Con noticias sobre la canonización de L. Pavoni y el III Encuentro de la Familia pavoniana

 

 Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana,

     entramos en el mes de julio, que se va a distinguir por el tercer encuentro interprovincial de nuestra realidad de Familia pavoniana.

     Será un momento de celebración e impulso de esta significativa experiencia. Una vez más deberemos dar gracias al Señor por el camino realizado. Tendremos ocasión, también, de invocar concordes la intercesión de María Inmaculada y de nuestro Padre Fundador para que nos ayuden a continuar este camino de forma vigorosa y apropiada para el futuro de nuestro carisma.

     Los que de nosotros, religiosos y laicos, nos vamos a encontrar en Brescia el 6 de junio y en Saiano el día siguiente, sentiremos la responsabilidad y la alegría de representar a toda la Familia pavoniana. Las experiencias que nos intercambiaremos nos ayudarán a regresar a nuestras comunidades para dar un impulso renovado a lo que el Señor está realizando en la Congregación. Invito a quien no vaya a participar a que se sienta unido a este acontecimiento, acompañándolo con la oración por un buen resultado.

     También es esta circunstancia nos acompaña la protección maternal de María Inmaculada. No por nada cada vez que nos dirigimos a ella con el Ave María (y seguro que lo hacemos todos los días), le pedimos que ruegue por nosotros, pecadores, ahora.

     Es la conciencia de que en todo momento María está con nosotros y nos escucha.

 

Ahora

     Cuando pronunciamos este ahora, nosotros (personalmente y como comunidad) pedimos a María poder vivir el momento presente y cada momento de nuestra vida a la luz de Dios, como hijos de Dios, en la voluntad de Dios. El ahora del Ave María nos llama al don incesante de Dios y a nuestra incontinua responsabilidad.

     No hay momentos vacíos en nuestra vida, momentos inútiles, momentos insignificantes. El Señor siempre está presente con su gracia y su misericordia, y espera de nosotros una continua respuesta de conversión, de fidelidad y de amor.

     Ya se ha escrito: El momento pasado ya no está; el futuro no lo poseemos todavía. A Dios lo podemos amar sólo en el presente que nos es dado.

     El ahora del Ave María puede encontrarnos en situaciones muy diferentes: animados y llenos de gozo y esperanza o cansados y desilusionados; fervorosos o, por el contrario, tocados por algún sufrimiento; en pleno trabajo o inactivos. La lista puede seguir con otros muchos términos que describan nuestra situación. Pues bien, no existe condición en la que María no constituya para nosotros un sostén y un motivo para animarnos, junto con una llamada a escuchar en todo momento al Señor. Haced lo que él os diga (Jn 2, 5).

     Ahora, ¿qué me dice el Señor? Ahora, ¿cómo vivo? Ahora, ¿en qué punto me encuentro en mi camino de fe?

     Ahora me interpela sobre la importancia que doy a lo que me sucede a lo largo del día. Me interpela sobre la solidez de mi oración, sobre el uso responsable del tiempo, sobre el compromiso en mis obligaciones, sobre el servicio a los hermanos, sobre la calidad de las relaciones con los demás…

     Ahora me hace sensible a la realidad de la humanidad de cualquier rincón del mundo. Ensancha mi oración y mi solidaridad hacia los pobres, los que sufren, los pecadores de todo el mundo, empezando por los que tengo más cerca.

     Ahora me ayuda a sentirme en camino con todos los hombres de buena voluntad, para colaborar en el crecimiento del reino de Dios, en la construcción de un mundo mejor, en la edificación de la civilización del amor.

     Ahora me ayuda a acoger e intensificar mi adhesión a la Iglesia, mi pertenencia a la Familia pavoniana, mi dedicación a la misión que inició el Señor en el Padre Fundador y que comparten tantos otros religiosos y laicos.

     ¡Cuánta fuerza podemos poner en el ahora del Ave María!

 

La causa de canonización del beato Ludovico Pavoni

     A propósito del padre Pavoni, quiero compartir con vosotros algunas impresiones de la ceremonia de clausura del proceso diocesano, celebrada en Sao Paulo, en Brasil, el pasado 18 de junio.

