Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana:
Acabamos de concluir la celebración del 38º Capítulo general. Ha sido un acontecimiento preparado por todos nosotros a lo largo de un año. Los que han participado, en nombre de los hermanos de la Congregación y de los laicos de la Familia pavoniana, lo han hecho a instancias de las comunidades de pertenencia, han compartido una experiencia de comunión y han contribuido a elaborar el texto del Documento capitular, como respuesta a las preguntas recogidas en el Instrumento de trabajo.
Este texto se os ofrecerá pronto a todos vosotros, a fin de que llegue a ser punto de referencia para el camino del sexenio que tenemos delante.
A primera vista puede parecer que el Documento capitular no presenta particulares novedades. Sin embargo, hace falta descubrir el “hilo conductor”, captar los fragmentos de innovación, en la lógica de un proceso de renovación que estamos viviendo, en un periodo de la historia complejo, difícil y fascinante.
La realidad actual de nuestra Congregación no nos permite maniobras de estrategia a largo plazo. Podemos movernos según los criterios de la táctica, es decir, de intervenciones estudiadas y proporcionadas a nuestras posibilidades. En el Documento capitular se habla de táctica “obediente al Espíritu”.
Nunca debemos olvidar que, si en tantos aspectos la nuestra es una realidad institucional, que sigue los principios de los organismos sociales, en su identidad más profunda es una realidad carismática, que halla su fuerza en el Espíritu del Señor.
Así, pues, es en este nivel, en el nivel del Espíritu, donde debemos movernos, para encarnar esa novedad que podrá actualizarse luego también en las demás dimensiones de nuestra vida.
El Espíritu está sombreado en el don del “vino bueno”, que Jesús ofrece en Caná, como signo de los tiempos nuevos, inaugurados por su presencia. El icono de las bodas de Caná ilumina e inspira el documento capitular. En Caná, junto a Jesús, que es el protagonista del episodio, aparece María, la intercesora; aparecen los siervos, que obedecen; aparecen los discípulos, que creen en Jesús.
Quisiéramos afrontar el sexenio que tenemos delante, viviendo día tras día el espíritu de Caná.
Creer ante todo en Jesús, creer verdaderamente en Él, creer en su presencia y en su potencia, ponerle en el centro de nuestra vida.
Tener luego confianza en María, “nuestra querida Madre”, invocar su intercesión.
Y darnos cuenta de nuestras insuficiencias y de nuestros límites, pero también de nuestras potencialidades, así como de la necesidad que tenemos de contar continuamente con la fuerza del Espíritu, que mantiene vivo nuestro carisma.
La historia de la Congregación y nuestra historia es historia de gracia y de fidelidad, de santidad y de osadía, pero también de fragilidad y de pecado.
Tenemos necesidad de pedir cada día al Señor el “vino bueno” de la esperanza y de la generosidad para todos los que nos han sido confiados, en especial para nuestros muchachos y jóvenes, tantas veces desorientados y apáticos en el camino de la vida.
María conoce nuestras necesidades, está siempre disponible a presentárselas al Señor, pero debemos invocarla y ponernos en actitud de escucha y de cumplir la palabra del Señor, como ella nos pide.
El carisma pavoniano
Nos lo pide a nosotros, religiosos y laicos de la Familia pavoniana, servidores y discípulos del Señor, llamados a seguirlo según el carisma del padre Ludovico Pavoni.
La novedad a la que el Documento capitular nos incita es la de reavivar en el corazón la llama del amor de Dios, para que nos ayude a dar de nuevo centralidad a la vida comunitaria, con una implicación más relevante de los laicos en nuestro espíritu y en nuestra misión, una misión que nos haga capaces de recuperar pasión y cercanía hacia los muchachos y los jóvenes que la Providencia nos confía.
Ser hoy un corazón para los jóvenes, como lo fue nuestro Padre Fundador, no es cosa de poco, es la verdadera novedad que hace actual y significativo nuestro testimonio y nuestra misión.
