Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana:
Durante estos años, en nuestro camino como comunidad pavoniana, ponemos siempre de relieve el episodio de Caná. Es un icono que nos anima y estimula a creer en la presencia del Señor, que puede transformar continuamente nuestra realidad, a veces pobre y reducida, en un lugar de alegría, de esperanza y de salvación para nosotros y para los que encontramos en nuestra misión. Que María interceda por nosotros y por ellos, ella que es “nuestra querida Madre”, a la que amamos y veneramos como ha hecho y como nos ha enseñado el Padre Fundador.
Comunidad unida – “Que todos sean uno” (Jn 17,21)
El aspecto sobre el que hemos insistido en este primer año poscapitular es el de la comunidad unida, es decir, el compromiso de llegar a ser una comunidad cada vez más unida. Confío en que se haya dado algún paso en esta dirección por parte de cada comunidad. No partíamos de cero. A nuestras espaldas teníamos una prolongada experiencia de fraternidad, caracterizada por el espíritu de familia y por la vida en común. Se trataba y se trata de explicitar cada vez mejor esta dimensión, de hacer que sea más verdadera y más evidente, según el espíritu del Evangelio, nuestra Regla de Vida, la sensibilidad de la Iglesia y las exigencias del mundo de hoy. Como religiosos y como pavonianos estamos llamados a una comunión de vida que constituya un testimonio significativo en la Iglesia, que es misterio de comunión y signo eficaz de condivisión para la humanidad.
Nuestra vocación implica esta comunión de vida, que se funda en la unión de los corazones en Cristo y se manifiesta en los momentos de oración, en las relaciones y en la ayuda fraterna, en el compartir la misión y el trabajo. El planteamiento de nuestras jornadas debe evidenciar esta dimensión. Nuestra programación debe favorecerla. Sobre esto debemos confrontarnos: con sinceridad y serenidad, con espíritu constructivo, con la disponibilidad de hacer cada uno su parte, sostenidos por un espíritu de fe y por la pasión apostólica. Las indicaciones que he ofrecido en el anexo de la carta del mes pasado, en especial en las notas al horario, pueden ayudarnos a dar consistencia, concreción y visibilidad a nuestra comunión de vida. Además, son indicaciones sacadas de la Regla de Vida.
Vuelvo a subrayar tres aspectos.
Ante todo el argumento de los retiros mensuales. Para realizarlos, no es necesario tener siempre un “predicador” de fuera o hacerlos siempre a nivel intercomunitario. Eso puede ocurrir alguna vez a lo largo del año. Más allá de estas oportunidades especiales, cada mes podemos reservarnos una media jornada y vivir entre nosotros un tiempo de retiro espiritual.
La intervención inicial puede estar preparada por el superior o por otro hermano de la comunidad, valorando algún párrafo de la Regla de Vida, del Documento capitular, de la Ratio formationis, o de otros textos formativos nuestros (por ej. sobre los Boletines, como la investigación para preparar el 38º Capítulo general, en el BI 1/08, p. 67), o algún artículo de “Vita consacrata” o de otras revistas adecuadas. Después de un tiempo de meditación personal, se puede continuar el retiro con una condivisión de reflexiones y con la oración en común.
Hago referencia luego a la oración cotidiana por la glorificación del Padre Fundador. También esta oración coral favorece la unión de la comunidad. A nivel local tenemos muchas intenciones por las que rezar, estoy seguro de ello. A nivel general he propuesto algunas intenciones especiales, por nuestros hermanos enfermos y por otras personas cercanas a la Congregación. A estas intenciones añado ahora la invitación a invocar la intercesión del Padre Fundador por una señora de nuestra parroquia de Roma, Ana María Ruggieri, aquejada de una dolencia grave.
