Sobre el mensaje del Papa para la Cuaresma y en la preparación del Capítulo general

Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana,

     buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia, y todo esto se os dará por añadidura (Mt 6,33). Son las palabras de Jesús que nos llegan hoy, antes del inminente inicio de la Cuaresma. Buscar el reino de Dios es redescubrir que el Señor ha salido a nuestro encuentro y que siendo rico, se hizo pobre (2Cor 8,9); es redescubrir que el Señor nos ama, que el Señor nos llama a conocer y acoger su estilo de vida y su voluntad. Buscar el reino de Dios es dejar que el Señor nos salve y colaborar con él en la salvación de los hermanos. Es creer que nuestra salvación está en el Señor y que la salvación de todos está en el señor. Dios es el único que verdaderamente salva y libera ―afirma en su mensaje de Cuaresma el Papa Francisco―; y por eso añade: ¡El Señor nos invita a anunciar con gozo este mensaje de misericordia y de esperanza!

     Nos viene bien meditar este texto del Papa, tanto por lo que hace referencia a nuestra vida de fe y nuestra conversión, cuanto por lo que toca a nuestra misión, personal y comunitaria.

 

Hay una única verdadera tristeza y una única miseria

     En el centro de su mensaje para la Cuaresma, el Papa Francisco    nos recuerda: Se ha dicho que la única verdadera tristeza es no ser santos (L. Bloy); podríamos decir también que hay una única verdadera miseria: no vivir como hijos de Dios y hermanos de Cristo. Aquí está el núcleo de la Cuaresma y, por consiguiente, el de nuestra conversión y el de nuestra misión: tender a la santidad, vivir como hijos de Dios y hermanos de Cristo, ayudando a los demás (y, por lo que nos toca a nosotros, especialmente a los jóvenes) a hacer lo mismo. Naturalmente esta ayuda a los demás debe entenderse en sentido global. Añade el Papa Francisco:

A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas ... Podemos distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual. Y el Papa hace una amplia descripción de ellas para concluir: Que este tiempo de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y espiritual el mensaje evangélico, que se resume en el anuncio del amor del Padre misericordioso, listo para abrazar en Cristo a cada persona. Podremos hacerlo en la medida en que nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza. La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele.

     ¿Cómo responder, pues, a la llamada a la conversión que nos viene de la Cuaresma? El mensaje del Papa Francisco nos ayuda y nos llega mientras trabajamos en nuestras aportaciones para el Capítulo general. Estamos invitados a imitar a nuestro Maestro y a conformarnos con él (estas expresiones del Papa Francisco nos recuerdan otras expresiones análogas y familiares del Padre Fundador) y a obrar concretamente para aliviar la miseria material, moral y espiritual de los hermanos. Vivir con autenticidad la Cuaresma y prepararnos seriamente a la celebración del Capítulo general: dos aspectos que van juntos en este tiempo favorable que el Señor nos concede.

 

Misión y pertenencia, misión y evangelización, misión y programar de nuevo

     Como ya hice el mes pasado, para volver a poner de relieve la exigencia de continuidad y novedad en nuestro camino como Familia pavoniana, me fijo en otro párrafo de la Consulta general de 2011, que puede alumbrar el actual trabajo de preparación del Capítulo general.

     • Misión y pertenencia. El estar con Cristo y la pertenencia a la comunidad constituyen la base y el elemento que impulsa nuestra misión. Lo mismo que nuestra identidad y nuestra misión pavoniana representan la prioridad de nuestros intereses, de nuestras opciones y de nuestros compromisos. La participación pavoniana en otros ámbitos y en otras pertenencias solo es posible si ayuda y no como un estorbo.

     • Misión y evangelización. Se trata de una relación que debe fundarse sobre la claridad. Claridad en la comunidad religiosa, sobre todo. Esa claridad tiene que ser visible, ha de proponerse y darla a conocer por lo que es, encontrando el modo de explicitar los motivos profundos y de fe que están en la base del servicio que se realiza.

