Congregación Religiosa de los Hijos de María Inmaculada - Pavonianos El Superior general |
Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana:
Para todos nosotros el mes de septiembre se adentra en un periodo exigente del año. Para los que viven en Italia y en España, así como en Eritrea, este mes representa la puesta en marcha del nuevo curso.
Iniciamos, por tanto, en la Congregación el segundo año posconciliar, que tiene como tema: Comunidad unida a los laicos. A la primacía del tema sobre la comunidad unida, que caracteriza y se refiere a todo el trienio, se añade ahora el aspecto de la condivisión del carisma pavoniano con los laicos, en la perspectiva de la Familia pavoniana. Como texto de referencia, junto a la segunda parte del Documento capitular −Religiosos y laicos−, tenemos el Documento base de la Familia pavoniana.
Este segundo año poscapitular se coloca dentro del “año sacerdotal”, inaugurado por el papa Benedicto XVI “para hacer que se perciba cada vez más la importancia del papel y de la misión del sacerdote en la Iglesia”. Como Congregación nos proponemos apreciar la vocación sacerdotal en la perspectiva de la vida como vocación. Queremos volver a las fuentes de nuestra pertenencia a la Familia pavoniana, como religiosos y como laicos: la llamada del Señor.
Un año vocacional: religiosos y laicos, llamados a compartir el carisma pavoniano
“Toda vida es vocación”, como afirmaba Pablo VI en la encíclica Populorum progressio (15) y recupera la reciente encíclica de Benedicto XVI Caritas in veritate (16).
La vida del hombre viene del Señor, es un don del Señor y está destinada al Señor. El hombre, por consiguiente, está llamado a establecer y a mantener una relación significativa con el Señor. Su intento primordial es el de descubrir y vivir la voluntad del Señor sobre su vida, el proyecto que el Señor tiene sobre su vida. Esto es lo que da significado, alegría auténtica y plenitud de realización a su vida. La perspectiva vocacional resulta, pues, determinante para el hombre, para la realización de su vida y para su servicio a los demás.
Esta perspectiva resulta aún más evidente para el cristiano. La vocación no está reservada a algunos. Todos están llamados a realizar su vida en Cristo y según los dones recibidos de Dios, al interno de las tres vocaciones fundamentales de la vida cristiana: la laical, la consagrada y la sacerdotal o presbiteral. Dentro de esta perspectiva se sitúa la realidad de la Familia pavoniana.
Para nosotros, religiosos, la Regla de Vida nos recuerda: “La llamada de Cristo sigue interpelando a los jóvenes y a los hombres de nuestro tiempo, y ha resonado también en nuestro interior como una invitación a permanecer con él para aprender a conocerlo y anunciarlo. A esta propuesta hemos respondido con humilde generosidad y gozosa gratitud siguiéndolo a él dentro de la Congregación pavoniana” (207).
Y continúa: “Dios nos llama a nosotros, Religiosos pavonianos, a renunciar a las esperanzas del mundo y a conformar nuestra propia vida, en cuando es posible, a la de Jesucristo casto, pobre y obediente hasta la cruz; y así consagrados, nos envía a ser signos y portadores de su amor hacia los jóvenes, sobre todo hacia los más pobres, a los cuales dedicamos nuestra vida, de acuerdo con el proyecto del Fundador. Siguiendo a Cristo en esta vida religiosa, estamos seguros de poner en acto los dones y compromisos de la consagración bautismal con aquella plenitud que constituye para nosotros el camino hacia la santidad” (12).
Incluso para los laicos la Regla de Vida coloca en el centro la llamada del Señor: “Conscientes de que el carisma del padre Pavoni es un don hecho a la Iglesia, misterio de comunión, reconocemos que el Señor llama a mujeres y hombres adecuadamente formados a compartir con nosotros el espíritu, el estilo de vida y la responsabilidad del trabajo apostólico” (200).
En esta perspectiva vocacional se funda y puede consolidarse el camino de la Familia pavoniana. Sin esta perspectiva todo se torna más difícil y precario. Pretendemos, por tanto, enraizar el tema de este año postcapitular en la lógica vocacional; así, pues, nuestra intención es plantearlo ante todo como un año vocacional, sobre el que desarrollar después todo el resto.
Ésta es nuestra vocación: compartir el carisma pavoniano, como religiosos y como laicos.
Comunidad unida a los laicos, capaz de ser propuesta y atraer vocacionalmente
La comunidad no puede ser sobre todo el lugar y el instrumento del apostolado, sino que debe ser principalmente una experiencia de fraternidad, capaz de irradiar un auténtico testimonio vocacional.
