Poniendo en marcha el nuevo curso y dándonos motivos para vivirlo

Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana:

     a todos, incluidos quienes no habéis participado personalmente, sin duda nos ha impresionado favorablemente el evento de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en agosto en Madrid, España. Junto a los innumerables jóvenes provenientes de todas las partes del mundo, estaba también un grupo significativo de italianos y españoles, unidos bajo el nombre de “Pavonianos” y acompañados por algunos de nuestros religiosos, animadores de la pastoral juvenil y vocacional de Italia y de España. Nuestra esperanza es que la fuerte y extraordinaria experiencia vivida se transforme para quienes participaron en un aliciente en su camino de fe y de vida cristiana y en su simpatía y cercanía al “mundo” pavoniano.

     El evento de la JMJ constituye también para nuestra Congregación un ulterior acicate para preparar y vivir el “año de la misión educativa pavoniana” como una ocasión de profundizar en las motivaciones y consolidar la realización de nuestro carisma a favor de los jóvenes de hoy, según el ejemplo del Padre Fundador.

 

Fuertes con la fortaleza de Dios…”: tenemos ante nosotros un nuevo trienio

     Con este mes comenzamos un nuevo trienio en el camino de nuestra Congregación. Se renuevan los cargos provinciales y se revisa y se da un nuevo impulso a la Programación, cosa de interés para la vida de cada Provincia. Este nuevo impulso se puede convertir en una ocasión propicia para volver a llenar de vigor la puesta en práctica del Documento del último Capítulo general, reescrito en la Programación general, y que siempre ha de permanecer como referencia en el periodo que estamos viviendo.

     Cada uno de nosotros, independientemente de las tareas que tiene confiadas, está llamado a dar su propia contribución con disponibilidad y responsabilidad, porque la Congregación es nuestra familia. Y la mejor forma de demostrar nuestro amor por esta familia es la de no permanecer como espectadores ante el compromiso de los demás, la de sentirnos protagonistas, junto con los demás, de la realización del proyecto común, colaborando así en el proyecto de Dios sobre nuestra Familia pavoniana. Si cada uno, con fe y entrega, lleva a cabo su parte, en reciprocidad y complementariedad con los demás hermanos, podremos, con la ayuda del Señor, conseguir los resultados de santidad, comunión y eficacia apostólica que deseamos en el corazón y que la Iglesia y los jóvenes esperan de nosotros.

     Tanto es así, que este nuevo impulso, sobre todo en Italia y España, se refleja también en un buen número de hermanos que este mes cambian de actividad o de comunidad. Esta situación, junto a una previsible y deseable renovación personal y comunitaria, puede suponer también esfuerzo y alguna dificultad, tanto en algún hermano cuanto en alguna de las comunidades, que han de encontrar un nuevo equilibrio.

     Precisamente por esto renuevo la invitación a afrontar este paso con mucha atención, creando las condiciones favorables para lograr la mejor integración de cada hermano. Y, al mismo tiempo, pido que se ponga en marcha cuanto antes la redacción de la programación comunitaria, lo cual significa darse un sólido y adecuado proyecto de vida, según las indicaciones de nuestra Regla: cada año recibimos la llamada a encarnarla mejor.

     A este propósito, remito a las indicaciones prácticas para una buena programación anual que ya envié junto con la carta de septiembre de 2009 y que volví a mencionar en la de septiembre de 2010.

     En otro anexo a esta carta, además, me tomo la libertad de recoger algunas propuestas concretas que ya fueron señaladas en el pasado aquí y allá, y que hacen referencia a la oportunidad de una mayor implicación de toda la comunidad religiosa con los laicos colaboradores y con los destinatarios de nuestra misión (chicos, jóvenes, feligreses, etc.). También estas propuestas forman parte de la toma de conciencia que la comunidad está llamada a hacer y a las iniciativas que hay que organizar para poner en práctica las exigencias que contiene el Documento capitular.

 

“… damos futuro a la misión pavoniana”: hacer comunidad o, mejor, ser comunidad

     La atención a la vida de comunidad no es un fin en sí mismo, sino que se orienta a la misión, es decir, a dar consistencia, actualidad y futuro a la “misión pavoniana”. Sin embargo, esta finalidad no se realiza de forma significativa y en la lógica del carisma que nos ha sido dado sin una sólida vida de comunión. ¿Cómo podremos llevar Cristo a los jóvenes y a la sociedad y cómo, con Cristo, podremos llevar amor, justicia, trabajo, fraternidad, esperanza y futuro? ¿Cómo? Como comunidad, como Familia pavoniana. Esto significa e involucra tres dimensiones conectadas entre sí:

- ser centro de irradiación de fe, de vida según el evangelio;

- ser testimonio de comunión fraterna;

- ser realización de un servicio, dirigido especialmente a los jóvenes, desarrollado por amor.

