Invitación cuaresmal a caminar hacia la Pascua

Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana,

     Estamos en el corazón de la Cuaresma, tiempo litúrgico que nos prepara para celebrar la Pascua, en un camino de conversión a un estilo de vida más fiel a las exigencias de nuestro bautismo y de nuestra profesión religiosa.

     Podemos correr el riego de arruinar este tiempo de gracia, permaneciendo indiferentes ante las invitaciones, siguiendo con nuestra vida del modo que siempre lo hemos hecho.

     Todos tenemos algo que revisar y la Cuaresma constituye una oportunidad muy propicia y favorable.

     En la carta del mes pasado apuntaba a una segunda y tercera conversión.

     En el curso de nuestra vida de cristianos y de consagrados gradualmente pueden menguar el amor y la coherencia que son inherentes a nuestra vocación y en las opciones consiguientes. La monotonía de los días, las dificultades que encontramos, las tentaciones que no faltan, las relaciones con los demás a veces difíciles, pueden inducirnos a un debilitamiento de nuestro entusiasmo y de nuestra fidelidad.

     Cuando, con la gracia del Señor y la luz de su Palabra, nos damos cuenta de nuestra falta de entusiasmo o de nuestras traiciones, se nos insta a remover nuestro letargo y compromisos a fin de recuperar la frescura y la decisión “del amor primero” (Ap 2,4).

     Esta experiencia puede suceder más de una vez en la vida, constituyendo una verdadera y propia segunda o tercera conversión. La conversión cotidiana, vinculada con nuestra vida de bautizados, encuentra un mayor dinamismo en el tiempo de Cuaresma y llega a un punto decisivo en ciertos momentos de nuestra existencia.

     “Os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios” nos advierte san Pablo (2 Cor 6,1). Cada uno de nosotros es incitado a tener la valentía de buscar la verdad en su propia situación y, sostenido desde lo alto, a descubrir las necesarias consecuencias para la renovación de su fe y su seguimiento del Señor.

 

Llamados a la conversión para un camino común de Familia pavoniana

     El tema del año que estamos viviendo, comunidad unida con los laicos, en este tiempo de Cuaresma nos llama a aligerar nuestros pasos para intensificar algunos compromisos que nos permiten dirigirnos a los objetivos indicados.

     Cada vez más nos convertimos en una verdadera comunidad unida, y unida con los laicos, en la medida en que ponemos al Señor en el centro, nos ayudamos recíprocamente en la vida y en el trabajo cotidiano, estamos abiertos a la necesidad de quien se nos acerca, actuando nuestra misión con espíritu de servicio y en la fidelidad a nuestro carisma.

     Es posible vivir así, si tomamos en serio la Palabra de Dios y la Regla de vida: aquí encontramos la inspiración, las referencias y las motivaciones para nuestro actuar.

     Para concretar estas líneas fundamentales pueden ser de utilidad algunas sugerencias que apunté en las cartas de los meses pasados. Muchas comunidades ya los han tomado en consideración e implantado. Para darles mayor difusión me permito recordarlos nuevamente.

     * En la carta del mes de julio de 2009 señalé algunas propuestas para los ámbitos de nuestra vida fraterna y de la espiritualidad.

     Para la vida fraterna (en la óptica de la comunidad unida):

1) normalmente, comenzar y terminar las comidas juntos;

2) periódicamente, hacer algunos trabajos juntos;

3) participar juntos en algunas iniciativas fuera de la comunidad, como encuentros de oración, conferencias, visitas a personas en estado de necesidad, gestos de solidaridad;

4) participar juntos en algún espectáculo provechoso y dar algunos paseos juntos a algún tiempo de vacaciones.

     [A este propósito propongo este año, a cuantos puedan en Italia, valorar algún día de vacaciones en Ponte di Legno, después del curso de formación permanente y de los ejercicios espirituales, al menos entre el 29 y el 31 de julio].

     En la espiritualidad, como una extensión del compartir la Palabra de Dios en la experiencia de la lectio divina:

1) dar importancia a la Palabra de Dios en las celebraciones litúrgicas, introduciéndola con dignidad, proclamándola bien y escuchándola con atención, parándose durante algunos instantes de silencio al término de la lectura;

2) rezar los salmos de modo interiorizado, coral y tranquilo, dejando una pausa a su conclusión y favoreciendo con frecuencia su resonancia en común, como nos sugieren las antífonas.

     * En la carta de octubre de 2009 recordé la importancia de tener cada mes una media jornada de retiro espiritual;

de rezar cada día por la glorificación del Padre Fundador, constituyendo como una “novena perpetua” en la que encomendamos a su intercesión las intenciones de nuestro corazón y a favor de los hermanos y de las personas queridas enfermas o que se encuentran en cualquier dificultad.

     Además recordé la oportunidad de dar a conocer la figura del Padre Fundador a través de una distribución regular de los subsidios que poseemos.

     * En las cartas de enero y febrero de este año he propuesto cuidar dos aspectos de la vida de comunidad: la apertura y la visibilidad. Significa esto identificar algunas iniciativas que puedan favorecer el crecimiento como Familia pavoniana y la atracción de nuevas vocaciones consagradas.

     * Finalmente, para otros apuntes remito a las notas del horario que ofrecí en el anexo de la carta del mes de septiembre de 2009.

     Confrontarnos con las indicaciones que vuelvo a exponer constituye una forma de compromiso y de conversión en lo que a la vida comunitaria se refiere, lo cual bien puede caracterizar el tiempo de Cuaresma que estamos viviendo.

 

Agenda de marzo

     El próximo domingo, 7 de marzo, el hno. Claudei Ramos Pereira será ordenado diácono en Belo Horizonte, en Brasil, por el card. Serafim Fernandes de Araújo, Arzobispo emérito de la ciudad. Estemos cerca de él con nuestra oración al Señor.

     Durante las semanas segunda y tercera del mes visitaré las comunidades de España.

     El sábado día 20 en Trento se celebrará el Consejo de la Federación de los exalumnos pavonianos de Italia.

     Después de la celebración de la solemnidad de san José, esposo de la bienaventurada Virgen María (19) y de la Anunciación del Señor (25), con el domingo de Ramos (28) nos introduciremos en la Semana Santa y nos prepararemos al aniversario del 1 de abril, día del “nacimiento para el cielo”, en Saiano, de nuestro Padre Fundador. Su recuerdo y su intercesión nos acompañan en este tiempo favorable de preparación a la Pascua.

     En este segundo domingo de Cuaresma la liturgia nos propone la experiencia de la transfiguración de Jesús:

“Quien, después de anunciar su muerte a los discípulos,

Les mostró en el monte santo el esplendor de su gloria,

Para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas,

Que la pasión es el camino de la resurrección

(Prefacio).

     Con este pensamiento, os saludo en el nombre del Señor.

 

p. Lorenzo Agosti

 

 

Tradate, 28 de febrero de 2010, II Domingo de Cuaresma (año C).