Seguimos celebrando el bicentenario entre la creatividad y la fidelidad

Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana,

     acabamos de celebrar la fiesta de nuestro beato Padre Fundador. El mismo día 28 de mayo hemos vuelto al tiempo ordinario, después de la solemnidad de Pentecostés. El recuerdo del p. Pavoni sigue acompañándonos y nos estimula a vivir las cosas de cada día, dejándonos guiar por el Espíritu del Señor en la dedicación con todo el corazón a la misión que nos confía. En los retos que cada día tenemos que afrontar, el Fundador es nuestro modelo, guía e intercesor.

     No me parece exagerado hablar de retos. Podemos utilizar otros términos análogos, pero ciertamente cada día se nos pide ser fieles y creativos al mismo tiempo. Y no es fácil, no es obvio, no es espontáneo. Es un reto.

     Ser fieles. La fidelidad es uno de los dones que caracterizan “el fruto del Espíritu” (Gal 5, 22). Ser fieles a la llamada del Señor, fieles a su Palabra, fieles a los compromisos asumidos, sin concesiones o componendas con lo que se ha dejado; todo esto exige una fuerte convicción y un constante empeño de nuestra parte y una particular gracia del Señor, que hemos de invocar cotidianamente, porque sólo con la ayuda de su Espíritu podemos perseverar y experimentar que en la fidelidad se halla el gozo verdadero y pleno a que aspiramos, que nadie nos podrá quitar (cf. Jn 15, 11 y 16, 22).

     Ser creativos. Primero, es normal para nosotros tener puntos de referencia constantes, para que cada día sepamos cómo comportarnos y qué hacer. Pero no debemos caer en el riesgo de “lo habitual” y de la inercia. Es necesario vivir continuamente con un espíritu nuevo lo que habitualmente hacemos y es importante de vez en cuando intuir y realizar algo nuevo, confrontándonos incluso con quienes viven y colaboran con nosotros.

     Desde esta perspectiva, me parece que el p. Ludovico Pavoni es verdaderamente para nosotros un ejemplo de fidelidad y de creatividad. Porque fu fiel al Señor, fue capaz de ser creativo. En las cartas de los dos meses anteriores hice algunos apuntes sobre algunas de las expresiones más significativas que encontramos en sus escritos, de las que luego, coherentemente, brotó su acción: la de los ”dulces atractivos” y la del “naufragio”. El riesgo de naufragio de tantos jóvenes, por el que se dejó sacudir, le llevó a reflexionar y a actuar.

 

“¿Qué remedio a tanta calamidad?” (Introducción del Reglamento del Instituto, de 1831)

     Esta fue la pregunta que el p. Pavoni se hizo ante el “naufragio”, es decir, ante el riego de fracaso a que estaba destinada la vida de muchos jóvenes de su ciudad. A la pregunta: “¿Qué remedio a tanta calamidad?”, él respondió con la entrega de toda su vida. Respondió con un montón de intuiciones, de intervenciones y de realizaciones.

     Después de las primeras experiencias apostólicas, empezó con la fundación del oratorio, en mayo de 1812, abierto sobretodo para los que se avergonzaban “de presentarse andrajosos y harapientos” en los demás oratorios de Brescia (cf. Idea general de las Constituciones primitivas). De aquí pasó a la fundación del Instituto en san Bernabé, en 1821, para dar una formación más sólida a un cierto número de sus jóvenes, para los que no era suficiente la experiencia oratoriana. San Bernabé se convirtió para ellos en familia, escuela, lugar de formación al trabajo y a la vida; fue su respuesta más sólida a la intuición de su corazón –la que le sugirió el Señor– para poner “remedio a tanta calamidad”. Refiriéndose al Instituto, el p. Pavoni llegará a decir: “Se me presentó el proyecto con tanta claridad que me pareció dictado por el cielo” (RU II, p. 155), expresión que sintetizará en la Introducción de las Constituciones: El plan pareció dictado por el cielo”.

     El Instituto nació desde muy poca cosa, pero se desarrolló y se amplió, entre mil dificultades, según un proyecto que poco a poco iba madurando en su corazón: con la implicación de colaboradores (seminaristas, sacerdotes, laicos), con la ampliación del número de los talleres, con la actividad editorial proporcionada por la “escuela de tipografía”… El p. Pavoni no se acobardó ante las dificultades y perseveró, confiando en que el obispo compartía su iniciativa y, sobre todo, en la divina Providencia. En 1841 recibió también a los sordomudos y, después de tantos sacrificios y trabajos, pudo coronar el “proyecto del cielo” con la fundación de la Congregación, el 8 de diciembre de 1848, día de gran alegría para él.