     Hacer comunidad o, mejor, ser comunidad de este modo, como nos pide la Regla de Vida (por los senderos del Evangelio y del Padre Fundador), ¿es utopía o camino posible, aunque sea difícil y lo realicemos sólo con la gracia del Señor, además de con nuestra constante colaboración?

     Este es el reto del evangelio y de nuestra vocación.

     Porque también nosotros, a menudo, nos dejamos llevar por razonamientos y asumimos actitudes que no están en línea con el evangelio. Por ejemplo: “Esta persona es insolente conmigo o me ha ofendido; jamás lo olvidaré”. “Ese otro me ha negado un favor…Ya le espero cuando venga a pedirme algo”. “Ese chico me molesta; lo mando fuera”. Sin embargo: ¿qué leemos en el evangelio? “Si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? … Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario?” (Mt 5, 46-47; cf. Lc 6, 32-34). La Lectio divina semanal sobre la palabra de Dios no tiene como objetivo elaborar y compartir reflexiones extraordinarias o complicadas, sino ayudarnos a comprender y vivir la palabra de Dios que escuchamos cada día para que cambie nuestra mentalidad (y nuestra vida) y no la deje acomodarse a la del “mundo”.

     De aquí surge, con la gracia del Señor, la capacidad de perdón y de ver en el otro, en el hermano, más los aspectos positivos que los negativos: de aquí la capacidad de ayudarnos recíprocamente a dar una nueva dimensión, en lo que es posible, a nuestros aspectos negativos, siempre animados por la caridad y la comprensión hacia cada hermano. Así se crece como comunidad, nos convertimos en comunidad, unida en torno a Cristo, capaz de dar testimonio de su evangelio y su amor, en la comunión y el servicio a los hermanos. Una comunidad que busca ser de este modo puede transformarse en fuente de atracción vocacional.

     Para conocerlo y como provocación en este sentido, adjunto un segundo anexo que contiene una enésima experiencia del “Camino neocatecumenal”, que se produjo al término de la JMJ de Madrid. ¿Qué podemos pensar?

 

Septiembre …  “Vosotros sois la sal de la tierra” (Mt 5, 13)

     Hay varias citas en el calendario de este mes de septiembre.

     El martes día 6, en Milán se celebrará un encuentro de formación para los profesores de nuestros centros escolares de Italia.

     El día 7 acompañaré al hno. Güido Bertuzzi a Filipinas, desde donde regresaré a Italia, el día 16, con el p. Antonio Andreella.

     El domingo, día 11, emitirán su profesión religiosa en Asmara, en manos del Superior provincial, tres novicios eritreos: Kurubiel, Samuel y Tekle, que comenzaron el noviciado el 28 de mayo de 2010.

     El mismo domingo, en Montagnana, se celebrará el 33º congreso del GMA bajo el título: “En red … entre los mil rostros de la solidaridad, está el vuestro”.

     Durante los días del 19 al 21 se reunirá el Consejo general en Tradate.

     El 23 y el 24, en Belo Horizonte se reunirán todos los religiosos jóvenes de Brasil.

     Me complace terminar esta carta citando, para nuestra reflexión, un texto de san Juan Crisóstomo comentando la expresión de Jesús:”Vosotros sois la sal de la tierra” (Mt 5, 13): «No creáis, parece decir, que estáis llamados a pequeñas luchas y a empresas insignificantes. No. Vosotros sois “la sal de la tierra” … Cuanto más importantes son los encargos que se os ha confiado, mayor compromiso necesitáis … Para que después, escuchando la frase: “Cuando os insulten y os persigan…” (Mt 5, 11), no temáis en ir adelante, parece querer decir: si no estáis prontos para las pruebas, en vano os he elegido».

     El Señor nos ha elegido para colaborar en el crecimiento de su reino. María Inmaculada y nuestro Padre Fundador nos ayuden a ser dignos y a corresponder totalmente a su llamada, sabiendo que siempre podemos contar, y sobre todo en los momentos de dificultad, con la gracia del Señor.

     En su nombre os saludo de corazón

p. Lorenzo Agosti

Tradate, 1 de septiembre de 2011