     Claridad con los colaboradores laicos. Ellos están llamados a acoger y compartir el espíritu y el carisma pavoniano y a ofrecer su propia aportación desde su sensibilidad y profesionalidad. La comunidad debe dar valor a su presencia y sus propuestas, favorecer su formación e integrar su acción en los diferentes ámbitos de la misión.

     Claridad y sistematicidad en la propuesta educativa dirigida a los chicos y a los jóvenes, en relación con el Proyecto educativo pavoniano. El corazón del carisma pavoniano es dar familia y futuro a los muchachos y jóvenes que no lo tienen  (Doc. cap. 2008, 3.5). Se da familia y futuro a través de una formación integral (humana, cultural/profesional y cristiana) y valorando el trabajo como medio educativo privilegiado por el Padre Fundador. La formación integral implica el compromiso de llenar las carencias que recuerda el Papa Francisco, tanto en lo material y moral, cuanto en lo espiritual, considerando esto último como el trasfondo irrenunciable del proyecto educativo pavoniano.

     • Misión y nueva programación. La realidad actual (globalización, interculturalidad, etc.) nos pone ante nuevos retos que no podemos esquivar. A las antiguas pobrezas se añaden otras nuevas (cf. Doc. cap. 2008, 1.3). En este contexto estamos llamados a volver a proyectar nuestra misión, haciendo todo aquello que nos es posible y sostenible (religiosos y laicos juntos) para ofrecer respuestas eficaces según el corazón de nuestro carisma. El criterio de referencia puede ser el siguiente: buscar servir más y mejor como Pavonianos.

     Es la perspectiva que nos acompaña en este camino hacia el Capítulo general y que nos llama ya desde ahora a esa conversión a que nos invita la Cuaresma, para vivir de modo cada vez más auténtico nuestra vocación y nuestra misión. El Señor sigue pidiéndonos que busquemos sobre todo el reino de Dios y su justicia. Si lo hacemos así, él no dejará que nos falte todo lo demás, todo lo que necesitamos para nuestra vida, nuestras familias, el futuro de la Familia pavoniana.

 

Cuaresma y preparación del 1º de abril

     Durante el tiempo de Cuaresma invito a todas las comunidades a tener una seria celebración penitencial. El instrumento de trabajo que estamos reflexionando, y que nos solicita nuestras aportaciones para el Capítulo general, nos  anima entre otras cosas a reconciliarnos con nuestra memoria. Esto comporta reconciliarnos entre nosotros, saber pedir perdón y perdonar, invocando y acogiendo el perdón de Dios. Se trata de un paso y de un estilo que nos permite crecer en auténtica fraternidad. El Papa Francisco sigue recordando las tres palabras fundamentales para llevar adelante de forma positiva la vida familiar: por favor, perdón, gracias. Creo que estas tres palabras pueden valernos muy bien para construir y reconstruir cada día nuestra vida fraterna.

     El camino de Cuaresma, la celebración penitencial, la conclusión del trabajo sobre los itinerarios de reflexión (que hay que enviar antes del 31 de marzo) sean el mejor modo de prepararnos a la celebración del 1º de abril, 165º aniversario del dies natalis de nuestro beato Padre Fundador, ya en camino, así lo creemos, hacia la canonización.

     Su intercesión y su ejemplo nos ayuden a seguir manteniendo viva, como él lo hizo, la confianza en la Providencia de Dios, que nunca merma en sus proyectos y en sus promesas. Así nos lo asegura la palabra de Dios en el libro de los Proverbios: Encomienda al Señor tus tareas y tendrán éxito tus planes (16,3); y en el salmo 36: Confía en él, y él actuará (5).

     Os saludo con afecto en el Señor, junto con los hermanos de Méjico, entre los que me encuentro, antes de ir a Colombia y de concluir el mes con la visita a los hermanos de España.

     De corazón.

p. Lorenzo Agosti

 

Lagos de Moreno, 2 de marzo de 2014, VIII domingo del Tiempo ordinario (A).