La parroquia de Guadalupe de Cáceres, ha cumplido 25 años. Julia, asomada a la red nos lo cuenta.

Hoy me he encontrado después de comer, sin darme cuenta, buceando en la página web de mi Parroquia de Cáceres. Ahí adquirí mis primeras nociones sobre Jesús, siendo pequeñita, sin tener conciencia de lo que supondría en mi futuro ser una persona cristiana. Allí me enseñaron que la fe tiene muchas caras, que se puede vivir desde la alegría, la humildad y la sencillez, y el progresismo.

Este año se cumplen 25 años de esta Parroquia, que sigue seguramente siendo tan pobre como cuando empezó y tan auténtica. Me ha resultado gracioso ver algunas fotos de esos inicios: con parroquia, pero sin iglesia, celebrando misa y sacramentos en un barracón que pertenecía a Hidroeléctrica de España y a la Central Nuclear de Almaraz (las fotos no tienen desperdicio). Ahí me bauticé, en una humilde barraca, con las letras de la parroquia pintadas cutremente a brochazos negros.

No hace falta más ciertamente, si la fe es auténtica. En aquellos años (me refiero en concreto al periodo 1982-1988, cuando no había edificio) llevaban la comunidad dos sacerdotes: Julián y Juan Carlos. El primero, abandonó sus votos por amor, se casó y tiene dos hijos, casi de mi edad. Él fue quien me bautizó. El segundo, Juan Carlos, murió joven aquejado de un cáncer. Hoy son Tino y Rafa (sí, Tino y Rafa, no Padre Tino y Padre Rafa) los continuadores de esta obra, una iglesia formada por todos y para todos, sencilla y pobre, que siempre he valorado tanto.

Este es mi pequeño homenaje a una Parroquia que me ha dado muchísimo, a su Virgen, la de Guadalupe, patrona de Extremadura, a la gente de allí, a Tino, a Rafa, a mis animadores de los grupos J... de todos he aprendido mucho y a todos agradezco sus cuidados.