Después de 40 años de historia (en 1967 se comenzó a dar clase aunque la inauguración oficial fue en mayo de 1968) el Centro Vocacional Hijos de María Inmaculada ha dejado de ser un centro escolar donde se imparten clases y donde residen en régimen de internado chavales de entre 10 y 18 años. Este nuevo curso 2007-2008, los 20 alumnos de 1º, 2º, 3º y 4º de ESO que residen aquí en el colegio asisten a clase a otro centro: el Seminario Menor Diocesano de Valladolid. El resto de la jornada (comidas, estudio, formación, celebraciones, juego, talleres...) lo pasan en el colegio ocupando sólo una parte de él. Después de varios años planteándonos el futuro del colegio, este año se tomó la decisión de dar este paso de cerrar el colegio como centro escolar de Secundaria. Son diversas las causas que nos han llevado a dar este cambio de rumbo:

  • Escaso número de alumnos: los chicos que solían venir al colegio eran de pueblos que hoy no cuentan con población joven y además tienen los Institutos cerca de casa. En la zona del colegio tampoco hay un crecimiento demográfico para que puedan venir como externos al centro; Valladolid se está desarrollando urbanísticamente por otra parte. 
  • El internado hoy en día se ve de otra forma distinta a cuando comenzó a funcionar este colegio. Casi todos los antiguos internados-seminarios han cerrado sus puertas.
  • En muchas familias no hay vivencia de lo religioso y es complicado que se desarrolle una posible vocación religiosa. 
  • Disminución del número de vocaciones religiosas: la crisis de vocaciones hace que no salgan nuevos religiosos para estar en el colegio dedicándose como educadores a la labor de acompañar a los chavales. 
  • El coste económico de mantener el colegio con pocos alumnos es muy elevado y la subvención que la Administración nos da junto con las cuotas de los alumnos, no cubren todos los gastos que lleva consigo el funcionamiento del colegio.

Podríamos añadir otras causas, pero creo que son suficientes para entender porqué después de tantos años y tan buena labor, se cambia en el colegio. Siempre es doloroso cerrar algo; muchas personas hemos estado implicadas y dedicados a esta bonita tarea educativa y formativa: religiosos, profesores, educadores, personal de servicio, exalumnos, miembros de la Familia Pavoniana, padres de alumnos... Todos ellos han dedicado mucho tiempo y esfuerzo para buscar lo mejor para los chicos que han pasado por aquí. Revisando todos los listados de alumnos, contamos en torno a 2.500 alumnos que han estado matriculados aquí en el colegio al menos un año o curso escolar. Con muchos de estos seguimos en contacto a través de la revista VIDA o de reuniones, encuentros, visitas... De otros nos llegan noticias de lo que hacen y de sus trabajos actuales tan variados: funcionarios de la Administración, abogados, agricultores, mecánicos, soldados profesionales, policías, profesores, agentes inmobiliarios, ganaderos, políticos, deportistas... y otras muchas variadas profesiones. También lamentamos la pérdida de otros en edad muy joven (accidentes, enfermedades...). En fin, estos 40 años de historia han dado mucho de sí. Y son un motivo para agradecer a todos los que han hecho posible que este colegio pavoniano de Valladolid estuviera abierto:

  • A la Congregación de los Hijos de María Inmaculada, que puso en marcha el colegio y lo ha ido manteniendo estos años. Y en ella están representados todos los religiosos pavonianos que han dedicado parte de su vida con generosidad a esta tarea educativa. Como sería muy largo poner el nombre de todos los religiosos, recordamos sólo a los superiores-directores que estos años han estado en Valladolid: p. Ángel Caballeti, p. Lorenzo Florio, p. Vitorio Vitali, p. Pedro Cornella, p. Agustín Damonte, p. Gregorio Huerta, p. Miguel A. Cuadrillero, p. José A. Fdez. Loya y p. Fernando Marinas.
  • A los profesores y educadores: desde los inicios, han sido muchos los profesores que han pasado por las aulas del colegio. Las características del centro, hacía que la relación profesores-alumnos fuera más cercana, más familiar. No se trataba sólo de dar conocimientos, sino de transmitir valores humanos y cristianos y de preparar a los alumnos para la vida. Muchas horas de dedicación dentro y fuera del horario escolar, participación en los acontecimientos y celebraciones del colegio e identificación con el ideario del centro han sido constantes en los profesores, por ello les agradecemos su aportación en estos 40 años.
  • Personal de servicio: en la cocina, la ropería, la limpieza, el mantenimiento del edificio han estado presentes también muchas personas que en esas tareas que pasan desapercibidas, pero que son fundamentales para la buena marcha de un colegio. A ellos también el agradecimiento y reconocimiento de su labor.
  • Miembros de la Familia Pavoniana, exalumnos, voluntarios...: en el deporte, los talleres, el acompañamiento de los chavales, la participación en los Cursillos de los Nuevos, la animación de las celebraciones... La vida del internado daba pie a muchos momentos de tiempo libre y la colaboración de todas estas personas hacía posible que fueran tiempos de formación, de diversión, de celebración y de sana convivencia.

En pocas palabras no se puede resumir tanta vida, pero si dejar constancia de todo lo que el colegio en su conjunto ha dejado como poso en el corazón y en la vida de todas las personas de han formado parte de esta familia. A todos ellos el agradecimiento y reconocimiento y el deseo de que lo que se ha sembrado de buenos frutos. Y, como la vida continúa, también el colegio continúa con su vida aunque sea de otra forma. Con el nuevo curso se sigue trabajando con ilusión con estos 20 chavales que quieren seguir con nosotros. La comunidad religiosa la formamos 4 religiosos y algunas personas que colaboran con ella. Aparte de las clases que hacen fuera del colegio, seguimos trabajando con los chavales los valores que siempre hemos querido transmitir. Queremos crear un clima de familia y cercanía donde cada chaval pueda crecer, madurar y descubrir cuál es su vocación en la vida. Con el espíritu de Ludovico Pavoni, creemos y apostamos por ellos con la confianza de que salgan a relucir todas sus capacidades para que el día de mañana sean buenas personas y buenos cristianos. El futuro del colegio, de la presencia de los pavonianos en Valladolid, las actividades que se llevaran a cabo... es algo que seguimos planteándonos y a lo que con el tiempo iremos dando respuesta.


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