El 4 de septiembre de 1988, escribiendo al Superior general, el hno. Gigi le confiaba su objetivo: "aportar laboriosidad, serenidad y alegría en la comunidad y entre los jóvenes". Este propósito se cumplió con creces en la vida del hno. Gigi durante toda su vida, y nuestra Provincia fue testigo durante los últimos doce años de su vida. La laboriosidad y el trabajo del hno. Gigi era admirada por todos; su serenidad y alegría se manifestaron plenametne cuando en el hospital, consciente de la gravedad de su enfermedad, contaba chistes a médicos y enferemeras. Todo un ejemplo de alegría.
Su personalidad abierta, afectuosa y afabale, le permitió tener muchas relaciones sencillas y serenas, tanto dentro como fuera d ela comunidad, amistad cordial con todo aquel que se encontraba en la vida. Sabía abrir la puerta de su corazón para que todos pudieran entrar y descubrir el rostro amoroso de Dios. Sobre todo, sabía entrar en comunicación con los chavales, porque el hno. Gigi, además de un gran carpintero, fue sobre todo un verdadero educador. Siempbre disponible y contento de estar entre los chavales, les amó profundamente. En esto, como en la piedad sentida y puntual, y en la laboriosidad, fue en ejemplo nítido de hermano pavoniano.
El hno. Gigi fue sepultado el día de Pentecostés, 26 de mayo de 1996, acompañado de mucha gente, amigos, laicos, familiares, antiguos alumnos y alumnos. Fue el primer pavoniano enterrado en España, en el cementerio de El Salvador de Santovenia de Pisuerga (Valladolid). Sin duda el grano de trigo que muriendo, produce mucho fruto.
Había celebrado su 50º Aniversario de Profesión religiosa en la Inmaculada de 1995, y para aquella ocasión había escrito estas palabras: "Cincuenta años... Han transcurrido como un relámpago... Yo me he considerado siempre como un perchero, donde Dios cada día colgaba sus dones... Después de mi primera Profesión, mis destinos fueron: Brescia (1945-47)a, Trento (1947-49) donde viví con el hno Eduardo; Monza (1949-54); Brescia (1954-59); Génova (1959-69)aa; Brescia (1969-76); Monza (1976-78); Stommeln (1978-84); Salamana (1984-88) y Valladolid (1988 ¿hasta cuando?). Hasta 1984 que he cumplido 55 años he sido siempre asistente de grupo, asistente en los estudios, maestro de carpitería o entrenador de equipos de fútbol.
He tendio muchos días hermosos y felices; alugnos malos; ha habido también crisis, pero mi mirada siempre se ha dirigido hacia el ideal; no he mirado nunca hacia atrás. Pero, ¿ha sido esto mérito mío? No. Ha sido porque Dios cada día colgaba su afecto y sus beneficios en las perchas de mi habitación".
El último don que Dios colgó de estas perchas fue la llamada al premio. El hermano Gigi, como lo hizo siempre, respondió con un "sí" grande y alegre a esta invitación a su último destino. Concluía el 25 de mayo de 1996, en la paz y en la fidelidad, y en los brazos de María la Madre amada, el camino de su vida, que había visto la luz en Bobbio (Piacenza) el 17 de junio de 1929. Tenía entonces 67 años, de los cuales 50 había vivido en la Congregación.
Después de 16 años seguimos recordando su vida y su testimonio en tantos detalles y gestos de cariño, en nuestros muebles, en nuestras comunidades. Gracias Gigi por tanto como nos dejaste. |