Al recordar la muerte de L. Pavoni, nos llega la carta de nuestro Superior general

Queridos hermanos y laicos de la Familia pavoniana:

Estamos celebrando la Pascua del Señor y ante la vigilia del 1 de abril, día del aniversario de la muerte de nuestro beato Padre Fundador. Una vez más contemplamos la misteriosa fecundidad de la obra llevada a cabo por el Hijo de Dios, que ofreció su vida por amor, y de la obra de aquél que, creyendo en Él, lo ha seguido e imitado “hasta el final” (Jn 13). En la vida y en la muerte del padre Pavoni captamos un reflejo de las vicisitudes de Jesús y de la verdad de lo que afirmó, con referencia a él y a sus discípulos: “No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). Como el “grano de trigo”, que muere para dar fruto, así aconteció con el padre Pavoni, siguiendo la estela de lo que realizó Jesús en su Pascua.

Me parece significativo en esta circunstancia detenernos en la imagen del grano de trigo, al que Jesús se refiere precisamente en la vigilia de su pasión. “En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no da fruto; en cambio, si muere, produce mucho fruto” (Jn 12, 25). Con el grano se hace pan. Jesús, durante la última cena, usó el pan para instituir la eucaristía, es decir, para dejar a sus discípulos su presencia, cual viva y eficaz memoria del don pascual de sí mismo para la salvación de la humanidad. Quizá el evangelista Juan, en el relato de la pasión del Señor, junto al lavatorio de los pies no refiere la institución de la eucaristía, porque había sido ya prefigurada en la afirmación de Jesús sobre el grano de trigo. La eucaristía es el don de la Pascua del Señor, es “el memorial de la Pascua del Señor” (Sacramentum caritatis, 93).

La Eucaristía... sacramento de la caridad     

“Sacramento de la caridad, la santísima Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre”. Así inicia la Exhortación apostólica postsinodal Sacramentum caritatis de Benedicto XVI. Queremos recoger de este texto algunos apuntes para reavivar nuestra fe en la eucaristía y para hacer que la eucaristía, “sacramento de amor, signo de unidad y vínculo de caridad”, sea verdaderamente el “centro” de nuestra comunidad y la fuente “que alimenta en nosotros la voluntad de amar hasta el don mismo de la vida”, como afirma nuestra Regla (161-162).

En la primera parte de la Exhortación el Papa presenta la Eucaristía como misterio para creer. Afirma, entre otras cosas: Jesús “nos pide corresponder a su don y representarlo sacramentalmente... El memorial de su total entrega no consiste en la simple repetición de la Última Cena, sino propiamente en la Eucaristía, es decir, en la novedad radical del culto cristiano... Nosotros... nos implicamos en la dinámica de su entrega” (11). “La Eucaristía es Cristo que se nos entrega, edificándonos continuamente como su cuerpo” (14). “La sagrada  Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia” (16).

En la segunda parte Benedicto XVI presenta la Eucaristía como misterio para celebrar. “La fuente de nuestra fe y de la liturgia eucarística... es el mismo acontecimiento: el don que Cristo ha hecho de sí mismo en el Misterio pascual” (34). “El Concilio Vaticano II puso un énfasis particular en la participación activa, plena y fructuosa de todo el pueblo de Dios en la Celebración eucarística... La participación activa deseada por el Concilio se ha de comprender... partiendo de una mayor toma de conciencia del misterio que se celebra y de su relación con la vida cotidiana” (52). “Recibir la Eucaristía significa adorar al que recibimos... la adoración fuera de la santa Misa prolonga e intensifica lo acontecido en la misma Celebración eucarística” (66).

En la tercera parte se desarrolla el tema de la Eucaristía como misterio para vivir. “Estas palabras de Jesús: el que come vivirá por mí – nos permiten comprender cómo el misterio creído y celebrado contiene en sí un dinamismo que hace de él  principio de vida nueva en nosotros y forma de la existencia cristiana” (70). “La comunión tiene siempre y de modo inseparable una connotación vertical y una horizontal: comunión con Dios y comunión con los hermanos y hermanas” (76). “La espiritualidad eucarística no es solamente participación en la Misa y devoción al Santísimo Sacramento. Abarca la vida entera” (77). “No podemos guardar para nosotros el amor que celebramos en el Sacramento. Éste exige por su naturaleza que sea comunicado a todos. Lo que el mundo necesita es el amor de Dios, encontrar a Cristo y creer en Él. Por eso la Eucaristía no es sólo fuente y culmen de la vida de la Iglesia; lo es también de su misión” (84). “En la Eucaristía Jesús nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana... La Eucaristía impulsa a todo el que cree en Él a hacerse ‘pan partido’ para los demás” (88). “El Señor Jesús, Pan de vida eterna, nos apremia y nos hace estar atentos a las situaciones de pobreza en que se halla todavía gran parte de la humanidad” (90).

