Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana:
Continuando mi contacto mensual con vosotros, ante todo doy gracias al Señor por el don de la fraternidad que nos une en su nombre y en el nombre del beato Padre Fundador. Ludovico Pavoni, bajo la inspiración de Dios, dio vida en la Iglesia a una nueva institución educativa y a una nueva familia religiosa dedi-cada a la alabanza de Dios y al servicio de los jóvenes menos aventajados; una realidad aún viva hoy y presente en distintas partes del mundo, de la que todos formamos parte, según nuestra vocación; una realidad que nos une en espíritu de familia y en un amor apasionado por la causa de los jóvenes. Del agradecimiento por esta experiencia brota el privilegio y el compromiso en todos nosotros de mantener vivo el espíritu que animó al Padre Fundador y saberlo encarnar en el presente. En el camino de la Congregación el Capítulo general representa un momento importante y decisivo en este proceso de fidelidad creativa. Estamos viviendo los primeros pasos de la fase poscapitular, que nos ocupará durante los próximos meses en la asimilación y en la inicial puesta en práctica del Documento capitular. Para una mejor comprensión del mismo, considero necesario el conocimiento de la Relación que presenté al comienzo del Capítulo general. Ésa constituye la clave interpretativa del Documento capitular, que debe ser leído, pues, a la luz de esta Relación.
El documento capitular ha sido ya distribuido, o está a punto de serlo, en todas las comunidades a los hermanos y a los laicos de la Familia pavoniana, a la que pertenecen también todos nuestros colaboradores. Con vistas a su difusión, está en camino una edición (por ahora en italiano) también de la Relación que he expuesto al Capítulo general, que también se enviará a la Santa Sede como relación periódica sobre el estado de la Congregación. La elaboración del Documento capitular ha tenido presente la Relación inicial. En ella he afrontado, en una primera parte, la recepción y el desarrollo del Documento capitular desde el 2002 y, en una segunda parte, he pasado revista a la realidad actual de nuestra Congregación. En la tercera parte he ofrecido algunas perspectivas de proyectación. Es ésta la parte más importante de la Relación, que ha inspira-do el planteamiento del Documento capitular. El tema de fondo del Documento es el de la misión, como se deduce del título: “Fuertes, con la fortaleza de Dios (CP 69), damos futuro a la misión pavoniana”. El título nos hace tomar conciencia de que, ante todo, dar futuro a la misión pavoniana no es sólo o primordialmente una operación “humana”. Si no nos dejamos circundar por la fuerza de Dios, pocos pasos daremos en esta dirección. El título nos estimula además a preguntarnos quién es el sujeto de la misión: no se trata de una persona en singular, sino de un “nosotros”, de un nombre colectivo. Es la Congregación, es la comunidad el sujeto de la misión. El sujeto de la misión es la comunidad religiosa, en un compartir, en estrecha colaboración, con los laicos de la Familia pavoniana. De aquí la necesidad de lo que he dado en llamar, con una imagen evocadora, una “revolución copernicana”: es decir, volver a dar centralidad a la comunidad religiosa, poner en el centro la comunidad religiosa. En torno a la recuperación de esta centralidad, también todas las restantes dimensiones de nuestra vida pueden encontrar su sentido, su consistencia y su empuje, comprendiendo la renovación de la misión y comprendiendo el papel de los laicos en la perspectiva de la Familia pavoniana.
Si esto es cierto, si esto es uno de los puntos que cualifican el Documento capitular, algo nuevo deberá caracterizar nuestra vida y la vida de nuestras comunidades. Al profundizar en el Documento capitular tendremos ocasión de analizar las implicaciones de esta perspectiva. Me limito por ahora a algunas indicaciones de fondo, empezando por pedir a cada una de nuestras comunidades que algo debe cambiar en el planteamiento de la propia vida, convencidos de que no pode-mos seguir como antes. No podemos seguir como antes:
1 – en la organización de la vida comunitaria: estamos llamados a crecer en las relaciones entre nosotros y a dar densidad a los encuentros de oración, a los momentos comunes, al desarrollo de las actividades..;
2 – en el vínculo con los colaboradores laicos: toda la comunidad se pone en relación con ellos...;
3 – en la actividad apostólica y educativa: se trata de intensificar la incidencia formativa y de encaminarnos hacia un sólido y eficaz proyecto educativo;
4 – en lo referente a la Iglesia local y al entorno: cómo insertarnos, de qué hacernos cargo, en la expresión de nuestro carisma;
5 – en lo que atañe a nuestra vocación: reforzar el compromiso de custodiarla y de promover nuevas vocaciones a la Congregación.
Las indicaciones presentadas atañen a todas las comunidades, que desde ahora han de sentirse interpeladas a caminar sin vacilación y con plena confianza en esta dirección. Cada comunidad, sin excluir ninguna, está invitada a hacer suyas estas instancias y tiene la posibilidad de dar pasos concretos, empezando a poner en práctica el Documento capitular.
En el ámbito de esta fase poscapitular, durante este mes de septiembre tendrá lugar la renovación de los encargos provinciales. Todos los hermanos han contribuido o están contribuyendo a expresar su propuesta, estoy seguro, de forma responsable. Vivimos también este paso en la lógica evangélica del espíritu de servicio, recordando lo que dice Jesús: “Sabéis que los que se consideran jefes de las naciones las dominan... No será así entre vosotros; ... el que quiera ser primero entre vosotros, que sea servidor de todos” (Mc 10, 42-44). Reitero la llamada del Padre Fundador (Cf. CP 65-66) a tener presente que no cuenta tanto el rol que se ocupa o la tarea que se desempeña, cuanto el servir a Dios y al bien del prójimo. De esto estamos llamados a dar testimonio, en esto contribuimos al bien de la Congregación, dondequiera que nos encontremos. El puesto, a diferencia de cuanto ocurre en el mundo, tiene un valor relativo. Dejémonos, pues, imbuir cada vez más de la mentalidad del Señor; ésa ha dado y da sentido a nuestra vocación y al estilo de vida de nuestra vocación. Solamente sobre esta base se refuerza la fraternidad y se convierte en fecunda la dedicación a la misión que se nos confía. La agenda de septiembre Los días 2 y 3 se reunirán en Lonigo los religiosos y los laicos que imparten clases en las actividades escolares y profesionales de Italia, para tener un encuentro de formación que se organiza ya desde hace varios años. El domingo 7 emitirán la primera profesión religiosa en la Congregación los cuatro novicios que se encuentran en Tradate (Andrés Antonelli, Arthur Kaba, Régis Kimwanga y Pierre Michel Towada) y dos novicios de Asmara (Andom Abrehe y Yemane Sultan). Junto con ellos damos gracias al Señor y lo invocamos para que los mantenga en la fe y en el auténtico espíritu pavoniano. El domingo 14 se desarrollará en Montagnana el Congreso anual internacional del GMA. Del 19 al 21 tendrá lugar en Tradate la reunión del Consejo general. El día 27 se reunirán en Majadahonda los animadores religiosos y laicos de los grupos Saiano. A las comunidades que en este mes inician un nuevo año de vida y de actividad les deseo que reemprendan el camino con ánimo renovado.
Y, finalmente, invoco sobre todos la bendición del Señor, pidiendo la intercesión de la Virgen Inmaculada y del beato Padre Fundador. Os saludo en el Señor.
P. Lorenzo Agosti Tradate, a 1 de septiembre de 2008