¡Estamos de fiesta con Jesús!

PASCUA JUVENIL PAVONIANA 2024

¡Estamos de fiesta con Jesús!

Se acercaba la Semana Santa, y aunque estábamos bastante cansados por el trabajo con los niños y las demás ocupaciones, sin embargo, sentíamos que era un momento muy oportuno que no podíamos desaprovechar para ir construyendo nuestra pastoral juvenil y vocacional.

Quince días antes, en una reunión comunitaria, decidimos que el hermano Julián iría a apoyar a su parroquia de origen, sobretodo en los ranchos, y para ello llevaría un equipo de unos 10 jóvenes (nos cuentan que han animado a unos 200 niños y adolescentes y que la experiencia ha sido muy bonita, aunque dura). El padre César apoyaría en la capilla cercana al Albergue que pertenece a la parroquia de Cristo Rey y a dos comunidades religiosas femeninas (y así fue) y yo realizaría, de lunes a miércoles santo una Pascua juvenil en el Albergue con el objetivo de ir acercando a los adolescentes y jóvenes a nuestra comunidad y colaboraría también en el Desierto juvenil de nuestra parroquia “Cristo Rey” del jueves al sábado santo para crear lazos con la parroquia (y gracias a Dios los tres cumplimos nuestro propósito).

La colaboración en la parroquia, aunque a veces me sentía como pez fuera del agua, me ha servido sobre todo para acercarme un poco más a los líderes juveniles parroquiales y para conocer otro estilo distinto de preparar una Pascua Juvenil.

Respecto a la Pascua juvenil que realizamos en el Albergue, les confieso que los días anteriores tuve muchas dudas sobre el éxito de ese Encuentro porque no contaba con un equipo de animadores que me ayudaran ni tampoco había muchos adolescentes cercanos al Albergue que pudieran responder a nuestra invitación. Sin embargo, como he dicho anteriormente, lo veía importante para animar a otros jóvenes para que conocieran nuestra comunidad y el carisma Pavoniano. Por eso, poniendo en Dios toda nuestra confianza, elaboramos un bonito cartel virtual y lo publicamos en internet. Hicimos también varias carteleras en papel y las pegamos en los comercios de nuestro barrio. Visitamos el colegio más cercano a nosotros para invitar aula por aula a los adolescentes y exhortamos a los chicos más cercanos a nosotros, que suelen venir los sábados a nuestro Albergue para asistir a los diversos talleres artísticos, culturales y deportivos, para que aprovecharan esa bonita oportunidad.

A pesar de todo, las dudas y el cansancio estaban ahí, estábamos a vísperas de la Semana Santa, los chicos no se anotaban y parecía que la Pascua no se podría realizar, pero el Señor me ayudó a superar la tentación del desánimo y me alentó a aprovechar todos los momentos libres para ir organizando todo el material que necesitaba. Faltaba aún el equipo de jóvenes colaboradores, pues era consciente que yo solo no podría llevar a cabo esa misión, pero confiaba en que Dios, si era su voluntad, me escucharía y así fue. A última hora, Él me envió a cuatro jóvenes que me fueron de gran ayuda durante la Pascua.

Respecto a los “pascueros”, al final llegaron unos 25 adolescentes, la mayoría del colegio Cristeros donde habíamos lanzado la propuesta. Muchos eran amigos de los chicos del Albergue. Quizás sus motivaciones no eran vivir una Pascua juvenil y adentrarse en la pasión, muerte y resurrección del Señor, sino más bien su intención era pasarlo bien, jugar, entablar amistades, … y en algunos momentos eso nos desesperaba un poco, pero pudimos concluir la fiesta en paz y pensamos que algo o mucho de lo que sembramos ya está comenzando a germinar en el corazón de esos jóvenes.

Eso es todo. Solamente concluir que esperamos que muchos de ellos hayan descubierto que conocer, amar y seguir a Jesucristo es una gran fiesta. Es algo bonito sentirse nuevo, resucitado, alegre, … pero para ello antes es necesario cargar la cruz de cada día. La cruz de Cristo que es dura y suave a la vez. Si queremos ser felices y construir la Civilización del Amor debemos luchar, ser fuertes, confiar en Dios, orar, tener paciencia, saber esperar, aprender a perdonar a los demás y a perdonarnos a nosotros mismos, levantarnos cuando nos caigamos o cuando nos tumben, optar por ponernos del lado de Cristo y no de la cultura dominante, ... No va a ser fácil, así es la vida del creyente, hay momentos de alegría y momentos de tristeza, pero tenemos la seguridad que Él está vivo, que estará siempre con nosotros hasta el fin de los tiempos, que nos recompensará el ciento por uno aquí en la Tierra y que nos tiene reservada una piecita allá a su lado, al lado de la Virgen María, al lado de los Santos y de nuestros seres queridos. Que así sea, Señor, en ti ponemos nuestra esperanza y confiamos en tu Palabra.