (88ª) sobre “los jóvenes y la vida consagrada hoy”. Lo encontraréis en la página web Vidimus Dominum, entrando en USG, testimonios. Son unas reflexiones muy interesantes que pueden darnos luz y algunas pistas de actuación.

Agenda del mes de diciembre

-          8 de diciembre: a las 11:30, en Brescia y para toda la familia pavoniana, celebración de la Inmaculada en una Eucaristía de acción de gracias por la canonización;

-          8 de diciembre: en Belo Horizonte, celebración de la Inmaculada en una Eucaristía de acción de gracias por la canonización, en la catedral;

-          8 de diciembre: en Brescia, concierto en honor de Ludovico Pavoni;

-          10 de diciembre: después de dos años de formación, en Madrid hará la promesa como agregada, Lola Ballesta de la provincia Española;

-          11 de diciembre: en la catedral de Trento, celebración eucarística de acción de gracias por la canonización;

-          12-18 de diciembre, visitaré las dos comunidades de Roma;

-          17 de diciembre: en nuestra parroquia de S. Bernabé, concierto en honor de San Ludovico Pavoni

Pongo el camino de toda nuestra familia bajo la protecciòn de la Virgen Inmaculada, nuestra querida madre y de San Ludovico Pavoni.

Un abrazo fraterno y siempre agradecido

 

Tradate 1 de diciembre de 2016

 

                                                                                  Ricardo Pinilla Collantes