Durante el Capítulo general hemos aprobado la propuesta de insertar en la Regla de Vida un capítulo sobre el espíritu pavoniano. Este texto constituye un punto de referencia para nosotros religiosos, y también para los laicos de la Familia pavoniana. Nos indica el ideal en el que inspirarnos y el espíritu del que beber para vivir también hoy de forma auténtica el carisma pavoniano.
Nuestro Capítulo general se desarrolló en paralelo con la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Australia. Nos sentimos en sintonía con este gran acontecimiento eclesial. El mundo de los jóvenes es nuestro mundo, el mundo al que estamos invitados, siguiendo las huellas del padre Pavoni que, por amor del Señor, dio su vida a los que se hallaban en mayor dificultad: se gastó por darles “familia y futuro”. Es lo que ha seguido llevando a cabo nuestra Congregación, es lo que aún espera de nosotros de aquí en adelante.
La puesta en práctica del Capítulo general empieza ahora. La fase “post-capitular” (RV 518) tiene mucha importancia. Se indicarán y pondrán en marcha recorridos de sensibilización y de aplicación del Documento capitular.
El texto nos espolea a convertir nuestro ser comunidad en más auténtico, significativo y visible: reunidos en torno a Cristo, en espíritu de familia y en estrecha colaboración con los laicos, nos dedicamos juntos a las actividades apostólicas confiadas a la comunidad.
De ese modo, “fuertes con la fortaleza de Dios” (CP 69) damos futuro a la misión pavoniana.
No es sólo el título o el eslogan del Documento capitular. Es el don, el reto y el compromiso que nos aguardan, contando con la ayuda de Dios, con la protección de la Virgen Inmaculada y del beato Padre Fundador y con la plena disponibilidad de todos nosotros para cumplir la parte que nos toca, animados por la esperanza y por una incondicionada dedicación.
En el mes de agosto
Durante el mes de agosto, mes vocacional en Brasil, se desarrollarán dos iniciativas para jóvenes en España y en Italia, organizadas por nuestra pastoral juvenil vocacional: del 4 al 14 de agosto el “Camino de Santiago” – ruta del Norte, y del 7 al 17 de agosto el “Camino de san Francisco” de Asís a Poggio Bustone.
El domingo 10 de agosto tendrá lugar, en nuestra iglesia parroquial de san Sebastián, en Gama (Brasil), la ordenación diacional del hno. José Santos Xavier de manos de mons. Osvino José Both, Arzobispo Ordinario Militar de Brasil.
Del 24 al 29 de agosto se llevará a cabo un curso de ejercicios espirituales tanto en Valladolid como en Lonigo.
En las próxima semanas se pondrá en marcha el procedimiento para las indicaciones de los Hermanos que serán nombrados en las Direcciones provinciales. Afrontamos también este paso con espíritu de fe y con sentido de responsabilidad, pensando en el mayor bien de la Congregación.
Hoy, y también el miércoles próximo, la liturgia nos propone la lectura de la parábola del tesoro escondido, contada por Jesús y recogida en el evangelio de Mateo: “El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo; un hombre lo encuentra y lo vuelve a esconder; luego va y, lleno de alegría, vende todo lo suyo y compra aquel campo” (Mt 13, 44). Nuestra fe en el Señor, nuestra vocación, el carisma pavoniano son ese tesoro que hemos descubierto y por el que hemos vendido todo el resto. Que sigan siendo nuestro tesoro, que conservamos celosamente y que hacemos fructificar, colmando nuestro corazón de alegría, de esa alegría verdadera que viene del Señor y que ninguno nos puede quitar (Cf. Jn 15, 11; 16,23; 17,13).
Dentro de esta perspectiva os saludo de corazón en el Señor, con la certeza de que “para los que aman a Dios, todo les sirve para el bien” (Rm 8, 28).
P. Lorenzo Agosti
Tradate, a 27 de julio de 2008, domingo XVII A.