Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana,
En el camino del Adviento que iniciamos, nos lleva de la mano la Virgen María. Estamos preparando la bonita fiesta de la Inmaculada Concepción, con la novena que nos hace sentirnos muy unidos y nos anima a crecer en una devoción sólida, sincera y tierna hacia ella, tal como nos enseñó el Padre Fundador. Recuerdo una de las preguntas que me hicieron los novicios de Filipinas el pasado mes de mayo, unos días antes de su profesión religiosa: ¿Por qué dedicó el padre Pavoni su Congragación a María Inmaculada?
La respuesta implica conocer las tendencias del tiempo en que vivió, su personal experiencia de fe y la sensibilidad educativa que le empapaba. Me parece que las razones más profundas de su decisión de dedicar la Congregación a María Inmaculada hay que buscarlas en la sintonía entre su experiencia de Dios y lo que veía reflejado en la figura de María.
Me parece percibir señales de esta relación cuando el p. Pavoni afirma que la humildad, la sencillez y la obediencia deben ser las virtudes características de los hijos de esta Congregación (CP 24). El Fundador las requiere como peculiares e importantes para nosotros, religiosos, porque estas virtudes caracterizaban su vida y las entendía significativamente sobresalientes en María.
Humildad, sencillez y obediencia (CP 24)
Mirando a María, tal como nos la presenta el Nuevo Testamento, estas tres virtudes dibujan su rostro más hermoso y atractivo.
− Proclama mi lama la grandeza del Señor … porque ha mirado la humillación de su esclava: son las primeras palabras del cántico de María, que el evangelista Lucas pone en su boca en el episodio de la visita a Isabel y que la liturgia de la Iglesia propone en la oración vespertina diaria. María se reconoce como la humilde esclava del Señor y por esto se alegra profundamente en él, que derriba a los soberbios y enaltece a los humildes (cf. Lc 1, 51-52), porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido (Lc 18, 14). María, grande y humilde; grande, porque es humilde.
Leemos en nuestra Regla de vida: La humildad nos permite establecer la adecuada relación con Dios y con el prójimo, pues se identifica con la verdad (RV 9). La humildad –afirma un maestro y testigo espiritual de nuestro días− no puede nacer más que de la fe y por eso, según san Agustín, no existe fuera de una revelación de Dios. Pero, por otro lado, la consecuencia que la revelación auténtica de Dios provoca necesariamente es la humildad. Quien no es humilde no conoce a Dios, no es un alma religiosa. A un alma religiosa se la reconoce por el grado de su humildad. Uno puede ser un gran hombre, incluso dentro de la Iglesia, pero ni mucho menos es un alma religiosa si no tiene humildad. Esto vale para el papa y para el último cristiano (Divo Barsotti).
La humildad de Jesús (Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón – Mt 11, 29), la humildad de María, la humildad del p. Pavoni (Quiera de Divina Providencia servirse de mi nada) … nuestra humildad.
− La sencillez nos abre al prójimo con un estilo de vida auténtico, discreto, respetuoso, lo cual facilita las relaciones interpersonales y favorece el verdadero “espíritu de familia”, seguimos leyendo en el mismo párrafo de la Regla de vida. La sencillez de María, como la de una paloma (cf. Mt 10, 16). Recibió la más extraordinaria revelación de Dios, convirtiéndose en la madre del Hijo hecho hombre, y es el mejor modelo entre los pobres de Yavé. Ante todo, a ella se pueden referir las palabras de Jesús: Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños (Lc 10, 21).
Las cosas sencillas son las auténticas cosas buenas; las mujeres y los hombres sencillos son el tesoro precioso de la tierra. Poseen la bondad y el aroma del pan. El pan es sencillo, no se exhibe, habla en la mesa, se deja partir (A. C.). La sencillez de María, del p. Pavoni … nuestra sencillez.
− He aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra (Lc 1, 38). Aquí María muestra su disponibilidad a la voluntad de Dios con una obediencia libre y gozosa, porque siente que su plena realización consiste en acoger la propuesta que le viene de Dios y que le permite colaborar en un proyecto en bien de toda la humanidad. Obedecer a Dios, participar en su proyecto de amor y salvación, hace que nuestra vida dé frutos de bien y colma de verdadera alegría, mucho más que si la viviésemos según nuestro propio proyecto. El mayor grado de realización para cualquier hombre consiste en insertar el propio proyecto de vida en el proyecto de Dios. Así fue para Jesús: obediente hasta la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó (Fil 2, 8-9). La obediencia –leemos en la Regla de vida− nos hace gozosamente disponibles a la voluntad de Dios, pues Dios es quien manda y nosotros no debemos desear otra cosa que el cumplimiento de la voluntad de Dios (9).