Finalmente, hago alusión a los materiales de que disponemos para dar a conocer la figura de nuestro Padre Fundador. Es una atención que no puede estar reservada sólo a algún momento extraordinario, sino que debe ser constante, como signo de amor al padre Pavoni y a la Congregación. En especial, a todos los muchachos y jóvenes que pasan por nuestras instituciones educativas debemos entregarles algunos materiales sobre el Fundador: el cómic, la biografía escrita por Teresio Bosco, etc. Cada año tenemos que distribuirlos, en un momento oportuno de su estancia entre nosotros y dentro de una semana pavoniana, por ejemplo. Si al Padre Fundador no lo damos a conocer y amar a los chicos y jóvenes que están con nosotros (en nuestras escuelas, en las casas de acogida, en los centros de agregación, en las residencias juveniles, en los oratorios, etc.), ¿a quién lo tendríamos que dar a conocer?
Comunidad unida a los laicos – “Un solo corazón y un solo espíritu” (Ef 4, 4a)
El tema del segundo año poscapitular añade el subrayado de una intensificación de la relación de la comunidad religiosa con los laicos colaboradores y cercanos, dentro de la lógica de la Familia pavoniana. Sobre esta experiencia en la Congregación se ha realizado un recorrido explícito desde hace veinte años, con una andadura diferenciada en las tres Provincias y en las comunidades particulares.
Con referencia al Documento capitular y al texto base de la Familia pavoniana, este año cada comunidad debe cerciorarse de hasta dónde ha llegado e identificar los pasos a recorrer para ir en la dirección adecuada. Conocemos el sentido de este camino y no nos faltan indicaciones prácticas sobre cómo movernos, incluso a la luz de las experiencias realizadas por varias comunidades.
En las visitas fraternas que efectuaré a lo largo de este segundo año tendré ocasión de verificar lo que se ha decidido y realizado también en este ámbito, dentro de la programación anual de la comunidad.
Reitero la perspectiva de fondo sobre la que hemos de ubicarnos y sobre la que fundar nuestras opciones, o sea la dimensión vocacional. El Señor nos ha llamado a nosotros, los religiosos, a hacernos pavonianos y es el Señor quien llama a otras personas a compartir con nosotros el carisma de la Congregación, como religiosos o como laicos. Esta perspectiva vocacional nos ayuda a sentirnos plenamente insertos en la Iglesia y a valorar el año sacerdotal inaugurado por el papa Benedicto XVI.
Me remito a lo que ya presenté en la carta del mes anterior e invito a valorar cualquier iniciativa conducente a favorecer las propuestas vocacionales en nuestros ambientes de vida y de misión.
Octubre de 2009
Del 5 al 7 de octubre se llevará a cabo en Tradate la reunión del Consejo general.
En Italia, durante el sábado 3 y el jueves 8 tendrán lugar diversos encuentros: de la Familia pavoniana, de los superiores y administradores de comunidad, de los directores de actividades educativas.
En Brasil, desde finales de octubre a primeros de noviembre se reunirán los superiores de comunidad y los formadores, y se celebrará la asamblea de otoño de la Familia pavoniana.
En España el 3 tendrá lugar el encuentro de superiores y vicesuperiores, y a partir del 12 darán inicio las experiencias de los grupos “Saiano”.
El sábado 10, en la sede para sordos de Via Castellini en Brescia se presentará el volumen: Personas de palabra – Apuntes para una historia del Pío Instituto Pavoni.
El domingo 18, en Lonigo, se celebrará solemnemente el 40º aniversario del liceo Pavoni.
En las próximas semanas, en Brescia, para recordar el 80º aniversario de consagración de la iglesia de la Inmaculada se desarrollarán diversas manifestaciones, que concluirán el viernes 30 en presencia del Obispo, mons. Luciano Monari.
Seguimos también de cerca en este mes la celebración del Sínodo de los Obispos de África, continente donde la Congregación tiene intención de extender ulteriormente su carisma.
A la Virgen Inmaculada, la mujer de Caná, la mujer del vino nuevo, auxilio de los cristianos, le confiamos nuestros propósitos y nuestras esperanzas, seguros de su intercesión y de su protección maternal.
Os saludo en el Señor.
p. Lorenzo Agosti
Tradate, 1 de octubre de 2009, memoria de santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones.