Que nos acerca a Dios como Divina Providencia en los momentos de dificultad

Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana,

     La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado (Rm 5, 5). Es un fragmento de la palabra de Dios que nos llega hoy, día de la Conmemoración de los fieles difuntos.

     Quien espera en el Señor no queda defraudado. Es una verdad que, proclamada de distintos modos y con diferentes matices, traspasa toda la Sagrada Escritura, desde el Antiguo al Nuevo Testamento.

     La liturgia de hoy es una proclamación de la esperanza cristiana, esperanza que ya experimentamos en las vicisitudes de la vida terrena y llega a su pleno cumplimiento en la bienaventuranza del cielo.

     También en la historia de la Congregación esta virtud ha sostenido y animado a nuestros hermanos en las tribulaciones que tuvieron que afrontar para no sucumbir y mantener vivo el carisma que el Espíritu dio a nuestro Padre Fundador a favor de la juventud pobre. Nos da testimonio de ello, en particular, el recuerdo afligido y constante de la invocación central del salmo 80 (79), que ha distinguido la oración tradicional de la Congregación.

 

El salmo 80 (79). Ven a visitar tu viña

     En el salmo 80 emerge la imagen de la viña, referida al pueblo de Dios. El salmista, ante la devastación actual de la nación, evoca las obras realizadas por Dios para dar seguridad y patria a su pueblo. Y recurre a la imagen de la viña. Dios ha arrancado una vid de Egipto y la ha trasplantado en la tierra prometida. Aquí la ha cultivado, la ha hecho fructificar. Pero después, destruido el cercado, los viandantes y los animales la han devastado: Sacaste una vid de Egipto, expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste; le preparaste el terreno y echó raíces hasta llenar el país … ¿Por qué has derribado su cerca para que la saqueen los viandantes? (9-10 y 13).

     Con la metáfora el salmista suplica la actuación de Dios para que libere a su pueblo de los enemigos que lo han saqueado y para que le devuelva la unidad, la paz y el bienestar: Tú que guías a José como a un rebaño … despierta tu poder y ven a salvarnos; … restáuranos, que brille tu rostro y nos salve (2-4). Después de la súplica inicial del salmo, sigue la enérgica petición central: Dios del universo, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña. Cuida la cepa que tu diestra plantó (15-16a). A esta súplica afligida, que se repite, se une el propósito renovado del pueblo de ser nuevamente fieles a la alianza con el Señor: No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre. Señor, Dios del universo, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve (19-20).

 

Respice de coelo … La confianza en la Providencia de Dios y su súplica 

     Los hermanos de nuestra Congregación, vapuleados por los dolorosos sucesos de la supresión de 1866 y por la consiguiente dispersión, hallaron en este salmo un motivo de esperanza. Se sintieron en la misma situación que el pueblo de Israel, cuando estaba en riesgo su misma supervivencia, e hicieron suya la plegaria del salmista. Esta oración se convirtió en una cotidiana invocación a la Providencia de Dios, para que no abandonase a una familia religiosa que él mismo había querido en la persona y en la obra del santo Fundador. La confianza en la Providencia de Dios, experimentada en los años en que se concretó el renacimiento de la Congregación, ha acompañado después nuestra historia y también se ha caracterizado por la oración de la parte central de este salmo: Respice de coelo, Pater, et vide: visita vineam istam et dirige eam, quam plantavit dextera tua (15-16a).

     Aunque hoy no usemos estas expresiones, no deja de ser verdad y no puede debilitarse nuestra confianza en la Providencia de Dios y su constante petición. Asístenos con tu Providencia, a la que nos confiamos con fe, rezamos en la fórmula de las primeras vísperas de la cuarta semana del salterio. La frase nos recuerda el manto de la Providencia que, junto con el de María, envolvió al padre Ludovico Pavoni (RV 4). La Regla de vida, en el párrafo citado, nos recuerda este rasgo característico del espíritu pavoniano, tan vivo en la experiencia del Fundador.