     Conocemos bien todas estas cosas. Con los apuntes que he hecho, me interesa poner de relieve el espíritu creativo del p. Pavoni, capaz de conjugar la profunda fe en el Señor y la fiel escucha de su Palabra con la lectura de las necesidades del contexto en que vivió, lectura que hizo junto con el obispo y con sus más estrechos colaboradores.

     Es lo mismo que nosotros estamos llamados a hacer, como comunidades, como Provincias, como Congregación, como Familia pavoniana. El Documento capitular está surcado por el hijo conductor de la fidelidad creativa, sobre todo en lo que se refiere a nuestra misión. La página evangélica de Caná nos inspira y nos ofrece la motivación espiritual. Nos toca a todos nosotros, juntos, en los diferentes ámbitos en que nos hallamos, volver a calificar nuestras intervenciones educativas a la luz del “Proyecto pavoniano” e identificar, según nuestro carisma, posibles opciones innovadoras, que den respuesta a las necesidades de la urgencia educativa de nuestro tiempo y de los lugares en que nos encontramos. Todos podemos contribuir en esta tarea, poniendo en marcha fecundos momentos de confrontación y recorriendo después los caminos que nuestros estatutos prevén para llegar a una decisión y para ponerla en práctica.

 

La intencionalidad educativa y el proyecto de Dios

     En el ámbito educativo, el p. Pavoni pone de relieve, en las Constituciones, un bonito párrafo sobre el que quiero detenerme un momento. Inspirar la vocación a un estado [de vida] pertenece exclusivamente a Dios; a nosotros sólo nos resta favorecer sus impulsos (CP 253). Aquí el Padre Fundador nos descubre el culmen de la tarea educativa, que no es otro que el de ayudar a los jóvenes a descubrir y llevar a cabo el proyecto de Dios sobre ellos. Dios tiene un proyecto sobre cada uno de nosotros, porque nos ama y porque cada uno de nosotros es importante para Él. El quehacer educativo consiste en ayudar a cada persona a comprender y acoger este proyecto, sintiéndose amada por Dios e importante para Él. Se trata de un camino largo y articulado, porque exige tiempo e implica una progresiva maduración a todos los niveles; maduración que a menudo procede con altibajos y que puede experimentar momentos de desorientación y sucesos negativos. Es cuestión de tomar y encontrar el sentido verdadero de la vida. Se educa verdaderamente sólo si existe la intención de educar.

     Y esto implica tener muy presente la finalidad de cada acción educativa, que consiste, en último término, en ayudar al otro a crecer en su libertad y en su responsabilidad, correspondiendo al proyecto de Dios. Si hoy educar es una urgencia, en gran medida se debe a que el adulto educador, empezando por los padres, olvida esta perspectiva, esta finalidad. Como educadores estamos llamados a ser testigos coherentes y gozosos de la opción de vida que hemos realizado correspondiendo al proyecto de Dios y a ayudar a los jóvenes a comprender el sentido de la elección de su propia vida. Podemos hacerlo estando cerca de ellos, ayudándoles a sentir que los queremos y, a través nuestro, amados e importantes para el Señor.

     El p. Pavoni sea para nosotros modelo y guía, e interceda para que sepamos afrontar juntos, de manera eficaz, la misión educativa que nos ha sido confiada.

 

Agenda de junio

     Durante estos días se celebra en Milán, con la presencia del papa Benedicto XVI, el VII encuentro mundial de las familias. También nosotros deseamos que sea una ocasión para que, con la ayuda del Señor, la familia siga siendo apreciada, valorada y sostenida como célula sana en la Iglesia y en la sociedad.

     El domingo día 3 en Alfianello (Brescia) se celebrará la fiesta patronal anual del beato Ludovico Pavoni.

     Del 15 al 17 la Provincia española organiza una peregrinación a Lourdes, en ocasión del 50º aniversario de la presencia pavoniana en España.

     El domingo 17 será ordenado sacerdote, en nuestra iglesia parroquial de san Bernabé en Roma, el diácono Didier-Arthur Kaba Mubesi, de manos de mons. Francisco Gioia. Le recordamos en el Señor.

     Del 17 al 23 se desarrollará en Lourdes una experiencia de servicio para adolescentes y jóvenes, promovido por la Comisión de pastoral juvenil y vocacional de Italia.

     Los días 22 y 23 se reunirán en Valladolid los superiores y vicesuperiores de las comunidades de España.

     El viernes 15, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, se celebrará la Jornada mundial de la oración por la santificación sacerdotal. También nosotros nos unimos a esta oración coral por todos los sacerdotes. Y pedimos al Espíritu del Señor para ellos, y también por todos los consagrados y por nosotros mismos, el don de ser fieles a nuestra vocación, alegres en nuestro testimonio, a la altura de la misión que el Evangelio n os pide en estos días.

     Os llegue a todos mi más cordial saludo en el Señor.

p. Lorenzo Agosti

 

Tradate, 1 de junio de 2012, memoria de san Justino, mártir.