En el tema de la comunión religiosos y laicos, preparamos la fiesta de Pavoni

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Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana,

”Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; estad centrados en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Col 3, 1-2). Es la apremiante invitación del Apóstol Pablo, que resuena especialmente durante el tiempo pascual que estamos celebrando. Resucitados con Cristo, renacidos a una vida nueva por el bautismo, estamos llamados a vivir cada día como resucitados, a vivir la nueva vida que encuentra en Cristo, crucificado y Señor, el modelo, la luz y la fuente. San Pablo expresa esta novedad, exhortándonos a buscar y dirigir el pensamiento a las cosas de arriba, no a las de la tierra. Ciertamente no se trata de tomar actitudes desencarnadas ni de desinteresarnos por la realidad en la que estamos inmersos. Al contrario: se trata de abordar la vida cotidiana a la luz de la fe, bajo la mirada de Cristo, sentado a la diestra de Dios.

Esta es la referencia que da sentido a nuestra vocación de cristianos y consagrados. El riesgo que corremos es el de hacer vivir en nosotros una referencia abstracta a Cristo, junto con un comportamiento fuera de la práctica del evangelio, mezclado e influenciado por las cosas de la tierra, por la mentalidad del “mundo”. Una auténtica vida de fe requiere una lucha constante, sostenido por la gracia del Señor, que haga crecer en nosotros el hombre nuevo, el hombre resucitado en Cristo, el hombre imbuido del espíritu del Evangelio, del “mandamiento nuevo” del amor.

La palabra de Dios nos recuerda que “pasa la figura de este mundo” (1 Cor 7, 31). Los laicos tienen como vocación específica la de llevar la levadura del Evangelio a las actividades humanas. Los religiosos, con su vocación, que se caracteriza por los votos de castidad, pobreza y obediencia, somos testimonio de la primacía de Dios y de la tensión de toda la realidad al encuentro final con el Señor (cf. CFL 55).

Religiosos y laicos, juntos en la Familia pavoniana, ofrecemos nuestra contribución para mantener vivo y proporcionar actualidad al carisma que el Espíritu dio a nuestro Padre Fundador, en favor de un testimonio concreto del Evangelio y un servicio especial a los jóvenes y los pobres.

Nuestra vocación, un don y una tarea

El tiempo de Pascua es un momento oportuno también para tomar conciencia de la realidad de “llamados”, y para ser más conscientes y responsables de la vocación recibida.

En este sentido, como se sabe desde hace algún tiempo, hemos organizado, para las zonas de Italia y España, un encuentro de sensibilización vocacional, que se celebrará en Lonigo entre los días 7 y 9. La intención es reflexionar sobre cómo hoy, en contextos diferentes del mundo, y especialmente en el mundo occidental, se percibe el sentido vocacional de la vida. La reflexión planteará la conciencia de cómo todos, cada uno y la comunidades, estamos involucrados en la promoción de una cultura de la vocación. Desde esa conciencia proseguiremos con la búsqueda compartida de propuestas sólidas y eficaces para fomentar nuevas vocaciones consagradas a la Congregación.

El Documento capitular destaca este compromiso, como una prioridad del sexenio, en un párrafo (3.3) con el que podemos confrontarnos con frecuencia. El Ratio formationis recuerda este deber de todos (cf. 3.1.3). La misma Regla de Vida nos llama en esta dirección. Me refiero a los primeros números del capítulo sobre la vida consagrada en el Directorio (330-336). Entre otras cosas, el último Capítulo General aquí introdujo pequeños cambios al texto anterior.

Destaco tres aspectos.

En primer lugar, cada uno de nosotros está llamado a perseverar en su vocación con coherencia y amor (RV 330). Esta afirmación está en la base de cada paso, y nos hace responsables ante el don y la tarea que hemos recibido del Señor. Su llamada despierta en nosotros una gratitud gozosa y una generosa correspondencia.

En segundo lugar, la Regla de Vida nos recuerda, incluso en este contexto, la relación que tenemos con nuestros hermanos. “Nos sentimos corresponsables de la fidelidad de los hermanos que comparten nuestra vida” (334). La fraternidad nos exige ayudar a nuestros hermanos a cuidar su vocación. El amor recíproco, la estima, el apoyo mutuo, la atención personal, el diálogo y el perdón son algunas actitudes que preceden a cualquier otro requisito. Califican nuestro espíritu de familia, y luego fomentan en el hermano las disposiciones que le permiten ser fieles a la llamada de Dios.

