Queridos hermanos, religiosos y laicos de la familia pavoniana:
Estamos viviendo un camino intenso de preparación al próximo sínodo. No hay reunión
o encuentro en los que no se hable de la “sinodalidad” muy unido al deseo de
fraternidad universal como nos pide Papa Francisco en todos sus discursos y
especialmente en su encíclica “Fratelli Tutti”. Todo esperamos que esto no se quede en
bonitas palabras, en reflexiones profundas y en documentos bien escritos y cimentados.
Todos esperamos que esto nos ayude a afrontar una conversión personal, comunitaria e
institucional que nos ayude a vivir sinodal y fraternalmente. Todos esperamos que la
sinodalidad y la fraternidad no se queden en bonitos eslogan, en buenos deseos, sino
que se conviertan en un modo de ser y de vivir en este mundo como peregrinos hacia
una meta futura, donde podamos gozarlo en plenitud gracias a nuestra participación en
la plenitud de Dios.
Las palabras claves sabemos que son:
- comunión: hacer el peregrinaje como hijos de un mismo Padre, es decir como
hermanos que se aman y se ayudan en el camino de la vida;
- participación: compartir las alegrías y los sufrimientos de nuestro mundo. No
podemos quedarnos en ser meros espectadores del devenir de los
acontecimientos y de la vida de los demás, debemos ser artífices de la
construcción de un mundo mejor, el mundo que Dios sueña para sus hijos;
- misión: desde los carismas y dones recibidos trabajar por la construcción del
Reino de Dios ya presente en esta tierra, un Reino, que como dice la canción,
debe ser de justicia, de paz, de vida, verdad, amor y gracia, o lo que es lo mismo,
trabajar por un mundo donde todos tengan la posibilidad de vivir en dignidad
humana y experimentar el amor y la predilección de un Dios que es Padre.
Pienso que el anhelo de sinodalidad y de fraternidad no se circunscribe al mundo
cristiano o eclesial, son actitudes que todos los seres humanos debemos cultivar
indistintamente de si profesamos o no una fe o de la fe que profesamos. Somos nosotros
los encargados de mostrar al mundo que con estas actitudes el mundo puede ser mejor.
Por esto es necesario salir de nuestras zonas de confor, dejar de parapetarnos detrás de
nuestras seguridades y fijaciones. En este sentido el Papa sigue recordando: “prefiro
una iglesia accidentada por salir, que enferma por encerrarse” (Iglesia en salida) y
caminar en medio de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Debemos compartir sus
ilusiones y esperanzas, sus sufrimientos y frustraciones. Nuestro documento capitular
nos anim a ponernos en camino con Cristo resucitado y vivo, juntos religiosos y laicos,
hacia los jòvens. Vivamos la gracia de la partida. “Esta es la condiciòn de la presencia
del Señor: solamente si nos ponemos en camino, èl està con nosotros” (DC 3). El
mundo tiene grandes desafíos y retos que son también los nuestros. Estamos llamados a
dar respuestas reales a los problemas reales de hoy día. Deben ser repuestas que nazcan
de nuestra experiencia de peregrinos y no respuestas teóricas y aprendidas que son más
propias de maestros que de testigos. Dar respuestas que nazcan de la experiencia
personal y comunitaria de un Dios cercano a la realidad y que sigue preocupado y
ocupado de la humanidad. No deben ser respuestas de juicio y de condena desde una
moral aprendida y tantas veces no vivida. Deben ser respuestas que tienen que ver con
la comprensión, el perdón, la misericordia y en definitiva el amor. El Papa nos recuerda:
“que debe cultivar la cultura del encuentro, de la amistad, del hablar aun con los que
no piensan como nosotros, incluso con otra fe, porque todos son hijos de Dios”.
Un elemento fundamental para caminar como hermanos en este mundo nuestro es la
escucha. Sabemos que escuchar es mucho más que oír, cuántos sordos escuchan más y
mejor que los oyentes, ellos escuchan con el corazón. Sabemos también que la escucha
nos debe llevar a la empatía, a la comprensión, a la acción y no al juicio o la condena y
mucho menos al alejamiento de nuestro mundo (fuga mundi). Recuerdo que ya en el
Capítulo general de 1996 se nos pedía una conversión a Dios, a la Palabra, al hombre y
al mundo. La escucha no es algo que se da por descontado, no es algo que conseguimos
con nuestro sólo esfuerzo, es un don y una gracia y tenemos que pedírsela con
insistencia a Dios.