La obediencia de Jesús (Padre … no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú – Lc 22, 42), la obediencia de María, la obediencia del p. Pavoni (El proyecto me pareció dictado por el cielo) … nuestra obediencia.
8 de diciembre: renovación de nuestra consagración a Dios, a imitación de María
La renovación de la profesión, que hacemos el 8 de diciembre, para nosotros, religiosos, constituye un momento de toma de conciencia y confirmación del sí que hemos dado al Señor y que deseamos renovar, con una confianza plena en la ayuda de su gracia y en su misericordia. Hemos sido llamados a una vocación especialmente valiosa, a entregarnos totalmente al Señor y a los hermanos por medio de los votos de castidad, pobreza y obediencia, vividos en humildad y sencillez. Hagamos continuamente la experiencia de que una decisión tan comprometedora no está al alcance de los recursos humanos (RV 27).
Junto con la gracia del Señor, que hemos de acoger y cultivar con una intensa vida espiritual, y junto con nuestra vigilancia y disponibilidad, en este arduo camino nos sostiene el ejemplo de María (RV 38). María, con su ejemplo y con su intercesión, nos sostiene a los religiosos para vivir nuestra consagración, y también a vosotros, los laicos, en la renovación de la promesa de compartir con el mismo espíritu el carisma de la Congregación. De este modo, nos sentimos unidos, como Familia pavoniana, bajo el manto de nuestra querida madre María, como le gustaba repetir al Padre Fundador.
Itinerarios de reflexión, hacia el Capítulo general
También nos estamos preparando para la celebración del Capítulo general.
El 31 de diciembre es la fecha límite para enviar la primera parte de las propuestas sobre la reflexión del documento precapitular. A primera vista, este instrumento de trabajo puede parecer de lectura no fácil. Ciertamente exige que lo leamos con atención. Pero al abordarlo de este modo, nos damos cuenta de que toca los puntos neurálgicos de nuestra realidad y nos estimula a responder confiadamente y con sentido de responsabilidad. Más allá de las reflexiones que ciertamente el texto está suscitando en las comunidades, la aportación más importante que podemos ofrecer para la preparación del Capítulo general son las propuestas de mejora de las situaciones denunciadas, entre las que se determinarán después las que obtengan el mayor consenso.
Quedo a la espera, pues, de recibir estas propuestas de mejora dentro de la fecha señalada, como aportación concreta de cada comunidad y como expresión de especial amor a la Congregación y a su futuro por parte de toda la Familia Pavoniana.
Entre la Inmaculada y la Navidad
Hace unos días, el 29 de noviembre, participé en Roma en el encuentro de los Superiores generales con el papa Francisco. Ha sido una experiencia emotiva, en un intenso diálogo que se prolongó durante tres horas. Al darle la mano, di gracias al Santo Padre y le dije: Esperamos que sea usted quien canonice a nuestro Padre Fundador. El papa Francisco sonrió. Añado a esta carta un breve pero significativo comunicado oficial del encuentro.
La fiesta de la Inmaculada constituirá el corazón de este mes y nos preparará para celebrar del mejor modo la Natividad del Señor.
El día 8 se celebrará la inauguración oficial de la obra educativa para niños sordomudos que pusimos en marcha el año pasado en Saaba (Burkina Faso).
En San Leopoldo (Brasil), el sábado 14 emitirán su primera profesión los novicios Michael y Marcos.
Entre el 27 y el 29 la comunidad vocacional de la Capuchina de Lonigo propone un retiro espiritual para adolescentes y jóvenes. Para los jóvenes españoles se ha organizado la participación en el encuentro europeo de Taizé, en Estrasburgo, entre el 28 de diciembre y el 4 de enero.
Seguimos expresando nuestra solidaridad y ayudando a la comunidad de Antipolo, también ella empeñada en ayudar a la población filipina gravemente golpeada por un tifón el mes pasado.
Y dejémonos inspirar por la exhortación apostólica del papa Francisco, Evangelii gaudium.
Desprendámonos de las obras de las tinieblas y revistámonos con las armas de la luz (Rm 13, 12) … Caminemos a la luz del Señor (Is 2, 5). Hago mía esta invitación que nos hace hoy la Palabra de Dios, como mi mejor deseo para las fiestas de la Inmaculada y de la Natividad del Señor.
p. Lorenzo Agosti
Tradate, 1 de diciembre de 2013, I domingo de Adviento