     Empezó a las 14.00 h. y duró una hora. Estuvo presidida por el Card. Odilio Pedro Sherer, Arzobispo de Sao Paulo. Participaron todos los miembros del tribunal diocesano constituido ad hoc. Con algunos religiosos y laicos de la Familia pavoniana de Brasil, acompañados por el Superior provincial, p. Gabriel Crisciotti, estaban presentes el Postulador general, p. Pedro Riva, y el Vicepostulador, hno. Diomar Batista Santos Martins, con algunos familiares suyos y su padre, Honorio Lopes Martins, que fue quien, en 2009, obtuvo la gracia de la curación; episodio que ha sido tomado en consideración en el proceso del tribunal eclesiástico, al haber sido atribuida la gracia de la curación a la intercesión del beato Ludovico Pavoni.

     Más allá de los aspectos burocráticos, que concluyeron con la consigna de toda la documentación al p. Riva, encargado de entregarla en Roma, en la Congregación de las Causas de los Santos, me ha impresionado el clima en que se vivió todo esto. Un clima de atenta y conmovida participación, empezando con la oración y las palabras del Cardenal. Los informes de los distintos miembros del tribunal contribuyeron a hacernos revivir la experiencia de la intervención de Dios, obtenida por medio de la oración de quienes habían testificado en el proceso. Y fue emocionante encontrarse con quien ha obtenido la gracia de la curación.

     ¡Es verdad que el Señor interviene a favor de los sencillos y los humildes!

     En el momento de la clausura de la ceremonia, todos nos dirigimos al Señor con la oración para la glorificación del padre Pavoni. Casi como un eco de la intervención precedente del p. Riva.

     El Postulador dio las gracias al Cardenal y a los miembros del tribunal por el trabajo tan bien hecho y en tan poco tiempo, y puso de relieve que esta intervención de Dios, acaecida en Brasil, puede considerarse como una respuesta a la gran devoción que aquí se cultiva hacia el padre Pavoni y como un signo de benevolencia del Señor hacia esta tierra y hacia la Familia pavoniana local.

     El camino que nos espera ciertamente es largo –añadió el p. Riva–. Y sólo cuando el Papa reconozca esta curación como milagro estaremos seguros de la canonización del padre Pavoni. Mientras tanto, alimentemos esta esperanza y sigamos rezando para que la causa llegue a buen fin.

     Podemos entender que esta causa, reiniciada oficialmente en el pasado mes de diciembre, constituye un don que el Señor está haciendo a la Congregación ahora, en este Año de la Fe y Año Mariano. Un posterior y particular don obtenido por intercesión de María; también ello un don que realiza el ahora que diariamente rezamos en el Ave María.

 

Agenda de julio

     Junto al tercer encuentro interprovincial de la Familia pavoniana, el mes de julio nos ofrece, como todos los años, la oportunidad de vivir la experiencia de los ejercicios espirituales, tanto en Brasil como en Italia, en la semana que va del 21 al 28.

     En los mismos días, en Río de Janeiro (Brasil), con la presencia del Papa Francisco, se celebrará la Jornada Mundial de la Juventud, en la que participarán algunos de nuestros religiosos.

     Son momentos de gracia a los que tenemos que dar el mayor valor posible.

     Durante los días 3 y 4 se reunirá en Tradate el Consejo general, al que se añadirán, los días 8 y 9, los Superiores provinciales, para poner en marcha la preparación del Capítulo general del próximo año.

     Caminamos a la luz del Señor y seguimos ofreciéndonos a su Providencia, del modo que nos ha dado ejemplo el padre Pavoni y como leemos en el último versículo de la Sabiduría: En todo, Señor, engrandeciste y glorificaste a tu pueblo, y no dejaste de asistirle en todo tiempo y lugar (Sb 19, 22).

     Lleguen a todos mis más cordiales saludos y mis deseos de todo bien.

P. Lorenzo Agosti

Tradate, 30 de junio de 2013, XIII domingo del tiempo ordinario