Se nos está pidiendo en este proceso escuchar a Dios, abrirnos al soplo del Espíritu,
verdadero artífice de la sinodalidad y la fraternidad, escuchar a los hermanos, pero
también se nos está pidiendo escuchar a todos, a los más cercanos y a los más alejados,
a los críticos pero inquietos, a los más pobres y a aquellos que no cuentan y no tienen
voz en la sociedad. ¿Cómo debemos caminar y escuchar a nuestro mundo?
- Como lo hace Dios. “He visto la miseria de mi pueblo en Egipto, he escuchado
su grito…conozco sus sufrimientos” (Ex 3,7). Todos los días rezamos salmos
que describen la experiencia de los que se dirigen a Dios y son escuchados;
- Como lo hizo Jesús. Jesús es itinerante, camina en medio del pueblo, se para,
dialoga y actúa convirtiéndose así en bendición para todos los que se encuentran
con él. Jesús escucha a los niños, a los discípulos, al ciego Bartimeo, a la mujer
pecadora, a los endemoniados, a los discípulos de Emaús desesperanzados…
- Cómo escuchò María. Siente la necesidad de su prima embarazada y va a prisa
a la montaña. Escucha el disgusto de los novios que no tienen vino…
- - Como las primeras comunidades cristianas. En estos días de pascua estamos
leyendo el libro de los Hechos de los apóstoles y como el mensaje de Jesús se va
extendiendo. Los discípulos salen y caminando entre la gente cuentan su
experiencia, esto contagia a muchos. Recordemos los discursos de Pedro y la
predicación a tiempo y a destiempo de Pablo y su apertura a los gentiles. Ellos
no esperan que la gente venga al templo a escucharlos, salen al encuentro de la
gente. Son capaces de escucha a las personas y en muchos casos son los paganos
los que les hacen ir a lo esencial del mensaje y les ayudan a ser flexibles, no
imponiendo normas judías a los que se van convirtiendo. Son los paganos los
que les hacen entender y aceptar que el mensaje de Jesús y el don del Espíritu es
para todos los que abren su corazón y su mente a su acción. Cuánto bien nos
haría abrirnos y escuchar a nuestro mundo, esto nos ayudaría a ir a lo esencial,
nos ayudaría a programar nuestra vida desde el evangelio y no desde nuestra
organización y proyectos con los que a veces buscamos solamente la
conservación de un status
- Como la Iglesia de todos los tiempos. A pesar de sus límites y pecados, la
Iglesia siempre ha escuchado el grito de los más pobres y ha transmitido el
mensaje de Jesús, siempre se ha preocupado de los más pobres, siempre ha
compartido las alegrías y las tristezas de los hombres de todos los tiempos,
siempre ha sido un recinto de paz y misericordia donde todos pueden seguir
esperando.
- Como la Vida Consagrada. Basta mirar a los fundadores y fundadoras, ellos
han estado siempre atentos a los gritos de los más necesitados. La Vida
Consagrada siempre ha estado en las fronteras geográficas, existenciales y
culturales del mundo. El día que deje de hacerlo desaparecerá.
- Como S. Ludovico Pavoni. Escuchó el grito de los jóvenes más necesitados de
su tiempo y dejando todo, entrego su vida por ellos.
- Como nuestra familia pavoniana. Cuantos religiosos y laicos pavonianos han
entregado su vida por escuchar el grito de los muchachos y jóvenes más
necesitados y cuantos lo siguen haciendo en tantas partes del mundo.
Caminar con y escuchar al mundo deben ser dos cualidades de toda la familia
pavoniana. Tantos personas, especialmente muchachos y jóvenes viven hoy el
“naufragio”, como nuestro fundador debemos estar atentos a sus gritos y socorrerles
haciéndonos sus compañeros de camino con un corazón tierno y compasivo.
Agenda del mes
- 2 de junio: p. Giorgio visitará la comunidad de Burkina Faso;
- 4 de junio: celebración de los 50 años de ordenación de p. Vittorio Vitali en
Valladolid (España);
- 5 de junio: Encuentro de exalumnos en Pavia;
- 16-18 de junio: Consejo general alargado en Tradate;
- 19 de junio: celebración de los 50 años de ordenación de P. Rinaldi, P. Vittorio,
P. Pier Luigi e p. Montani en Brescia
Pongo el camino de toda nuestra familia bajo la protección de la Virgen Inmaculada
nuestra querida Madre y de nuestro Santo fundador, San Ludovico Pavoni.
Un abrazo fraterno y siempre agradecido
Ricardo Pinilla Collantes
Tradate, 31 de mayo de 2022