Anunciando el próximo Capítulo General en julio de 2014

Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana,

     en el mes de septiembre que hoy empezamos, ponemos en mar­cha oficialmente la preparación del próximo Capítulo general, que celebraremos durante el mes de julio de 2014. A la vez que nos seguimos de­dicando a nuestros compromisos cotidianos, tanto personales como comunitarios, dirigimos la atención y el interés, la ora­ción y la reflexión hacia ese momento fundamental, que desde siem­pre acompasa el camino de la Congregación.

 

 

El Capítulo general: manifestación de la solicitud de todos por el bien común

     Nuestra Regla de vida nos recuerda el significado y el valor del Capítulo general en un sintético apartado (251-254), dentro del capí­tulo sobre el servicio de autoridad. Se trata de unos números que será bueno leer y meditar comunitariamente, para disponernos a cele­brarlo de la mejor forma posible. Me limito aquí a subrayar sencilla­mente algunas cosas. Me parece que la definición más interesante es la que afirma que el Capítulo general representa la manifestación de la soli­citud de todos por el bien común. Diría que es esencial partir de aquí.

     En la medida en que llevamos en el corazón la Congregación, que es nuestra nueva familia, en la medida en que la amamos y estamos dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos para el cumplimiento de su misión en la Iglesia, hacemos todo lo posible para colaborar en su vitalidad y en su futuro. Y el Capítulo general representa una ocasión privilegiada en la que podemos expresar esta solicitud por el bien común. Una solicitud que ciertamente nace y continúa después de nuestra entrega de cada día. Esta solicitud nos hace sentir el Capítulo como el signo mayor de unidad de la Congregación y la máxima ex­presión de comunión fraterna entre nosotros.

     Un sentimiento, sin embargo, que no nos encierra en nosotros mismos, sino que nos abre el horizonte, haciéndonos capa­ces de comprender que el Capítulo es también un evento eclesial. Porque somos Iglesia, somos parte viva de la Iglesia. Si, como afir­maba Pablo VI, todo carisma es un don del Espíritu a la Iglesia, tam­bién el carisma dado al padre Pavoni y, en él, a la Congregación, ha sido y sigue siendo un don a la Iglesia. Nos preparamos al Capítulo general reavivando esta conciencia.

 

 

El Capítulo general: tiempo fuerte de autoconciencia de la Con­gregación

     Deseo subrayar una segunda expresión de la Regla de vida: el Capí­tulo como ocasión privilegiada de autoconciencia de la Congre­gación. Del Capítulo general trata también el Directorio de la Regla de vida, en los números 502-520. Los números 509-512 pro­porcionan indicaciones específicas para su preparación. Desde esta perspectiva se ha preparado un texto, titulado Dejémonos transformar para renovar nuestra mente – Itinerarios de reflexión, que próxima­mente se presentará en cada Provincia.

     Este texto, a la luz de unos versículos de la carta de san Pablo a los Romanos (12, 1-2), constituye un instrumento que nos dará la posibi­lidad de pulsar todo y solo lo que nos preocupa y es importante afrontar. Nos permitirá, pues, hacer un pertinente análisis de nuestra situación, para que podamos convertirnos a los caminos del Señor y configurarnos más profundamente con el Cristo resucitado. El Capítulo es acontecimiento de salvación y celebración pe­nitencial, que nos invita a preguntarnos sobre la fidelidad al ideal evangélico de vida consagrada y apostólica querido por nuestro Fundador.

     En la premisa de este texto de preparación doy algunas indicacio­nes sobre su sentido y sobre el modo de utilizarlo. Por eso no me detengo en ello. Solamente recuerdo algunas notas de la Regla de vida, que nos ayudan a situarnos correctamente para llevar a cabo la preparación: En vista del Capítulo, todos los hermanos y cada Co­munidad se sentirán obliga­dos a colaborar en la prepa­ra­ción del mismo con la oración, el interés efectivo en las ini­ciativas propuestas y el empeño de proporcio­nar todos los elementos para que se pueda reconstruir la situación real de la Congrega­ción (510).