La Regla de Vida, finalmente, señala las medidas necesarias en relación con nuestro testimonio y propuesta vocacional. “Vivimos nuestra opción vocacional de tal modo que se convierta en invitación a seguir al Señor, según la propia vocación” (332). “Con la oración y la gozosa perseverancia ayudamos a otros a descubrir su llamada a nuestra Congregación. Si demasiado pocos se unen a nosotros, tengamos el coraje de exigirnos responsabilidades por ello” (333). La pastoral vocacional actual supone la implicación de todos nosotros y de todas nuestras comunidades. Ya no es suficiente la delegación en un hermano que “se ocupe de las vocaciones”. Cada uno de nosotros está llamado a dar testimonio y hacer su parte, es decir, a poner toda su atención sobre las vocaciones en el desarrollo de su servicio apostólico. En virtud de nuestro carisma, la promoción de nuevas vocaciones para la Congregación nos incumbe, forma parte de la tarea de cada cual. Nadie puede quedarse fuera.

Se trata de identificar las vías que, además de la oración y el testimonio, constituyen los medios más válidos y eficaces para lograr este objetivo. Reconozco con gratitud que hay también muchos laicos de la Familia pavoniana que son sensibles y trabajan para que la Congregación puede tener el don de nuevas vocaciones consagradas. Animo a todos, religiosos y laicos, a intensificar este compromiso y continuar en él con perseverancia, inspirados por una gran fe en el Señor y la pasión incondicional por nuestro carisma, que el Espíritu del Señor ha suscitado a través del Padre Fundador, para el crecimiento del reino de Dios.

Preparación para la fiesta del 28 de mayo con la adoración del sábado 22

También este año nos preparamos para la fiesta litúrgica de nuestro beato Padre Fundador con las “24 horas de adoración continua” en todas nuestras comunidades. Se ha programado el sábado 22 de mayo, según el calendario del año pasado. Adjunto la tabla, recordando que las primeras comunidades en Brasil y las de Colombia comenzará la adoración en la noche del viernes, 21 de mayo. Tras ellos, en la mañana del 22, continuarán las comunidades de Asmara; seguirán las primeras comunidades de Italia. Tocará después a otras comunidades en Brasil y la de Filipinas. Reanudarán la adoración el resto de las comunidades de Italia y España, y concluirán las comunidades de México.

La intención de este día de adoración es doble: pedir al Señor por la glorificación del Beato Ludovico Pavoni y el don de nuevas vocaciones religiosas de sacerdotes y hermanos laicos para la Congregación.

Entre otras cosas, el sábado 22 de mayo coincide con la víspera de Pentecostés. Nuestra adoración será aún más significativa sintiéndonos unidos a todos los cristianos en la invocación del don del Espíritu Santo para la vida y misión de la Iglesia y para la renovación del “rostro de la tierra”.

Además de las jornadas de sensibilización vocacional del 7-9 de mayo en Lonigo, señalo otros acontecimientos de este mes: VII “Marcha Pavonianna” en España (sábado 15) y “GIO-FEST” en Lonigo (Viernes 28); día de fiesta para los jóvenes de las escuelas pavonianas de Italia. El domingo 23, Alfianello celebrará la fiesta patronal anual en honor del beato Ludovico Pavoni. Por mi parte, mientras os envío saludos de los hermanos de Asmara, entre el 13 y el 21 visitaré las comunidades en Colombia y los días 26-28 asistiré a la reunión bianual de los Superiores Generales en Roma.

Como la liturgia nos invita, vivamos y llevemos a todos la alegría del Señor resucitado. En su nombre, y bajo la mirada de María, a quien veneramos con amor especial en este mes de mayo, os saludo cordialmente y os deseo todo bien.

p. Lorenzo Agosti Tradate, 2 de mayo de 2010, Quinto Domingo de Pascua (C).

Tabla para las “24 HORAS DE ADORACIÓN” 2010

00:00 Vitória / São Paulo

19:00 01:00 Brasília / Elói Mendes

20:00 02:00 Belo Horizonte

21:00 03:00 Bogotá

20:00 04:00 Villavicencio

21:00 05:00 Asmara PSC

06:00 06:00 Asmara Casa di formazione

07:00 07:00 Brescia Pavoniana

08:00 Brescia Parrocchia / Montagnana

09:00 Sarno / Pavia

10:00 Roma San Barnaba

11:00 Patos de Minas

06:00 12:00 Pouso Alegre

07:00 13:00 Gama

08:00 14:00 São Leopoldo / Manila (20.00)

09:00 15:00 Monza

16:00 Genova

17:00 Tradate / Milano (Crespi / Parrocchia)

18:00 Trento / Susá

19:00 Lonigo / Valladolid

20:00 San Sebastián / Albacete

21:00 Àncora (MI – ROMA)

22:00 Cáceres / Madrid

23:00 Lagos de Moreno/ Atotonilco 16:00