Así afirmaba en la carta del mes pasado, concluyendo una reflexión articulada, que había iniciado en las dos cartas precedentes.
Si somos verdaderamente una comunidad unida, unida en torno a Cristo, a su palabra y a la eucaristía, unida en el nombre de María y del Padre Fundador, unida en el actuar el proyecto de la Regla de Vida, no podemos menos de irradiar en torno a nosotros un testimonio de fe, que lleva a involucrar a otros en nuestra experiencia. Así religiosos y laicos hoy, como Familia pavoniana, estamos llamados a tomar cada vez más conciencia de nuestra identidad y de nuestras responsabilidades.
Parafraseando una famosa expresión de Pablo VI, podemos afirmar que “cuando una comunidad toma conciencia de sí misma, es vocacional”.
Cuando nos damos cuenta de los dones del Señor, cuando llegamos a ser verdaderamente expresión del amor de Dios y de su predilección por los pequeños y por los pobres, no podemos menos que desear y actuar para que otros se unan a nosotros, como religiosos y como laicos, para dar solidez y continuidad al carisma que la Congregación ha recibido del Espíritu a través del Padre Fundador. Con el testimonio de fe y de vida, en espíritu de familia, con nuestra acción apostólica y educativa y con nuestras iniciativas, nos hacemos propuesta vocación, para dar futuro a la misión pavoniana.
Leamos el Documento capitular: “Al igual que es importante comprometerse en promover la vocación laical pavoniana, así también intensificar la atención por las vocaciones consagradas es garantía de continuidad carismática” (3.3). El crecer como comunidad unida a los laicos nos ha de llevar sobre todo este año a profundizar estas convicciones y a poner en práctica este empeño, difundiendo una cultura de la vocación y creando las mejores condiciones para que otros descubran y compartan nuestra vocación “como una opción de notable utilidad para la Iglesia y de gran actualidad para el mundo” (RV 219).
El 11 de septiembre de 2009: 225º aniversario del nacimiento del beato Ludovico Pavoni
El próximo 11 de septiembre se cumple el 225º aniversario del nacimiento del Padre Fundador. Recordaremos dicha fecha en nuestras comunidades. Esta circunstancia nos estimule a incentivar el empeño y a elaborar o a revisar la programación comunitaria anual, acogiendo los estímulos que nos han llegado desde el Documento capitular y las Programaciones (general y provincial) que han emanado del mismo. A este respecto, a la presente carta adjunto un modelo de horario comunitario, que podemos adoptar o adaptar como parte de la programación comunitaria.
El domingo pasado, 30 de agosto, en Villavicencio han iniciado el noviciado dos jóvenes: Meyer, un colombiano, y Alejandro, un mejicano, el primer pavoniano de esa nación. El domingo próximo, 6 de septiembre, emitirán en Asmara la primera profesión religiosa seis novicios eritreos: Hurui, Melake, Samuel, Simon, Teklebeerhan y Tesfalidet. Nos unimos a ellos y damos gracias al Señor, pidiendo por su camino de formación y por su perseverancia, que podrá estar sostenida también por el testimonio de nuestra vida.
El viernes 4 de septiembre tendrá lugar en Brescia el congreso educativo para todos los profesores y educadores, religiosos y laicos, de nuestras comunidades de Italia, organizado en colaboración con la Universidad Católica. Llevará por título: Girasoles y cometas – Volver a partir de la educación.
El domingo 13 de septiembre se desarrollará en Montagnana el congreso anual del GMA, centrado en el argumento: La comunicación, oportunidad para una ciudadanía global.
En Madrid, el 19 y 20 de septiembre tendrá lugar la reunión de los animadores “Saiano”.
De la Congregación romana de los religiosos (CIVCSVA), y firmado por el cardenal prefecto Franc Rodé, hemos recibido una carta de comentario a la relación sobre el estado de la Congregación, enviada después de la celebración del Capítulo general. En ella, entre otras cosas, se nos dice: “La Iglesia os anima a caminar en la dirección que el Capítulo general ha establecido para que se manifieste la gloria de Dios, crezca el signo de fraternidad y el Evangelio de Cristo pueda acompañar a los jóvenes hacia la conciencia gozosa de su propia identidad humana y cristiana”.
Invocamos a la Virgen Inmaculada y al beato Padre Fundador para que nos sostengan en este camino, y este deseo se haga realidad en nosotros y en nuestras comunidades.
Con esta esperanza, mientras dirijo una especial felicitación a los hermanos que estos días cambian de comunidad y actividad, os saludo a todos cordialmente en el Señor.
p. Lorenzo Agosti
Tradate, 1 de septiembre de 2009.