2013-2014: año de especial amor a la Congregación y a nuestra vocación

     ¿Con qué espíritu afrontar el año que tenemos por delante? Pro­pongo vivirlo como un año de especial amor a la Congregación. Este puede ser el tema que nos acompañe y dé alma al compromiso de preparación que estamos a punto de empezar, para no correr el riesgo de perder de vista el objetivo que nos une y hacia el que tendemos.

     El amor a la Congregación nos ayuda a ver y vivir este trabajo tan comprometedor no solo como una obligación o, peor aun, como un peso del que gustosamente prescindiríamos, o como una inútil pérdida de tiempo, sino como una oportunidad; se trata de una opor­tunidad para redescubrir la misericordia de Dios que nos llama a de­jarnos transformar y a renovarnos, para discernir y realizar hoy su voluntad y su proyecto sobre nuestra Congregación.

     Es una ocasión de gracia para nosotros y es un servicio precioso para el futuro de la Congregación y para la Iglesia. En este tiempo en que vivimos. Con sus dificultades y sus retos y con sus oportunida­des, también este es tiempo de gracia, es kairós. En este tiempo, en el lugar en que nos hallamos, ¿qué podemos hacer? ¿Qué debemos hacer? ¿Qué queremos ser?

     Lo que el Señor nos pide, nos ayuda a realizarlo. ¡Esta es la esperan­za cristiana!

     Sea este año, pues, un año de amor especial a la Congregación, un año de amor a nuestra vocación, un año de renovadas iniciativas vo­cacionales.

     En este sentido expresamos un deseo: actuemos de tal forma que los muchachos y jóvenes que acogemos en nuestros centros educati­vos, así como todos nuestros laicos colaboradores, sientan el calor de una comunidad religiosa, sientan el calor humano y espiritual de una comunidad pavoniana; sientan la solidez de su fe. Este debería ser siempre le objetivo central de la programación anual de cada comu­nidad. Y creo que este puede ser el resultado más hermoso también de la preparación del Capítulo general.

 


Agenda

     Para poner en marcha la preparación del Capítulo general, los supe­riores de comunidad están convocados en Belo Horizonte el 9 de septiembre; en Milán el 27 de septiembre; en Valladolid el 2 de octu­bre.

     Del 18 al 20 de septiembre tendremos en Roma la reunión del Con­sejo general.

     El 5 de septiembre se reunirán en Milán los profesores (religiosos y laicos) de los colegios y centros profesionales, para un encuentro formativo sobre el tema Jóvenes y fe: una historia posible.

     El domingo día 8, el hno. Carlos Antonio Pontes de Aguiar emitirá la profesión perpetua en Belo Horizonte.

     El mismo domingo, en Asmara, comenzarán el noviciado seis jóve­nes eritreos: Amanuel Kidane Teclemariam, Kiflit Liebe Uqbali­det, Alem Yohannes Ghebrebi, Medhim Temnewo, Haileab Kiflay Azzazi e Semere Aibu Mebrahtu. Espero poder estar presente, una vez obtenido el visado para visitar durante unos días a nuestras co­munidades de Eritrea.

     Damos gracias al Señor por estos acontecimientos de gracia y pidá­mosle que nuestros jóvenes puedan perseverar fielmente en el camino emprendido por amor del Señor.

     Seguros de la continua asistencia de la Providencia de Dios y de la intercesión de María Inmaculada y del Padre Fundador ―de quien prosigue el íter para la canonización― afrontamos con realismo y espíritu de fe los compromisos que tenemos por delante.

     Nos sostiene y anima la palabra de Dios: Por la conversión y calma seréis liberados, en el sosiego y seguridad estará vuestra fuerza … Sin embargo aguardará el Señor para haceros gracia …: ¡dichosos todos los que en él esperan! (Is 30, 15.18). 

     Lleguen a todos mi saludo y mi deseo de todo bien.

 

p. Lorenzo Agosti

 

Tradate, 1 de septiembre de 2013, XXII domingo del tiempo ordina­rio.