Hoy 8 de septiembre felicitamos a la Virgen María en la fiesta de su Natividad, y también felicitamos a tantos pavonianos que en este día, hace más o menos años, hicieron su Primera profesión como religiosos. Es para nosotros un día especial y entrañable, elegido quizá por estar al comienzo del curso y por ser una fiesta mariana. Por este motivo sirvió de “bisagra” para empezar y acabar muchos noviciados. También muchas veces la fecha elegida fue el 11 de septiembre, cumpleaños de Ludovico Pavoni.
En la liturgia solemos recordar siempre el día de la muerte de los santos (dies natalis), pero en el caso de María, Juan el Bautista y Jesús, también celebramos su nacimiento el 8 de septiembre, el 24 de junio y el 24 de diciembre. La fiesta de la Natividad de la Virgen María, tiene su origen en la dedicación de una iglesia en Jerusalén, por influencia de la iglesia oriental (s. V). La fiesta tiene un sabor a comienzos, a elección de Dios... y nos presenta a María como la Aurora que anuncia el Día. Así dice uno de los himnos de la liturgia:
Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo sol nace de ella.
De Ana y de Joaquín, oriente
de aquella estrella divina,
sale luz clara y digna
de ser pura eternamente;
el alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
No le iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
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