Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana,
Estamos en Semana santa y recientemente, el domingo de Ramos, hemos recordado el aniversario de la santa muerte de nuestro beato Padre Fundador. Su figura nos interpela continuamente, y este año de forma especial, a cerca de nuestra disponibilidad de seguidores suyos, religiosos y laicos, para conjugar santidad de vida, espíritu de familia y dedicación apasionada a la causa de los jóvenes, sobre todo de los que están en mayores necesidades.
La página fundamental que nos ha introducido en el seguimiento de Cristo siguiendo las huellas del p. Pavoni ha sido ciertamente, y no puede dejar de serlo para cada uno de nosotros, la misma experiencia que él vivió y que nos ha refrendado en un texto que todos conocemos, en la que se lee la expresión «dulces atractivos» [«dolci attrattive»].
«Los dulces atractivos» y los «dulces vínculos»
«Éstos fueron los dulces atractivos que el Señor quiso usar para llamarme de la tranquila estancia de mi casa paterna y despertar en mí el deseo de ofrecer voluntariamente todo mi ser en favor de un bien tan evidente.»
Este texto, que desde hace diez años recoge el oficio de lecturas de la fiesta litúrgica del Fundador, nos muestra su corazón, el sentido de su vocación, la densidad del don que hizo de todo su ser al Señor y a los jóvenes que estuvieron bajo su cuidado. Este texto, además de revelarnos el núcleo carismático que caracterizó la vida y la obra del p. Pavoni, nos presenta las referencias esenciales de nuestra vocación y de nuestra misión.
*En el principio está la llamada del Señor. Tanto para los laicos de la Familia pavoniana cuanto, sobre todo, para los religiosos, el estar involucrados en el carisma de la Congregación ha sido y es consecuencia y está motivado por la fe en el Señor y por nuestra respuesta a una llamada suya. Si falta o se menoscaba esta referencia fundamental somos como «un metal que resuena o un címbalo que aturde» (1Cor 13, 1), recordando lo que san Pablo dice sobre la caridad evangélica. Quizá podemos ser trabajadores de una empresa o de una causa incluso noble, pero ésta puede caracterizarse por los rasgos que nuestro Fundador vilipendia claramente en una carta a Domingo Guccini, al afirmar: «da mejor resultado una onza del espíritu de caridad cristiana que une nuestros corazones ... que el debilísimo espíritu de la cacareada filantropía» (carta 18).
*Para nosotros, los religiosos, la llamada del Señor implica la consagración de la vida a Él, a través de los consejos evangélicos de la «castidad perfecta en el celibato» (RV 46), de la pobreza «que nos hace sentir la necesidad de Dios» (RV 69) y de la «obediencia filial» (RV 97). «Una decisión tan comprometedora no está al alcance de los recursos humanos» (RV 27). Sólo es posible realizarla y perseverar en ella por un don del Señor, confiándonos a su gracia y considerando siempre su belleza y excelencia. Cada día, con la ayuda del Señor, es preciso reafirmarla, creciendo en la madurez humana, afectiva y espiritual. Cada día, ante los desafíos y las pruebas de la vida, es preciso fortalecer las motivaciones de nuestra vocación, acogiéndola y experimentándola como una respuesta de amor al amor del Señor y como una elección de gran significado y valor para la misión a que nos ha llamado.
*La llamada a la misión comporta un “dejar” y un “acoger”. Un dejar para dedicarse. Dejar la vida “tranquila”, para “ofrecer voluntariamente todo el ser.” Pero se trata de una entrega que, antes de ser una voluntad de compromiso, nace de un contexto de “dulces atractivos.” Existe una palabra y un ejemplo del Señor que sacude y convence: «El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí» (Mt 18, 5). Ahí está la realidad de una situación juvenil que preocupa y pide atención, comprensión y ayuda. Acompañar a los jóvenes en su crecimiento y formación es una tarea de absoluta importancia para su futuro y es un servicio muy meritorio para la Iglesia y la sociedad. De este “bien tan evidente”, que dice el p. Pavoni, nosotros todavía hoy nos sentimos corresponsables.
*“Los dulces atractivos” hablan de una visión educativa de gran respeto y amor hacia los jóvenes. El p. Pavoni, partiendo de esta intuición y de la experiencia que la siguió, elaboró un “sistema educativo” que se halla en la base de un “proyecto educativo” que la Congregación ha llevado a cabo y transmitido, y que hoy tenemos que acoger nosotros, actualizarlo y ponerlo en práctica. Cercanía a los muchachos (más tiempo a su lado y menos en prácticas burocráticas y ante el ordenador), ejemplaridad, acompañamiento construido con amor y firmeza, atención a la persona y animación del grupo, contexto familiar, preparación para el mañana de los jóvenes priorizando el ámbito profesional, confianza y esperanza en su porvenir, propuesta de una formación global que culmina en la educación en la fe: éstos son los ejes del proyecto educativo pavoniano.