Eucaristía y vocaciones

Estamos reflexionando sobre este tema, porque la Eucaristía está estrechamente ligada al tiempo pascual en que nos encontramos y porque hemos sugerido dar a la III semana de Pascua (del 7 al 13 de abril) una especial caracterización eucarística, dentro de los momentos marcados de oración en preparación al Capítulo general. En la tercera semana la liturgia nos propone la lectura del sexto capítulo del evangelio de san Juan, que presenta el discurso de Jesús sobre el “pan de vida”, expuesto en la sinagoga de Cafarnaum después de la multiplicación de los panes. Es un discurso que contiene una evidente alusión eucarística. Creo, pues, que esta semana puede constituir un periodo apto para evidenciar el valor y el puesto de la eucaristía en nuestra vida de fe.

Esta semana, además, nos prepara a celebrar, en el IV domingo de Pascua, la jornada anual y mundial de oración por las vocaciones. Existe una relación profunda entre la eucaristía y la vocación de cada cristiano. Lo recuerda también el Papa, en la Exhortación que hemos tomado en consideración. “Viviendo la propia vida como vocación, se convierte día tras día en culto agradable a Dios”, afirma en la introducción al apartado sobre los fieles laicos, para los cuales añade: “Los  laicos cristianos, en virtud del Bautismo y de la Confirmación, y fortalecidos por la Eucaristía, están llamados a vivir la novedad radical traída por Cristo precisamente en las condiciones comunes de la vida” (79). Para los sacerdotes subraya: “La forma eucarística de la existencia cristiana se manifiesta de modo particular en el estado de vida sacerdotal. La espiritualidad sacerdotal es intrínsecamente eucarística” (80). Y para los consagrados pone de relieve: “En el contexto de la relación entre la Eucaristía y las diversas vocaciones eclesiales resplandece de modo particular el testimonio profético de las consagradas y de los consagrados, que encuentran en la Celebración eucarística y en la adoración la fuerza para el seguimiento radical de Cristo obediente, pobre y casto” (81).

Al vivir la eucaristía el cristiano descubre su propia vocación y, sostenido por ella, el que se siente llamado a una vocación de particular consagración llega a ser capaz de responder y de perseverar en la fidelidad. En la Exhortación citada el Papa remarca con fuerza: “Hace falta... tener la valentía de proponer a los jóvenes la radicalidad del seguimiento de Cristo, mostrando su atractivo” (25).

Semana eucarística (7-13 abril) y otras noticias   

Como Familia pavoniana, durante esta semana estamos invitados a preparar de manera especial la eucaristía cotidiana y a incluir en el calendario al menos un tiempo prolongado de adoración eucarística comunitaria, rezando en particular por la buena preparación y éxito del Capítulo general y para que el Señor conceda a la Congregación el don de nuevas vocaciones y sostenga en la fidelidad y en la perseverancia a los que han respondido a su llamada, jóvenes o adultos.

Comunico que desde el 1 de marzo los hermanos de Filipinas han empezado a vivir autónomamente en una casa alquilada. Tengámoslos presentes en nuestra oración y podemos contactar con ellos en su nueva dirección:       

Sons of Mary Immaculate – Pavonians

7 Sarangaya St., Shite Plains,

1110 Quezon City (Metro Manila) – Philippines

Tel. 0063. (0)2.437.5690.

En los días 2 y 3 se reunirán en Lonigo los Superiores y vicesuperiores de las comunidades de Italia.

El sábado 5 tendrá lugar en Italia la Marcha Pavoniana de Brescia a Saiano, y en Salamanca la XVI Asamblea de la Familia pavoniana española. Desde el día 15 visitaré las comunidades de España.

Religiosos y laicos de la Familia pavoniana se encontrarán en Belo Horizonte el día 21, y en Ponte di Legno del 24 al 27. El día 26 celebraremos la memoria de María, Madre del Buen Consejo.

El lunes 14 daremos gracias al Señor, en el 6º aniversario de la beatificación del Padre Fundador. Invocamos su intercesión para que podamos, como él, ser un “grano de trigo” que hace de nuestra vida una ofrenda agradable al Señor y un don a los hermanos, según nuestro carisma. Que sea éste nuestro mejor modo de seguir viviendo en la alegría y en la verdad la Pascua del Señor.

Os saludo a todos afectuosamente.         P. Lorenzo Agosti

Tradate,  a 31de marzo de 2008, solemnidad de la Anunciación del Señor.