     Hoy seguimos teniendo necesidad de confiar en Dios e invocar a su Providencia. En estos meses de preparación del Capítulo general todavía somos más conscientes de que, sin su actuación, nos cansamos en vano (cf. Sal 127). Es la Providencia de Dios la que cuida de la Congregación y nos procura el sostén necesario, en recursos vocacionales y económicos, para desarrollar la misión que nos ha sido confiada. Nosotros hemos de poner todo de nuestra parte, en un compromiso de santidad y de fraternidad, con iniciativas y dedicación; pero es la Providencia del Señor la que hace duradero y fecundo nuestro apostolado. Seguimos confiando en ella, seguros de que el Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades (Sal 100, 5).

 

Cómo rezar los salmos

     El reclamo a los salmos citados nos anima a avivar nuestro modo de rezarlos cada día, especialmente en las oraciones de laudes y vísperas. Los salmos constituyen la parte fundamental de nuestra oración comunitaria. Siempre han sido el alimento espiritual sobre todo de las personas consagradas.

     San Ambrosio habla de ellos lleno de entusiasmo: Toda la Escritura divina emana la bondad de Dios; sin embargo, sobre todo, el dulce libro de los salmos … Quien los lee, encuentra cómo curar las heridas de las propias pasiones con un remedio especial … El salmo es bendición para los fieles, alabanza a Dios, profesión y canto de fe, expresión de auténtica devoción, grito de júbilo … Mitiga la ira, libera de las prisas, levanta de la tristeza … ¿Qué es entonces el Salmo sino el instrumento musical de las virtudes? (Sobre el tema podemos leer los textos recogidos en el oficio de lecturas del viernes y sábado de la X semana del tiempo ordinario).

     Análogo entusiasmo encontramos en el Papa san Pío X: Los salmos tienen, además, una eficacia especial para suscitar en las almas el deseo de todas las virtudes (cf. el texto de la memoria el 21 de agosto).

     Estas citas nos empujar a rezar los salmos no con prisas y de forma mecánica, sino de modo que nos hablen al corazón, que expresen nuestra fe y nuestro amor al Señor, que alimenten nuestro espíritu, que repercutan en nuestra vida, que sean un medio para presentar al Señor nuestra situación y la de la humanidad, a través de la alabanza, el arrepentimiento, el agradecimiento, la súplica, la adoración, el ofrecimiento de sí mismo. Por eso, en la recitación comunitaria o en el canto de los salmos, quizá sea bueno introducirlos y/o, sobre todo con algunos particularmente expresivos, dejar después tiempo para la resonancia personal y también para compartir lo que hemos orado.

 

Agenda de noviembre. 40º de la muerte del p. Santiago Ghitti

     El 28 de noviembre será el 40º aniversario de la trágica muerte del p. Santiago Ghitti en Eritrea. Invito a nuestras comunidades y parroquias a recordarlo ese día en la celebración de la eucaristía, junto con los demás hermanos y laicos difuntos de la Familia pavoniana.

     En Brasil – 15/17: En Belo Horizonte distintos encuentros provinciales.

     En España – 8/10: convivencia de los Grupos Saiano en Valladolid; 23: jornadas de otoño de la Familia pavoniana.

     Entre el 27 y el 29 participaré en Roma en la Asamblea de los Superiores generales, que afrontará el tema del ejercicio de la autoridad en la vida consagrada hoy, con particular atención al impulso que ofrecen los gestos y las enseñanzas del Papa Francisco.

     El domingo 24, solemnidad de Cristo Rey, concluirá la celebración del Año de la fe, el sábado 16 celebraremos la memoria de María, Madre de la Divina Providencia y el sábado 29 iniciaremos la novena de la Inmaculada. Escuchemos al Papa Francisco y oremos con él: Nos dirigimos en oración a María, madre de la Iglesia y madre de nuestra fe. ¡Madre, ayuda nuestra fe! Abre nuestro oído a la Palabra, para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada … Ayúdanos a fiarnos plenamente de él, a creer en su amor, sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz, cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar … Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús, para que él sea luz en nuestro camino (Lumen fidei, 60).

     Feliz camino a todos, en el nombre y con la ayuda del Señor.

 

p. Lorenzo Agosti

Belo Horizonte, 2 de noviembre de 2013, Conmemoración de los fieles difuntos.