*«¡Quiera Él que también sean éstos los dulces vínculos que unen vuestros corazones en santa armonía, para sostener juntos esta difícil tarea.» Así termina el p. Pavoni el párrafo que contiene la expresión de los “dulces atractivos”. Nos recuerda la importancia del actuar concordemente en la tarea educativa. Porque el trabajo en este campo no es fácil, es necesario caminar “en santa armonía”. Para alcanzar resultados positivos y una eficaz ejemplaridad, se precisan capacidad de entendimiento y compartir los criterios, así como unas relaciones cordiales. Esto no es cosa automática ni simple. Pero aquí se demuestran la calidad de nuestros valores humanos, la voluntad de conocimiento y acogida de los ideales pavonianos y el espíritu de fe a que nos referimos.
“Los dulces atractivos” y los “dulces vínculos”, que el p. Pavoni nos presenta, caracterizan nuestra identidad de pavonianos (religiosos y laicos) y constituyen un constante desafío en cada una de nuestras comunidades y en nuestra misión educativa. A nosotros nos toca acogerla con toda nuestra disponibilidad y confiando en la ayuda del Señor.
14 de abril: décimo aniversario de la beatificación del padre Ludovico Pavoni
El sábado 14 de abril, al recordar el décimo aniversario de la beatificación del Padre Fundador, invito a todas las comunidades a vivir un día de acción de gracias al Señor por este don hecho a la Familia pavoniana y a la Iglesia. Pongamos especial énfasis en la celebración de la eucaristía y demos realce, a ser posible, a algún otro momento. Sea una ocasión en la que seamos impliquemos a cuantos están cerca de nosotros, dando testimonio de nuestra fe en el Señor, del sentido vivo de pertenencia a la Iglesia y de nuestra pasión educativa y apostólica, a la luz de la santidad del beato Ludovico Pavoni.
Aprovechemos también esta ocasión para que nuestras comunidades se presenten y se den a conocer no sólo como centros de actividad a favor especialmente de los jóvenes, sino incluso y sobre todo como centros de espiritualidad, de irradiación de nuestro carisma espiritual y evangélico, que es la base de las actividades educativas y apostólicas en que se desarrolla nuestra misión. La “revolución copernicana” que estoy proponiendo desde hace algunos años comprende también este paso, que entiendo de vital importancia para nuestro futuro. Aquí reside la capacidad de nuestras comunidades de atraer a jóvenes y laicos a compartir nuestro carisma. Aquí reside el corazón, el núcleo más profundo de la Familia pavoniana.
Triduo pascual
En torno al 14 de abril se desarrollarán en Brescia dos momentos importantes: en la tarde del viernes 13 (a las 20.30 h. en “Casa Foresti”) la presentación del libro sobre el bicentenario del oratorio fundado por el p. Pavoni en 1812, cuyo autor es el prof. Gianfranco Grasselli, a quien doy las más sentidas gracias; y el domingo 15 la presencia del obispo, mons. Luciano Monari, que presidirá la concelebración eucarística, a las 11.00 h., en el templo de Santa María Inmaculada.
Se seguirá celebrando la Pascua juvenil: en Lonigo y en Valladolid, entre los días 5 y 8 de abril.
Del 16 al 27 realizaré la visita fraterna a las comunidades de España. En Valladolid, el sábado 21, en el contexto de la XX Asamblea de la Familia pavoniana, se recordarán los 50 años de la presencia de la Congregación en España, con la participación del Arzobispo, mons. Ricardo Blázquez Pérez.
El viernes 4 de mayo, en Brescia, celebraremos la tercera edición del “GIO-FEST PAVONI”, para todos los jóvenes de nuestras obras educativas de Italia.
El domingo 29, IV de Pascua, es el día mundial de oración por las vocaciones. Preparémonos a celebrar esta jornada, dando un especial relieve a la semana precedente como “semana eucarística”, orando al «Señor de la mies, para que envíe trabajadores a su mies» (Mt 9, 38).
Durante la Pascua del Señor nos acompañe el siguiente consejo del papa san León Magno: «Procuremos que las actividades de la vida presente no creen en nosotros o demasiada ansiedad o demasiada presunción, que lleguen a anular el empeño de conformarnos a nuestro Redentor en la imitación de sus ejemplos.»
Os deseo a todos una Feliz Pascua en el Señor crucificado y resucitado.
P. Lorenzo Agosti
Tradate, 2 de abril de 2012.